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OPINIÓN

9 de enero de 2022

Matemática Ómicron: ¿cuándo empezarán a bajar los contagios?

Estimaciones locales e internacionales estiman que los casos podrían descender en dos semanas, pero advierten que depende de varios factores, entre los que se cuentan la vacunación, los cuidados individuales y hasta la inmunidad que confiere cada variante

Por NORA BÄR

Es lo que todos nos preguntamos: ¿hasta cuándo seguirá subiendo a esta velocidad el número de personas contagiadas por la nueva variante del coronavirus, que en estos momentos se propaga por todo el país? Si bien las estimaciones tienen un alto grado de incertidumbre y pueden variar en cada jurisdicción, está comenzando a imponerse la visión de que la curva pandémica podría comenzar a estabilizarse y bajar en entre 10 y 20 días. En esto coinciden tanto expertos locales como internacionales.

Un estudio del Institute for Health Metrics and Evaluation (IMHE), de la Universidad de Washington en Seattle, Estados Unidos, calculó que la Argentina tendría su pico máximo de contagios por la variante Ómicron el 25 de enero, con más de 247.000 casos positivos en una jornada. A partir de allí, comenzarían a descender.

Sin embargo, especialistas locales explican que es imposible calcularlo con semejante precisión. “Es muy difícil predecir hasta dónde puede llegar, porque esa cuenta depende de muchísimos factores, no es solo una cuestión matemática –advierte el físico Jorge Aliaga, de la Universidad Nacional de Hurlingham, que viene analizando los números de la pandemia desde el primer día y acertando con sus observaciones–. Pero, en parte por el crecimiento tan rápido (fundamentalmente en Córdoba y en CABA, en Santa Fe y en algunos otros lugares), y por el hecho de que ahora hay menos reuniones, uno esperaría que la semana que viene los casos empiecen a bajar de a poco. A lo mejor en un primer momento no se ve por la saturación que hay (con 60% de positividad en los testeos). Y también porque hay jurisdicciones del interior donde Ómicron entró un poquito después”.

“Es todo bastante especulativo –coincide Rodrigo Quiroga, bioinformático de la Universidad Nacional de Córdoba–. Tenemos poca información, por lo que es difícil armar modelos y pronosticar. Pero uno podría barajar que en menos de un mes comenzaran a bajar los casos; en algunas jurisdicciones, incluso un poquito antes”.

Para Aliaga, la razón del aumento tan vertiginoso es también producto de una serie de datos. “Ómicron duplica la cantidad de casos cada tres o cuatro días –explica–. Es la señal que nos indica que está predominando, pero eso no dura mucho tiempo. De hecho, ya Córdoba no está duplicando a esa velocidad. Y en eso influyen tres factores. Por un lado, al crecer tan rápido, baja la cantidad de susceptibles (personas que se pueden contagiar). Es decir, uno entra en el ‘techo’ superior de la curva exponencial. Pero eso es muy difícil saber cuándo ocurre, porque depende de cuánta gente es susceptible a esta variante, que a su vez depende de cuántos se contagiaron, de los vacunados, de los que recibieron la dosis de refuerzo, de cuándo se la dieron…”

También puede ocurrir que los casos dejen de subir pero eso no se vea reflejado en los registros; es decir, que empiece a bajar la positividad, pero no los contagios, porque se satura menos el sistema y mejora la detección. 

“Y lo tercero que ocurre cuando suben tan rápido los casos es que empiezan a tomarse medidas, directas o indirectas –agrega el científico–. En Córdoba se prohibieron eventos masivos, pero en otros lugares simplemente la gente suspende reuniones, se cuida más... Todo eso conspira contra la factibilidad de hacer una simple extrapolación del crecimiento”. 

PIlar Fernández, investigadora argentina que trabaja en el Instituto de Salud Global Paul G. Allen, de la Universidad del Estado de Washington, en los Estados Unidos,  destaca que se está viendo que el riesgo de transmisión en el hogar es  tres veces mayor para un caso índice de Ómicron comparado con un caso índice de Delta. "Dada la evasión parcial de esta variante y un período de latencia menor, no sorprende ver una curva tan empinada de casos y de una gran magnitud –agrega–. Aunque no hice los números, el tiempo de duplicación es más rápido que en otras olas, incluso comparado con lugares donde al inicio no hubo ningún tipo de intervención (como en Nueva York)".

Efectivamente, para calcular hasta cuándo seguirán creciendo los casos hay que tener en cuenta los “tiempos de duplicación”. En algunas provincias, llegaron a ser de entre 2,5 y 3,5 días (se duplicaban los casos aproximadamente dos veces por semana o algo más). “En este momento, en Córdoba y en CABA esa velocidad ya está bajando en forma notable –destaca Quiroga–. En la primera, rondaba los siete días”.

Otro dato que es imprescindible tener en cuenta es el R0 (índice de reproducción básica, a cuántos les transmite el virus una persona infectada), pero no se sabe del todo porque para eso hay que conocer cuánta es la “evasión inmune”. 

“Según la que se midió, de alrededor del 50 o 60%, la velocidad de crecimiento de casos en Sudáfrica y en el Reino Unido permitió estimar un R0 de 4,5 aproximadamente –explica Quiroga–. Eso, si el ‘intervalo serial’ (el tiempo que pasa desde que una persona infectada tiene síntomas a que los siente la persona que se contagió) fuera el mismo que el de otras variantes. Pero [ese parámetro] parece haberse reducido de 5 días a alrededor de 2,4 y eso implica que en realidad el R0 es menor. Si uno utiliza ese nuevo intervalo serial estimado y basado en unos poquitos trabajos científicos, eso indicaría que el R0 es bastante menor y podría estar en el orden de 2,5 a 3. Todo indica que sería muy inferior incluso a Delta, ni hablar del sarampión. Vemos que aumentan tan rápido los contagios por este intervalo serial tan cortito. Las personas pueden estar contagiando a las 24 o 48 horas de infectarse, que es algo que no ocurre casi con ningún otro virus".

