Martes 19 de Marzo de 2024

Hoy es Martes 19 de Marzo de 2024 y son las 01:44 -

25.7°

EL TIEMPO EN LA CRUZ

22 de julio de 2016

Ante una multitud, Pepe Mujica esbozó un alegato por la vida en la Feria del Libro

Habló de todo y para todos, pero centró sus palabras en un destinatario colectivo: la juventud. A ellos, los jóvenes, les pidió que aprendan de los viejos errores, que cometan los propios, pero que ayuden a cambiar la situación del continente, donde “la desigualdad es peor que la pobreza”.

No quiero convencer: quiero invitar a pensar”, dijo José “Pepe” Mujica, senador nacional y ex presidente de la República Oriental del Uruguay, ante el patio colmado de la Escuela del Centenario donde se desarrolla la Feria Provincial del Libro y que lo tuvo ayer como figura excluyente.
La frase claramente no fue ingenua, ya que el ex tupamaro paseó su tonada haciendo un llamamiento a la vida, a la solidaridad, a la integración y la justicia social. Apuntó directamente al corazón de los jóvenes, colectivo que en cantidad abundante colmó el patio escolar, espacio que por momentos fue una tribuna de vitoreos al octogenario dirigente político devenido en la voz de la conciencia latinoamericana, si es que existe tal cosa.
Con la charla de Mujica, que duró poco menos de una hora, la Feria cerró una jornada apoteósica, como pocas en la historia de la propia actividad que lleva seis ediciones: un verdadero acierto organizativo no sólo en cuanto a la convocatoria sino también en cuanto al contenido. Permitir que Mujica diga lo que diga en un ámbito como el de ayer, sin dudas marcará un antes y un después para los grilleros feriales, que apostaron a la diferencia y ganaron con creces.
Mujica es un diferente y en castellano básico exaltó ese amor por las diferencias, sobre todo por las diferencias de pensamiento que deben caber en el paquete del respeto y de la tolerancia, según dijo, para hacer una sociedad mejor, más justa, más inclusiva, que mire especialmente a los viejos y a los niños, como pidió en Brasil el Papa Francisco.
“No se puede liberar al pueblo si no se libera cada uno primero”, dijo contundente, para ganarse uno de los tantos aplausos de la noche fresca, pero calefaccionada por unos tótems gigantes que alimentaban el fuego a gas.
El gobernador Ricardo Colombi seguía henchido de satisfacción por su “logro”, pero desde el fondo del patio central de la escuela que albergó, anoche, a cerca de 1.500 personas. Adelante, sólo, en una mesa, Mujica desarrolló su tesis en favor de la vida que es, a su decir, la única mercancía que no puede comprarse ni venderse.
El ex presidente habló de buscar permanentemente la libertad y la felicidad que -graficó-, no es sensorial, sino un equilibrio con uno mismo, con las ganas y la alegría de hacer lo que uno quiere.
Hay que cuidar de los jóvenes, remarcó, hacer que aprendan de nuestros errores y en todo caso cometan sus propios errores, pero no los mismos.
Pidió trabajar para ganarse la vida, no para acumular. Pidió no seguir el ejemplo de los 80 hombres que concentran la riqueza equivalente a la de miles de millones de personas. Pidió tratar de revertir la realidad de América Latina, pródiga en recursos pero al mismo tiempo, la tierra más desigual del planeta.
“Nada en demasía”, dijo en clave filosófica. “No se puede trabajar tanto pensando en los hijos, porque en ese camino, a tus hijos le faltás vos”, dijo, interpelando al auditorio que una vez más le retribuyó con aplausos.
Habló de política y de economía, pero para principiantes, para jóvenes, para los que serán el futuro. Para los obreros del mañana, “aquellos de dos idiomas mínimo”, añadió, para introducir más tarde una mención acerca de los cambios que producirá en el mundo el uso de la tecnología.
“La lucha de cerebros es una lucha de vanguardia”, dijo también, ante un grupo de periodistas, para hablar de las políticas educativas que el Estado debe administrar para capacitar y luego contener los talentos en función del desarrollo del país. 
Sugirió, en esa línea, cuidar los talentos; no permitir que un sueldo mejor produzca la fuga de cerebros y de ese modo ayudar a los cambios culturales tan necesarios.
El mundo es una lucha, añadió casi al final, por lo que invitó a luchar aún en la caída. No a darse por vencido. “Estamos programados para vivir. En todo caso, vivir nos dará otra oportunidad: otro amor, otro trabajo, otra posibilidad. Lo que está dicho es que nada de eso lograremos en la muerte”.
Amar la vida. Ese fue el eje de Mujica en la fresca noche  ferial. El mensaje que siguieron al borde de la devoción las miles de personas que asistieron y las tantas que lo siguieron por radio y televisión.
“La vida es una lucha, queridos correntinos. Y yo pertenezco al bando de los luchadores”, dijo y desató la apoteosis de esta edición de la Feria del Libro. (EOL)

  Fuente:www.ellitoral.com.ar

COMPARTIR:

Comentarios