OPINIÓN
25 de abril de 2020
Tiempos de pandemia
"Que mueran los que tengan que morir", al parecer es la frase o concepto elegido por algunos renombrados personajes de la élite mundial para definir su posición ante la pandemia de Covid 19 que azota al mundo.
"Quién dijo que todo está perdido?
Yo vengo a ofrecer mi corazón...
..No será tan fácil, ya sé qué pasa,
No será tan simple como pensaba,
Como abrir el pecho y sacar el alma,
Una cuchillada del amor..."
Fito Paez - "Yo vengo a ofrecer mi corazón"
"Que mueran los que tengan que morir", al parecer es la frase o concepto elegido por algunos renombrados personajes de la élite mundial para definir su posición ante la pandemia de Covid 19 que azota al mundo.
Reprochable expresión que se complementa perfectamente con otras consignas dichas con anterioridad como, " son pobres porque quieren" , " no estudian porque son vagos", " no quieren laburar " , etc etc. repetidas en incontables ocasiones por actores de todos los niveles políticos que también se alistan en las filas del neoliberalismo, y que aún hoy son coreadas hasta el hartazgo por los grandes medios de comunicación que difunden la voz de los centros del poder económico y financiero.
En esa línea se han expresado los actuales mandatarios Donald Trump de los EEUU, Jair Bolsonaro de Brasil, ex mandatarios como Mario Sanguinetti de Uruguay, Mauricio Macri de Argentina, Julio Cesar Uribe de Colombia, empresarios como Alejandro Roemmers e incluso algunos intelectuales entre quienes resaltan las figuras de Mario Vargas Llosa, Marcos Aguinis y Fernando Savater, entre otros.
Las políticas impulsadas por el fundamentalismo de mercado encarnada en los actores mencionados nos arrojan como secuela algunos números, que en verdad son personas, seres humanos.
8.500 niños mueren diariamente en el planeta por problemas relacionados al hambre, según UNICEF.
En el 2.017 se murieron 6 millones 300 mil niños por problemas de pobreza.
Actualmente alrededor de 1.500 millones de personas viven en la indigencia en el mundo, con menos de 2 dólares por día.
En el año 2.018 más de 24 mil niños fueron asesinados o mutilados por guerras y conflictos armados.
El 85% de la riqueza global está en manos del 1% de la población del mundo, es decir que el 99% de la población del planeta tierra debemos disputarnos el 15% que queda.
Si tuviéramos que reflexionar siguiendo la lógica de falsa meritocracia con la que se expresan los integrantes de la selecta minoría que conforman la élite global y sus medios (hegemónicos ), deberíamos concluir que el 99% de los habitantes de éste mundo son burros, haraganes y vagos. Inferiores, tal vez ? No lo dicen pero está latente.
Que los únicos aptos, en consecuencia, inteligentes y esforzados son quienes integran el club de los ultra mega millonarios Ceos de de los monopolios multinacionales como los Rockefeller, los Rothschild, los Soros, Bill Gates, y sus respectivas versiones domesticas.
Estados Unidos tiene al día de hoy más de 50 mil fallecidos por Covid 19 y Europa supera los 120 mil. Vivimos una crisis y pandemia mundial inédita, que pone al desnudo las mentiras e injusticias del sistema económico financiero que gobierna el mundo y que nos dicen que es el único viable o posible. Pero como se ha dicho tantas veces una crisis no deja de ser una oportunidad para comprender que es necesario y urgente un cambio profundo, con una fuerte presencia del Estado que ponga límites a la voracidad de los buitres de la economía financiera global. Que en el caso argentino esta crisis/oportunidad sea aprovechada para modificar el sistema impositivo, haciendo que paguen más los que más ganan, grabando fuertemente la especulación financiera y castigando con cárcel a los grandes evasores.
Al mismo tiempo y sobre todo los países como Argentina deben invertir mucho y de manera sostenida en el tiempo en educación, salud, Ciencia y tecnología. Se debe legislar en materia de medios, la concentración en pocas manos es asfixiante para la democracia, y también en cuestión de redes, la mentira y el engaño a través de noticias falsas debe penarse.
Que se produzcan cambios profundos o sigamos igual o peor que antes de la pandemia depende exclusivamente del pueblo, de todos , de nadie más. Que la humanidad y el país tengan un mejor destino depende de lo que hagamos desde lo colectivo, los mesías e iluminados no existen.
Exigir cambios que apunten a lograr un mundo con más igualdad de oportunidades, más equitativo y justo depende de todos, para ello es necesario reinventarnos, recuperar el valor de la palabra, de la honestidad, de la solidaridad. Los problemas de uno o de algunos deben ser entendidos como de todos. Nunca más la indiferencia , nunca más el mirar para otro lado, frente a la injusticia, el hambre, el analfabetismo, la explotación, el abuso o la violencia. Deberíamos asumir definitivamente que estas son situaciones que no podemos ni debemos tolerar, si es que queremos mejorar. Si alcanzamos algunas de estas metas es porque habremos conseguido también tener una dirigencia con valores, renovada, sencilla, más humana, cercana a la gente y fundamentalmente decente.
Es decepcionante escuchar a tanta gente decir que cada cuatro años elegimos quién nos roba.
Si no lo logramos entre todos, corremos el serio riesgo de retroceder y definitivamente estar peor que antes de la pandemia. Imperará la ley de la selva, la ley del más fuerte. La Argentina podría perpetuar su sometimiento y en los pueblos como el nuestro nos quedará únicamente la posibilidad de asistir periódicamente a cambiar de patrón no de destino. La responsabilidad es enorme, de todos depende. No está todo perdido, el tiempo es hoy.
Por: Carlos "Pindú" Enrique