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EL TIEMPO EN LA CRUZ

DEPORTES

7 de febrero de 2013

La Selección lo liquidó en un tiempo por su poder ofensivo

Con un gol en contra, uno de Agüero y otro de Higuaín, Argentina cerró su buen trabajo del primer período con un 3-1 lapidario para los suecos, que recién descontaron en el final.

 

El partido fue corto. Mucho más corto de lo que marcan los noventa minutos de juego y los cuatro que adicionó el árbitro francés Antony Gautier.

Fue corto en intensidad, en emotividad, en juego.

En menos de treinta minutos, Argentina demostró que es más que Suecia y liquidó el trámite. Puso las cosas en claro de entrada. Suecia tomó nota: a la Argentina hay que respetarla, porque en cualquier momento marca el desequilibrio.

La chispa provoca una explosión y ahí están los goles. Los que ponen las cosas en su lugar y permiten pensar, hacer circular la pelota, jugar con paciencia y aplomo, incluso engordar el marcador. Porque aún sin acelerador a fondo, en el segundo tiempo, la Selección pudo conseguir y mereció algún gol más.

Se sabe, el equipo de Sabella tiene los mejores cerrajeros para abrir las defensas. No es sólo Messi. Messi es el imán, el hombre de la genialidad. El que aparece como un rayo y resuelve con calidad y derrumba las reservas anímicas de quienes lo marquen. Pero, además, Messi también hace jugar al equipo. Porque administra la pelota y con sus pases punzantes complica a cualquiera y en cualquier lugar de la cancha donde se ubique. A Messi siempre se le pide más y más, porque no tiene límites. Aunque ayer, con el partido resuelto rápidamente, lo que ofreció fueron pincelazos aislados y lo que provocó fue preocupación en continuado para los rivales.

El que tomó la batuta fue Di María y alrededor de él se armó Argentina. Di María le puso velocidad y mostró el camino: había que robar la pelota en las salidas de los suecos. Y así se hizo. Cada contraataque que armaba Argentina con instinto de gol mostraba las grietas profundas de la defensa local. Y atentos a eso estuvieron siempre Higuaín y Agüero. Este último parece el mejor socio de Messi porque hablan el mismo idioma. El Pipita es un trabajador del área, barre las marcas y crea espacios para los demás, pero cuando la pelota cae en sus pies y está en posición, no perdona. Como no perdonó dos veces. La primera a los 3 minutos. Buscó el arco y el pie de Lusting y su cruce peligroso hicieron el resto. A los 22 minutos sólo necesitó estar atento para aprovechar el rebote que dio el arquero Isaksson después de un disparo de Messi. Un rato antes, un pase de Di María le permitió a Agüero convertir el segundo gol.

Con este nivel de delanteros, las esperanzas argentinas se alimentan en cada partido y hasta tapan otros desequilibrios de funcionamiento. Si se gana se toma confianza y hay que hilar más fino para encontrar los errores.

Pero como éste es un tiempo de pruebas, no pueden pasar inadvertidas las carencias defensivas.

Allí faltan garantías y se acentúan las dos caras de la Selección. La lucidez del ataque y las dificultades en pelota parada, en los centros cruzados, en el juego aéreo. Se está en plena búsqueda, aún hay tiempo y lo que hay que lograr es confianza.

Zabaleta fue casi un volante de salida por derecha. Su única complicación fue cuando Ibrahimovic, que pareció que estaba de compromiso en la cancha, se tiró por su costado en el arranque.

Suecia no es un equipo duro. Cuando lo presionan, se equivoca y también se desanima. Pero no se entrega. Le hizo dos goles a la Argentina, aunque en el juego estuvo mucho más lejos. Uno de cabeza (Jonas Olsson) y otro de tiro libre. Como para tener muy en cuenta.

Por momentos se redondea a la perfección uno de los principios elementales del fútbol: que aparezcan los triángulos para descargar la pelota.

Si uno avanza y hay dos opciones de pases, todo resulta más sencillo. Argentina lo hace y encuentra receptores veloces que van a buscar quebrando las líneas rivales. Para dar el inicio de la jugada, en ese sentido, está Gago atento a esa distribución fina, al pase entre líneas que desequilibra.

Argentina tiene lo más difícil de lograr: talento y goles.

Lo demás se consiguelogra con trabajo de orfebrería. Cuando logren convivir bajo un mismo techo los de adelante y los de atrás, se habrá logrado el equilibrio perfecto para alimentar los sueños. Tal vez no estemos tan lejos.

Fuente: www.clarin.com



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