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EL TIEMPO EN LA CRUZ

NACIONALES

2 de marzo de 2021

Anunció que demandará a los exfuncionarios del gobierno de Macri por el endeudamiento con el Fondo. Destacó la reconstrucción del sistema de salud y el plan de vacunación.

No fue un discurso tibio ni para cumplir de manera burocrática con el mandato de inaugurar todos los 1 de marzo el período de sesiones ordinarias del Congreso. En las casi dos horas que duró el discurso presidencial, Alberto Fernández hizo un extenso racconto de lo realizado durante el primer año de la pandemia, el 2020, no sólo en la reconstrucción del sistema de salud sino también en el fortalecimiento del esquema económico para hacer realidad esa promesa de que primeros son los últimos. El Presidente aseguró que continuará trabajando de manera "incansable" para conseguir todas las vacunas necesarias contra la covid-19 y, además, mejorar los ingresos con más producción y con la quita del impuesto a las ganancias, entre otras propuestas. En este contexto señaló dos puntos cruciales: la necesidad de resolver la herencia maldita de la deuda con el FMI que dejó el macrismo, y, como tal, anunció la denuncia penal contra los responsables "de la mayor administración fraudulenta y de la mayor malversación de caudales que nuestra memoria registra". El otro punto fundamental fue su llamado a que los diputados avancen con la reforma del Poder Judicial, al que definió en crisis y, sobre todo, "vivir en las márgenes del sistema republicano".

Fernández no habló expresamente de elecciones, pero al girar su discurso alrededor de temas como la pandemia y la economía, más el Poder Judicial, terminó por mostrar que esos serán los ejes del debate para reformar las Cámaras legislativas. El discurso gustó mucho entre los propios. Un embajador argentino, muy cercano al mandatario, lo graficó ante este diario como un boxeador en el centro del ring "distribuyendo trompadas a discreción". 

El Presidente habló ante una Asamblea de estos tiempos de pandemia, con algunos sentados en sus bancas y el resto lo escuchó conectados a sus computadoras. En tanto, la Corte se sentó, con menos distancia entre sí, frente a un gran monitor.

La pandemia

Por lo general las crónicas parlamentarias suelen dar cuenta de las veces que un presidente es aplaudido durante su discurso ante la Asamblea Legislativa. En esta oportunidad, Alberto Fernández fue quien pidió el primer aplauso cuando al detallar el estado en que encontró el sistema sanitario ("un sistema de salud quebrado que mantenía cerrado hospitales, dejaba vencer vacunas y permitía pasivamente la diseminación de enfermedades que creíamos desterradas"), las tareas que se realizaron para reconstruirlo ante la inminente llegada de la covid-19 al país y el rol que tuvieron y tienen los trabajadores del sistema de salud, las fuerzas de seguridad, los diplomáticos y los maestros, pidió "un sincero aplauso". Todos lo acompañaron.

Ese homenaje no tapó una de las primeras críticas a la oposición macrista de la que dijo que "reclamaban cuidar la rentabilidad antes que la salud" y que luego acusaron al Gobierno de encerrar a la gente y que recurrieron a cualquier razón para romper protocolos con banderazos para "deteriorar la credibilidad de un gobierno que convencido buscaba preservar la salud de su pueblo". No fue la última.

Fernández destacó lo realizado y citó los 12 hospitales modulares, la implementación de más de 4.000 unidades de terapia intensiva y, por supuesto, la búsqueda de las vacunas y la vacunación. No se olvidó del vacunatorio paralelo del Ministerio de Salud y afirmó que "ningún Gobierno se puede arrogar el privilegio de no cometer errores, pero todo Gobierno sensible sí tiene la obligación de corregir esos errores para desterrar cualquier indicio de privilegio o falta de solidaridad". Resaltó la fabricación conjunta con México de la vacuna Oxford/AstraZeneca e indicó que con el gobierno mexicano y la Celac trabajan para alcanzar en América Latina "la distribución de vacunas a precio accesible".

La economía

Si hay algo que necesita el país, y Fernández lo sabe, es reconstruir el aparato productivo, incrementar los puestos de trabajos y mejorar los salarios. Por eso, durante buena parte de su discurso se concentró en la producción industrial y cuáles serían los proyectos que tiene para favorecerla. Por lo pronto inscribió la producción de cannabis medicinal, la actividad hidrocarburífera y el agregado de valor a la producción agropecuaria. Anunció también el envío de leyes para fomentar la producción de autos eléctricos. También dijo que propondrá mejoras para fortalecer las compras nacionales de medicamentos.

Luego vinieron los cuestionamientos a las empresas que explotan los servicios públicos de gas y electricidad. Sobre ellas dijo que enviará un proyecto de ley que declare la emergencia de servicios públicos con el objeto de desdolarizar las tarifas y adecuarlas a los ingresos en pesos.

El FMI

Fernández destacó la negociación que se lleva adelante con el Fondo. La consideró crucial para el despegue económico del país (dijo que ya está comenzando) pero advirtió que esa tarea será lenta ("No queremos apresurarnos. Apuro por acordar tienen los pícaros de siempre", dijo) y advirtió que no habrá ajustes y resaltó que el acuerdo deberá contar con el respaldo del Congreso. 

Eso sí, describió al detalle los pormenores políticos que tuvo el súper endeudamiento con el FMI para favorecer la reelección de Macri y, en ese sentido, anunció la apertura de una  querella criminal contra exfuncionarios del gobierno de Cambiemos que favorecieron el endeudamiento de más de 44 mil millones de dólares. El Presidente dijo que es preciso "determinar quiénes han sido los autores y partícipes de la mayor administración fraudulenta y de la mayor malversación de caudales que nuestra memoria consideró el jefe del Estado". Fernández no lo nombró pero entre los primeros acusados de esa querella estará el expresidente Macri. 

La justicia

El Presidente describió con dureza al Poder Judicial cuando dijo que "vive en las márgenes del sistema democrático". Habló de privilegios como el no pago del impuesto a las ganancias, pero también puso como ejemplo, sin nombrarlo, al fiscal Carlos Stornelli, "procesado por delitos tan severos como el espionaje ilegal de ciudadanos o el de extorsión que sigue en funciones como si nada de esto lo afectara". Luego se refirió a las visitas que hacía el titular de Casación, Gustavo Hornos, al entonces presidente Macri que coincidían con las inmediatas sentencias contra entonces opositores políticos.  

En ese sentido Fernández conminó a Diputados a "que asuma el rol de control cruzado sobre el Poder Judicial", pero también le pidió que apruebe la reforma judicial, la selección del jefe de los fiscales y anunció que enviará un proyecto para reglamentarel artículo 280 del código de procedimiento civil y comercial más la reformulación del Consejo de la Magistratura y el establecimiento del juicio por jurado de delitos graves.

Sin duda que estos temas centrales en el discurso presidencial dan cuenta del reimpulso político que Fernández le imprimió a su gobierno y que dan cuenta que la pospandemia ya comenzó.

Fuente:www.pagina12.com.ar



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