OPINIÓN
23 de mayo de 2021
Operativo de imagen, gestión y limpieza
Gustavo Valdés cerró la semana protagonizando la escena política local, regional y nacional por varios motivos. Fue noticia nacional porque esel gobernador con mejor imagen en el país.Venía haciendo podio hace varios meses, pero esta vez llegó a las porteñas letras de molde, porque hizo punta y corrió de ese sitial nada menos que al blindado jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta.
Por Eduardo Ledesma
Para El Litoral
El informe de CB Consultora Opinión Pública dice que el primer mandatario de Corrientes encabeza el ranking de gobernadores con mejor imagen de Argentina.Alcanzó el 71,4 % de aprobación durante mayoy desplazó a Rodríguez Larreta del primer lugar. Recuerda asimismo que Valdés dejó el cuarto lugar del ranking que había ocupado durante el mes de abril con el 67,1 % de aprobación, y que logró reducir las consideraciones negativas hacia su gestión: del 30 % de abril bajó al 27 % de mayo.
Fue noticia regional porque se anticipó a sus pares del NEA y también al presidente Alberto Fernández en el anuncio y puesta en vigor de varias medidas de cierre y bloqueo para morigerar los efectos de la pandemia.Ya el martes anunció que cambiarían las fases y el miércoles confirmó el retroceso a fase 2 y 3 de varios municipios importantes, incluida la capital, apelando a cierres parciales, además de activar restricciones zonificadas a lo largo y ancho del territorio.
Pero no fue todo.Valdés se desmarcó incluso de Rodríguez Larreta,su socio en el esquema nacional opositor de Juntos por el Cambio,y cerró las escuelas de las localidades más afectadascon la idea de contribuir al despeje de la movilidad, que es el factor que determina la mayor cantidad de contagios.
En ese marco, además, decretó la prohibición de circulación entre las 00:00 y las 7:00 de la mañana, y la extensión de un asueto a la administración pública provincial. El objetivo: disminuir en un 50 por ciento la circulación en las ciudades correntinas con mayor cantidad de casos, como Capital, Goya, Mercedes y Paso de los Libres, entre muchas otras, cuyos números fueron evolucionando en la semana con un agravante clave: en algunasse detectó la circulación de la cepa Manaos.
Estos próximos días serán clave para conocer si las restricciones decretadas por el Gobierno consiguen el efecto esperado, pues la provincia vivió hasta el miércoles en una suerte de normalidad solo alterada a la vista por la utilización de barbijos y protocolos sanitizantes más o menos flexibles en los espacios cerrados, clases presenciales en los niveles iniciales, primarios y secundarios, actividades deportivas, recreativas y religiosas, y una vida nocturna intensa, legal e ilegal, ajena a los llamados —insistentes y desesperados— a la responsabilidad social.
Pero el gobernador Valdés también fue noticia en Corrientes.Lo fue porque el río suena. Y porque al no tener una oposición que estructure todavía un proyecto alternativo, atractivo para la opinión general y que, más allá de los diagnósticos y las chicanas, encarne una voz que dispute la agenda pública y capte la atención de las audiencias y del electorado, cualquier movimiento interno de la UCR y de la alianza ECO suenan como si fueran los crujidos del gobierno.
La interna radical está en movimiento, nadie lo niega. Pero es por algo que excede la candidatura a gobernador, validada ya afuera y adentro del espacio partidario, lo cual incluye a Ricardo Colombi, a quien no le quedó otra que levantar la mano de Valdés, rodeado por la evidencia de acompañamiento y consenso político.
(Dicen de hecho que la candidatura de Valdés en la provincia y de Tassano en Capital estaba resuelta de antemano, pese a las quejas privadas y públicas del exgobernador y presidente del partido. Y que esa salida radial, previa a la reunión del radicalismo en la que se oficializó la cabeza de fórmula, no fue más que un hábil intento por anticiparse a una jugada que lo excedió o que lo mantuvo al margen).
