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EL TIEMPO EN LA CRUZ

31 de diciembre de 2012

María Inés Pacheco: “La escuela común debe prepararse para la diversidad”

Apasionada por su profesión, por integrar a niños y por transmitir sus conocimientos. Esta profesora en educación especial trabaja buscando que los chicos con discapacidades o trastornos, se sumen a la vida social progresando de acuerdo a sus tiempos y condiciones. Asegura que no sólo se debe trabajar con el niño, sino con su familia y el entorno. Resalta el rol de la escuela como factor que ayuda al chico con discapacidades a relacionarse con sus pares.

María Inés Pacheco, desde hace tres décadas se dedica a trabajar ayudando a niños con discapacidades o trastornos en su integración social, educativa y cultural. Asegura que el discapacitado es “una persona y debe ser atendida como tal, con todos los derechos de sujeto y de ciudadanos que tiene”.
Luego de años de trabajar durante años como educadora especial para personas portadoras con deficiencias, volcó su experiencia en la carrera de Educación Especial para discapacitados Intelectuales, con el fin de que nuevos educadores comiencen a trabajar.
Por otro lado asegura que el sistema educativo está más abierto a la integración pero, que existe mucha confusión, es por eso que considera “la escuela común debe prepararse para esta diversidad y para medir todo el beneficio que tiene un sujeto al compartir ese espacio cultural con sus pares”.
Divide sus horas entre la atención de sus pacientes y la formación de nuevos profesionales que continúen el camino de la integración de personas especiales.

¿Cuál es el trabajo que realizás?
Llevo una vida dedicada a los niños portadores de algún tipo de deficiencia, desde hace 30 años que estoy en esto, y día a día se plantean nuevo desafíos, nuevas necesidades. Sobre todo para entender que la discapacidad es en relación a una condición social. Porque depende en qué situación se pone a un sujeto, para decir tiene una discapacidad o no, esta definición nos alcanza a todas las personas.
Y si pensamos en esos términos nosotros no tenemos que manejarnos con el diagnóstico en el niño, nosotros tenemos que ver qué es lo que ese niño puede hacer con las condiciones que tiene, ya sea con un hándicap o con las mejores posibilidades que tenga, es ahí donde tenemos que apuntar para relacionarlo e integrarlo.
Entonces, en función de eso, tenemos que ir pensando el momento evolutivo del niño, el encuadre familiar que tiene. Es por eso que atendemos fundamentalmente al niño y su entorno.
De ahí es que surge esto de que el niño sólo no es atendido, sino que se plantean intervenciones dirigidas a la familia y al entorno, respetando el momento de ese niño.

Esto es un concepto nuevo por que anteriormente se acudía al aislamiento de la persona con alguna discapacidad.
Si, es probable que haya marcado una época. Pero los paradigmas sociales que son los que actualmente se escuchan en todos los medios y tienen que ver con esa conjunción histórico – social – científica que se unen en algún punto, para decir “esto es lo que tenemos que atender hoy” y si tenemos en cuenta ese recorrido en la historia de la humanidad, las personas con discapacidad no llevan tantos años en ser atendidas.
Primero, como personas y después como discapacitados o qué lugar como persona se le dio. Entonces, dentro de esa gran situación o proceso dialéctico, llegamos hoy a este momento en que realmente se considera que es una persona y debe ser atendida como tal, con todos los derechos de sujetos y de ciudadanos que tiene, que son los que todo el mundo pregona.

¿Trabajás con chicos desde que edad?
Desde la detección de algunas desviaciones en su desarrollo y acompañando el proceso escolar del niño. Desde los primeros años, pero adolescentes no porque hay otras personas que se ocupan de los adolescentes, aunque eventualmente me ocupo de algunos sobre todo para pronósticos educativos. En este proceso que comenzaron a ser atendidos; que comenzaron desde muy chiquitos, con la estimulación temprana; que algunos tienen posibilidades de estar en escuelas comunes, y esta gran confusión que genera todo esto como nuevo, que eso si es novedoso; que tengan que estar en escuelas comunes.
Si bien acá en Argentina hace 20 años que tenemos la Ley de Educación, que contempla la inclusión de las personas portadoras de deficiencia, que incluye la escuela obviamente, aquí nos falta mucho todavía como sociedad y como sistema, hay que definir quienes son los que se ven beneficiados con una modalidad o con otra. Porque la educación especial sigue cumpliendo una función muy importante y que justamente debe atender al momento inicial del niño, para disminuir la discapacidad que pueda quedar y atender a la formación escolar y a la formación y capacitación laboral.     

¿Se da más la integración en las escuelas comunes, en los últimos años?
 No sé si se da más. Yo creo que hay mucha mayor intensión y mayor confusión con el tema, entonces hay un punto importante que es contar con los equipos que definan con que se va a ver beneficiado un sujeto. Acá viene una gran falencia nuestra, de parte del Estado, no se cuentan con esos equipos que definan. Por lo tanto hay una mayor oferta a nivel privado que a nivel estatal.

