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EL TIEMPO EN LA CRUZ

11 de mayo de 2016

Hebe de Bonafini y el papa Francisco se encontrarán a solas en Santa Marta

El encuentro con Hebe de Bonafini, que será la semana próxima, en Santa Marta, está previsto desde que asumió como Papa. No pudo concretarse porque ella tenía problemas de salud.En la intimidad de Su Santidad, desde hace 15 días, conocían la información, que callaron y cerraron bajo cuatro llaves. Bonafini tendrá este jueves los resultados del chequeo final que será el pasaporte que la llevará al Vaticano, junto a su médica personal y una secretaria."No voy por cholulismo, voy a hablar con el Papa. Quiero preservar antes y después el contenido de la conversación, que no tendrá que ver con Madres, ni con mi vida personal", me contó a solas conmovida en una entrevista en la Radio Papa Francisco."Voy a viajar preocupada por la responsabilidad. Es algo que teníamos pendiente. Siempre nos pidió que fuéramos. A mí me dolía que la gente solo fuera a sacarse fotos", señaló.Hebe de Bonafini se fue encontrando con la fe. Lo recordó así: "Todo lo que hace el Papa es muy fuerte. Yo descreía, y cuando me pasaron cosas horrorosas me preguntaba: ¿Dónde está Dios?. Estuve muy enferma, por una mala praxis. Soy diabética y asmática. La gente me llenó de rosarios, estampas, un señora llevó a mi casa una virgen de la parroquia a la que todos los días le rezaba por mí. Fue una señal tras otra. Este encuentro que vamos a tener lo hizo Dios, que está en algún lugar".En la entrevista, también contó por qué mantuvo en secreto el viaje. "Lo hablé mucho con las madres, pero no lo dije porque no sabía ni quería publicitarlo, porque cuanto más respeto tengamos en lo que hacemos, mejor va a salir. Y el respeto se hace cuando uno no hace comentarios banales", dijo. Además, recordó sus problemas de salud: "Tuve cosas que nadie sabe, una mala praxis, estuve en coma, me rompí una pierna, me operaron dos veces, pero como nunca dejé de hacer nada, la gente no se enteró. Puse un escritorio en el hospital y seguí recibiendo gente. No podía dejar que me venza la enfermedad". Sobre el final, contó que Bergoglio la entusiasmó desde sus primeros días. "Me interesaba y vi de entrada que hizo un montón de cosas que nadie esperaba. Sorprendió al mundo entero. Tenía mucho miedo, también, eh, cuando decía que no quiere que nadie lo cuide", confesó.

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