"El R tiene dos componentes: uno, la tasa de contacto y la contagiosidad (el 'beta', del cual podemos asumir que ambas aumentaron para la Argentina comparadas con Delta) y por otra parte la tasa de 'latencia', cuánto pasa entre el contacto infeccioso hasta que se empieza a contagiar –agrega Fernández–. La tasa de latencia es menor con Ómicron que con variables anteriores pero el beta es mayor, el primero reduce el R, pero el segundo lo aumenta. No me animo a dar una estimación del R exacto pero seguro es menor que  el del sarampión, seguro mayor que el de la influenza, probablemente dentro del rango de Delta. Pero siempre es importante recordar que el R depende del contexto, no es una constante".

Esto, a su vez, determina qué porcentaje de inmunidad colectiva se necesita para que deje de circular una variante, la cantidad de personas que uno necesita que sean inmunes. Se estima que se necesita una inmunidad colectiva del 60% para frenar esta variante. Esto se puede ver de dos formas: o el ciento por ciento de la población tiene el 60% de inmunidad, o el 60% tiene un 100% de inmunidad. O cualquier cosa entre esos valores, que es lo más probable, porque estos modelos son una simplificación”. 

Las dificultades para hacer un pronóstico no terminan allí. La inmunidad varía a lo largo del tiempo. Sube mucho cuando una persona se infecta o recibe una vacuna y luego va bajando. Sin embargo, los especialistas barajan que entre un 20 y un 30% de la población infectada con Ómicron podría bastar para que los casos comiencen a disminuir. “En la Argentina, esto se traduce en  alrededor de 9 o 10 millones de infectados  –calcula Quiroga–. Al ritmo que vamos, se podría estimar que se producen entre 200.000 y 300.000 contagios reales por día, y ya tenemos aproximadamente dos millones de infectados por esta variante, con lo que faltarían de 6 a 8 millones. Esto indicaría que en menos de un mes comenzarían a bajar los casos”. 

Si a esto se le agregan modificaciones de comportamiento (como uso adecuado de barbijos, aislamiento de contactos estrechos y disminución de reuniones), eso podría ocurrir incluso antes. “Creo que en Córdoba Capital vamos a empezar a ver bajar los casos en los próximos días –arriesga Quiroga–, en la provincia, alrededor de una semana después, junto con CABA y PBA quizás una semana después. En alrededor de dos semanas, uno esperaría empezar a ver una disminución de los casos en PBA. Las demás provincias empezarían a experimentar el descenso no demasiado lejos de eso. Siempre antes de fin de mes”. 

También es difícil estimar qué porcentaje de la población total está inmunizada. Para la socióloga y asesora del Ministerio de Salud de Córdoba, Sol Minoldo, “En el país se detectaron cinco millones de infecciones. Pensar que vimos una de cada cuatro es muy optimista, sobre todo en momentos de casi colapso. Veinte millones de infecciones es un piso, una estimación conservadora. Supongamos que hubo 75% de primeras infecciones, son 15 millones, el 30% de la población.  Siendo éste un cálculo conservador, no me parece nada exagerado considerar que el 50% de la población tuvo Covid”.

“Es una pregunta casi imposible de responder –destaca Quiroga–. Primero habría que saber respecto de qué variante, ya que cada una otorga diferente inmunidad frente a diferentes variantes y a su vez varían con el tiempo. Es muy probable que pasando esta ola alrededor del 60/65% de la población haya tenido al menos una infección por Covid, pero eso no implica inmunidad total ni mucho menos. En Sudáfrica se estima que en cada una de las olas se contagió a más del 60% de la población, ya tuvieron cuatro y siguen teniendo.  Está claro que la infección no garantiza inmunidad duradera ni robusta a largo plazo”. 

A propósito de esto, un informe realizado en Qatar analizó cuánto protege la infección previa con otra variante contra el cuadro sintomático de Covid-19 y estimó que con Alfa ese número sería del 90%, con Beta del 85%, con Delta del 92% y con Ómicron del 56% (doi: https://doi.org/10.1101/2022.01.05.22268782).

"Los casos posiblemente sigan aumentando en el nivel nacional por lo menos por un mes más a medida que Ómicron se va expandiendo por jurisdicción –reflexiona Fernández–. En Córdoba va a dejar de crecer antes que en otros lugares. Dependerá de cómo varíen los comportamientos de la gente".

Aunque, debido a tan alto número de incógnitas, no se pudieron hacer simulaciones sólidasparece bastante claro que el máximo de camas de terapia ocupadas va a ser muy inferior al anterior (probablemente en torno de un 30% de las alrededor de 8000 que se ocuparon en el invierno de 2021). Y dado a que ya está bastante bien establecido que Ómicron no tiene facilidad para generar distrés respiratorio en pacientes vacunados (como la mayoría de los adultos en el país) también habrá menos necesidad de utilizar respiradores.

A diferencia de lo que ocurrió en los últimos dos años, esta vez en lugar de saturarse las terapias intensivas se están viendo problemas en los servicios de atención, particularmente en ciudades turísticas y pueblos pequeños. “Allí hay que tener aceitado el traslado de pacientes”, subraya Quiroga. 

Algo similar aplica a los fallecidos, cuyo máximo se espera que sea mucho más bajo: alrededor de un 10/15% de los máximos anteriores. “Como mucho, esperaría unos 100 fallecidos por día, me cuesta pensar que superaremos esa cifra”, concluye. 

Fuente:www.eldestapeweb.com

 

 

   

 

 

 



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