 
¿Esta situación crea desigualdades?
Para mi más que desigualdad crea confusión, por que quien inicia tempranamente considera que debe seguir en el sistema regular y no es esa condición, tiene mucho más posibilidades pero no es la única condición, porque hay una biología que es la injuria que ha recibido ese cerebro, que es la que va a determinar muchas de las posibilidades escolares de un sujeto, la escuela sigue siendo el espacio donde se transmite cultura, donde se tiene en cuenta el intelecto, donde hay aprendizajes que no se dan en otra instancia; por eso es muy importante la escuela.
Pero hay algunos niños que por su deterioro neurológico o biológico, tienen retardos mentales muy severos o profundos, entonces no es que la escuela común sea para todos.
También veo sujetos que son los que tienen retardo mental leve que deben estar en la escuela común, se los ve en las escuelas de educación especial, innecesariamente.
La escuela común ya debe prepararse para esta diversidad y para medir todo el beneficio que tiene un sujeto al compartir ese espacio cultural con sus pares.

¿Cuánto tiene que ver, en las posibilidades que tenga para desarrollarse ese niño, la situación económica de la familia?
Yo en realidad después de tantos años considero que es relativo lo económico, porque todo depende de cómo entienda la familia que debe acompañar este proceso. Entonces una familia que pueda acompañar va a ir encontrando; desde lo estatal, de hecho hay muy buenas ofertas, lo que pasa es que no está un dispositivo organizado con un equipo  que haga: detección e intervención temprana.
En todo el país se avanzó mucho con los diagnósticos, pero tenemos grandes dificultades con los centros de atención, están todos centrados básicamente en donde hay mayor cantidad de población o en las capitales, esto para una familia se vuelve impracticable por que debe viajar tanto yendo una vez por semana o una vez al mes, es lo que dificulta, ya sea público o privado.
Por esto yo relativizo, creo que hay suficiente oferta, una vez que se sabe lo que se tiene que hacer. Porque una familia puede tener todo el recurso económico y no dar con el lugar de hijo como cualquier otro hijo y el deterioro de ese niño es peor, porque si no es  incluido en la familia, en la sociedad,  no tiene un desarrollo de persona; que es a lo que apuntamos.

¿En los últimos años se amplió el panorama, volviéndose más específico respeto de los trastornos y las discapacidades mentales?
Creo que se progresó mucho en diagnósticos, en poder definir un poco más los cuadros, en que se maneje a nivel mundial con estadísticas y manuales diagnósticos, como por ejemplo en la actualidad es de uso común en DSM4, que es el manual de diagnostico internacional y quien va marcando las pautas para que cualquier médico vaya sabiendo que tiene, en que orientar al especialista y que pedir.
Por un lado este progreso es innegable, por otro lado podemos decir que dentro de los trastornos y en específicos. Hay una mayor prevalencia en trastornos que antes no se veían…

¿Pero esto es por el diagnóstico?
 Yo creo que no es por el diagnóstico. Pueden haber muchas hipótesis, puede que tenga que ver con el sistema familiar que se vive hoy, que no tiene absolutamente nada que ver con la constitución de familia de hace 20 años atrás, en donde los niños vivían más tranquilamente el proceso de desarrollo en su casa, con una madre presente y ahora por cuestiones de desarrollo de competencias o incluso económico, no están con sus madres fundamentalmente. Esto llevó a que los niños desde muy temprano tengan que estar en instituciones, yo particularmente no lo veo como un beneficio, lo veo como un mayor perjuicio que el niño desde tan temprano debe estar en una institución llámese jardín maternal o guardería.
Estos surgieron con un objetivo muy claro que eran para las madres que trabajaban, pero estos traen otras dificultades.
Los cambios sociales impactan mucho las condiciones de vida, esto fue alterando nuestra condición genética, los estudios científicos arrojan eso y somos expuestos a todos estos cambios y es probable que esto lleve a modificaciones genéticas en nuestros niños.         

¿Vos, a lo largo de tus 30 años de trabajo, notaste esta variación?
Si, se nota, es muy evidente que hoy llegan muy temprano. Doy un ejemplo: se sabe que el déficit de atención –que hoy está muy de moda- siempre existió pero con prevalencia del 4% en la población y en tantos años el déficit de atención puro no varió, si hay muchos chicos con déficit de atención pero producto de otras situaciones. Entonces ahí viene el tema que probablemente no sean diagnósticos de déficit de atención, sino que coayudan un montón de situaciones. Pero, por otro lado hay otro tipo de trastorno en el desarrollo que era excepcional como podían ser los del espectro del autista. Cada vez se van encontrando muchos más casos que tempranamente llegan, por que los pediatras comienzan  a advertir cuando hay dificultades en la adquisición del lenguaje, en la interacción social, lo básico; ya empiezan a pedir ayuda, otra mirada, intervenciones, esos son los casos que se ven mucho más.
También los trastornos genéticos que tuvieron un gran incremento y que si ya tiene nombre y apellido y esos van en aumento, también por el crecimiento de la población.

¿Los pediatras están preparados para observar este tipo de diagnóstico?
Son muy pocos los pediatras que piden este tipo de interconsulta y hace falta que los pediatras se unan a esto, porque naturalmente los niños llegan a los pediatras y son estos los que tienen que empezar a alertarse.   

  Fuente: www.diarioepoca.com

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