Jueves 28 de Marzo de 2024

Hoy es Jueves 28 de Marzo de 2024 y son las 18:21 -

20.1°

EL TIEMPO EN LA CRUZ

LA CRUZ

24 de mayo de 2017

Con 66 años, una docente jubilada corre, escala, cruza ríos a nado y hasta un desierto en bici

Una ex maestra es representante de este deporte en Corrientes. Con su edad, es la única mujer en su categoría que realiza recorridos de alto impacto. Nadó por ríos de Corrientes, Misiones y Formosa, también corrió por sus montes nativos y hasta atravesó el desierto de Atacama en Chile en bicicleta. Su historia.

Por Roxana Feldman (@roxifeld)

Silvia Córdoba es oriunda de La Cruz, Corrientes, jubilada como maestra de grado, mamá de 7 hijos y apasionada del deporte. Esto es una pequeña oración que intenta resumir su vida, pero sus logros se merecen muchas líneas más. 
Su amor por el deporte nació como una casualidad y del modo más amateur. Hace 36 años se mudó a Presidencia Roca en Chaco, donde vivía en una estancia a 15 kilómetros de la ciudad. Fue allí que comenzó a correr siguiendo el consejo de su marido que le recomendó hacer actividad fìsica para “activar la circulación”, ya que tenía la presión baja.
El ‘running’ se apoderó de su rutina, aunque en ese momento no lo conocía por ese nombre, sino que era el medio de transporte para llegar a la escuela rural donde trabajaba.

La bandera de su pueblo querido, La Cruz, la acompaña en cada competencia.

Al no haber practicado deportes anteriormente, corría descalza porque no tenía zapatillas. Lo hacía a monte traviesa: “Corrí 12 años descalza, en arena, por agua, por barro, por tierra arada pero no sentía nada porque la planta del pie se va fortaleciendo, entonces las espinas no te hacen nada, te las sacás y seguís”, recordó Silvia. 
En el interín, veía de cerca la vida de comunidades originarias del Chaco. Y al llegar a su lugar de trabajo, a veces totalmente embarrada, se duchaba, se ponía el guardapolvos y los zapatos y se brindaba al oficio de la enseñanza. A la hora de la salida, volvía a descalzarse y hacía el recorrido inverso hasta su hogar.
Su espíritu aventurero era de extrañarse. En esa época, hace 36 años, “la mujer no hacía lo que hace ahora”. Correr, andar en bicicleta, y nadar en forma solitaria le ganó una fama de “bicho raro”, aunque su desempeño despertaba “fascinación” en sus alumnos y la admiración de sus allegados.
Corrían los últimos años de la década del 90 cuando se muda con su familia a Corrientes. Sus hijos, ya en la facultad, le advirtieron: “Mamá, te comprás zapatillas; ni loca vas a salir descalza a correr en la ciudad”. Después de 12 años, conoció el calzado deportivo y siguió corriendo. Lo hacía por el puente “que era el lugar que conocía”, y siempre sola y sin compañía de otros. 
Un día, uno de los corredores que recorría la Costanera, la invita a participar a una carrera: “Yo estaba intrigada porque no sabía cómo era, nunca corrí para competir, todo era amateur lo que hacía hasta ese entonces”, cuenta de esos días. Así fue cómo conoció el mundo de la competencia. Un mundo donde no había mujeres de su edad: “Eran todos hombres, en mi categoría no había mujeres”. 
“Corro, me dieron mi primera medalla, y ahí no paré más, porque como se dice es una “adicción”, porque una pasa a depender mucho de eso. Yo con el deporte me siento cada día más fuerte, más sana, con más brío con más energía. Me hago los chequeos anuales y me dicen - ‘Silvia estás perfecta’, y eso para mí es más gratificante que un trofeo porque es calidad de vida que yo estoy incorporando”, sintetiza.

EXPERIENCIA ÚNICA. El año pasado Silvia participó en una travesía en bicicleta en el desierto de Atacama en Chile. Fue la única inscripta en su categoría.

PARA MEJORAR LA CALIDAD DE VIDA NO HAY EXCUSAS 

Silvia aprendió a correr sola, y aunque en el camino cosechó amigos de todas las latitudes, esta costumbre no se modificó. “No tengo grupos para correr, entreno sola, me muevo sola, entonces no estoy esperando y no hay excusas, aunque llueva o truene estoy corriendo, andando en bici, nadando sea invierno o verano”.

AMIGOS Y PAISAJES. Los triatlones le dejan amigos en cada competencia y recuerdos inolvidables.

“Es mucho de constancia, perseverancia y ponerte metas, y alcanzarlas. Y es el mayor ejemplo para todo lo que hagamos en la vida”, enfatiza. Y señala que en su familia todos son deportistas y explica que puede deberse a que “debe haber algo de genes, del verme, porque yo hablo y le inculco a mis nietos que el deporte hace bien, que es salud”.
Y los genes también explicarían su propia historia. Al ser consultada sobre si tenía referentes en el rubro, no duda: “Referente en la vida es mi mamá. Va a cumplir 83 años, tiene unas pilas, le gusta bailar, cantar, hacer teatro”. Aún con su edad, anda en bicicleta y Silvia la describe como el “alma matter de su familia”, y como un “ejemplo de vida”.
La persona que le dio la vida, cuenta, “jamás tiene mala onda, siempre está alegre y brindándose a la comunidad”. Además de usar la bicicleta, nada en el río en verano y sale con sus amigas una vez por semana. 
Es una mujer “gestora y que promueve actividades”, “en vez de quedarse encerrada con el camisón la chancleta mirando tele en su casa”. Por eso es su referente, porque es “un ejemplo de no dejarse estar”.
Consultada sobre el consejo que le daría a las personas que recién arrancan en un estilo de vida saludable, el primero es, justamente éste, no dejarse estar. “El dolor es señal de que tu cuerpo está trabajando, te va a doler los primeros días pero cada vez te vas a sentir mejor y cada vez más tu cuerpo va a pedir eso, habituate tanto hasta que sea una rutina” y empezá de a poco porque, como se dice, el “cuerpo se acostumbra”. 
Si se asume como estilo de vida, probablemente la alimentación y los hábitos se modifiquen junto a la rutina. Y esto es clave. Silvia no fuma, no toma y, si bien no tiene una dieta estricta, come carne magra dos veces por semana, mucha fruta y verdura. Además, nunca se estanca en sus objetivos. Ahora tiene la convicción de realizar buceo y practicar parapente.

Alma, corazón, físico y Dios. Silvia se encomienda a Dios en cada competencia debido a que cada travesía "son sumamente largas, extenuantes y forzadas para mi edad".   Fuente:www.ellitoral.com.ar

COMPARTIR:

Comentarios