INTERNACIONALES
15 de enero de 2018
El papa Francisco inicia hoy una visita de tres días a Chile
Entre los chilenos la imagen de Francisco es baja, cae en picada el número de católicos y está presente el desafío de los mapuches radicalizados.
El Papa Francisco iniciará hoy una visita de tres días a Chile, seguida de otra de la misma duración a Perú- donde deberá desplegar todas sus condiciones de líder y su carisma para sortear con éxito acaso el viaje más desafiante de los 22 que realizó durante su pontificado. Es que una serie de situaciones adversas se conjugan en el país transandino, que lo tornan particularmente delicado. Por lo pronto, llega a la nación latinoamericana donde cosecha la menor valoración. Con una Iglesia chilena que tiene la peor aprobación de la sociedad respecto a la del resto de la región, y que sufre la mayor pérdida de fieles. Se suma a ello la tensión con sectores mapuches radicalizados que vienen protestando por su visita e incluso atentados a cinco iglesias de Santiago, ocurridos el viernes. Lo cual llevó a extremar las medidas de seguridad. Según una encuesta de Latinobarómetro, que se conoció en los últimos días, en Chile Francisco tienen una evaluación favorable -de 1 a 10- de 5,3 sobre 10, lejos de Paraguay, donde la aprobación llega al 8,3. La confianza en la otrora prestigiosa Iglesia chilena -que jugó un destacado papel contra la dictadura de Augusto Pinochet y en la cercanía a los pobres- cayó en los últimos 20 años del 80 al 36 por ciento. Mientras, la cantidad de católicos se derrumbó -en ese período- del 74 por ciento de la población al 45 por ciento.
Los casos de pederastia cometidos por miembros del clero, entre ellos el más emblemático es el del sacerdote Fernando Karadima, condenado por la Justicia y expulsado del sacerdocio- es el factor que más ha perjudicado la imagen de la Iglesia, además de la pérdida de religiosidad de la gente, entre las principales razones. El propio Papa quedó afectado por el escándalo, cuando, hace dos años, nombró obispo de Osorno a Juan Barros, un prelado que se había desempeñado en la parroquia a cargo de Karadima en Santiago.
La designación provocó reacciones airadas de quienes consideraron que Barros no podía ignorar el proceder delictivo de Karadima y que, por lo tanto, el Papa no debió nombrarlo. De hecho, interrumpieron la ceremonia de toma de posesión a los gritos. Consciente de la enorme indignación por estos hechos -en Chile se contabilizaron 80 casos de pederastia cometidos por curas- el Episcopado chileno admitió la posibilidad de que el Papa se refiera al tema.s
Fuente:www.nortecorrientes.com