Pero más allá de esto o de aquello,lo que se disputa aquí, y que se disputará de aquí al futuro, será el manejo del partido y de la alianza,y en ese camino pueden quedar heridos o magullados. El doctorRaúl Martínezfue el primero, aunque no fue su primera vez.
El exlegislador y exfuncionario provincial, y hasta la semana pasada director del hospital de Goya, fue “invitado” a dejar su cargo luego de que saliera a blanquear sus intenciones de ser candidato a intendente de la segunda ciudad de la provincia. Hay más: el propio Martínez dijo que el ministro de Salud, Ricardo Cardozo, fue el encargado de pedirle la renuncia.
Dicen que el hecho generó picazones en el seno de la UCR, sobre todo después de que Ricardo Colombi saliera a pedir clemencia para el doctor, dejando expuesta la interna, que se hizo más notoria cuando algunos trolls de plumas y martillos salieran a decir que era falso lo que en realidad era verdad: queColombi estaba enojado porque echaron al director de hospital que estaba, tal vez, apadrinando como candidato.
La noticia es así: el director del hospital de Goya, Raúl Martínez, confirmó quele solicitaron la renuncia por realizar “política y actos de proselitismo”en el momento en que esa ciudad registra un promedio mayor de 50 casos diarios de covid-19. Como reacción, el Comité provincial de la UCR pidió al Gobierno que revierta la medida.
Ese comité, presidido por Ricardo Colombi, emitió un comunicado en el que respaldó al médico y solicitó “que se deje sin efecto la apresurada decisión”. Ese comité trabaja también, al parecer, en la nominación sistemática de candidatos distintos a los que tienen avales del gobernador.
Lo concreto es que Martínez hacía proselitismo en el hospital y ese acto (además de correrlo de su función específica) configuró un exceso (político) que desafió una postura que ya cobró forma en el radicalismo y en el Gobierno: apoyar al actual secretario de Desarrollo Social,Mariano Hormachea,comocandidato del partido y de la alianza para suceder a Ignacio Osella, quien, aun pudiendo hacerlo y con números para lograrlo, decidió no presentarse para un nuevo periodo en la intendencia.
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Todo esto no debiera ser más que ello. Pero es un poco más porque la interna se desarrolla en medio de una pandemia y la política tiende a confundirse con lo público.Pero, en el fondo, lo que está pasando tal vez sea lo mismo que pasó en 2013: lo que la relatoría del gobierno de entonces llamó el“operativo limpieza”que encabezó Colombi para poner en marcha lo que fue el primer gobierno reelegido de la historia de Corrientes. El primero en juntar sus cosas fue el subsecretario de Desarrollo Humano, que entonces no era otro que Raúl Martínez.
Son los hilos del destino: de aquel echado a este defendido Martínez pasaron cosas.Lo que no pasa ni cambia son esas formas de la política: el apego al más rústico pragmatismo sin cara ni corazón, y a la más conveniente amnesia temporal.
La jugada de Martínez puede leerse, en definitiva, hasta que se demuestre lo contrario, como una acción más de la ensordinada interna radical, publicada en cuotas,muy parecida a los movimientos dizque insuflados por Colombi en el seno de ECo y que dieron forma a los reclamos desafiantes de Pedro Cassani primero y de Gustavo Canteros después.
Cassani ya recogió el hilo, un poco por sugerencia de sus partidarios y otro poco de sus socios, mientras que Canteros parece dispuesto a seguir hasta las últimas consecuencias,hasta colocar su candidatura a intendente en alguna boleta.
La política es el arte de lo posible y todo puede pasar siempre. De hecho está pasando, aunque tal vez antes de tiempo, si es que alguien calculó otra cosa:Valdés está configurando su volumen y construyendo espacio a esa medida, ejecutando el mando que le dieron los propios y que le reconocen los ajenos.
Fuente:www.ellitoral.com.ar