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28 de septiembre de 2025

«Itatí no se explica, se camina»: más de 200 mil jóvenes desafiaron la lluvia para venerar a María

Ni el viento ni la intensa lluvia que castigó el nordeste argentino pudieron apagar la llama de la fe.

Más de 200 mil jóvenes se movilizaron ayer desde la ciudad de Corrientes hacia Itatí, renovando un compromiso con la fe y la devoción. Bajo el lema “Como María, Peregrinos de la Esperanza”, la juventud de la región recorrió los 72 kilómetros hasta el santuario mariano, llevando sus ruegos y cumpliendo sus promesas a pesar del clima adverso.

Durante toda la jornada, la fe se impuso a las condiciones. El ingreso de peregrinos a Itatí fue incesante, y la juventud, con el espíritu en alto, “transformó el pueblo de la Virgen en una verdadera fiesta”. El cansancio se hizo presente, pero la devoción fue más fuerte.

El mensaje de esperanza en la misa de cierre

La persistente lluvia dio una tregua en la noche, y el domingo amaneció con un cielo totalmente despejado para acompañar la Misa de cierre. La celebración central, fue presidida por el arzobispo de Corrientes, monseñor José Adolfo Larregain, y concelebrada por los obispos de Santo Tomé, Goya y sus pares de las diócesis del NEA.

Con los pies cansados pero con la fe intacta, los jóvenes participaron de la emotiva ceremonia. Al comienzo de su homilía, monseñor Larregain saludó a la multitud y destacó la elocuencia de sus pancartas: “Qué hermosas algunas de las pancartas, además de que mencionan las parroquias, las comunidades, por ejemplo el mensaje, ‘queridos jóvenes, ustedes son la esperanza viva de la Iglesia en camino’”.

Pero hubo un mensaje que capturó especialmente su atención: una gigantografía que rezaba: “Itatí no se explica, se camina. Yahá catú a Itatí”.

“Qué hermoso, qué lindo, caminamos ‘Yahá catú’ (que en guaraní significa «vamos ya, vamos todos juntos»), a Itatí. Y qué alegría encontrarnos aquí, cada uno vino con su mochila, sus cansancios, sus sueños, sus esperanzas. Todos venimos con algo en común, somos peregrinos y no cualquier peregrino, sino que somos peregrinos de esperanza guiados de la mano de la Virgen”, agregó monseñor Larregain, conectando la tradición con el compromiso de la juventud.

La esperanza, un gesto de servicio cotidiano

En otro tramo de su mensaje, el arzobispo profundizó en el significado de la esperanza activa. Expresó que esta fe debe llevar a acciones tangibles: “La acción de la esperanza nos conduce a gestos concretos de servicio que se expresan en obras. Acompañar, consolar, organizar la calidad, cuidar la creación, defender la vida, hace descubrir la grandeza de las pequeñas semillas del reino. No se trata de grandes proyectos espectaculares, sino de actos cotidianos que abren horizontes, como obtener una mano, reconciliar, dar una palabra de aliento.”

Monseñor Larregain recordó que el peregrino de esperanza vive el presente con la mirada puesta en el futuro, citando a Benedicto XVI: “La esperanza nos da la certeza de que el presente, aunque sea duro, puede ser vivido y acertado si lleva hacia una meta”.

Finalmente, el Arzobispo exhortó a la multitud a seguir el ejemplo de la Madre de Dios: “Ella caminó con esperanza, en Nazaret cuando le dijo sí a Dios, en el Calvario cuando no se rindió ante la cruz, en el Cenáculo cuando esperó con los discípulos la venida del Espíritu Santo. Ella nos dice hoy lo mismo que en Cana, hagan lo que Él les diga. Eso es esperanza, confiar en Jesús y ponerse en marcha”.

El cierre de la homilía fue un ruego colectivo: “Por eso le decimos juntos, María de Itatí, enséñanos a ser peregrinos de esperanza, con los ojos puestos en Jesús y el corazón abierto a los hermanos. Dios los bendiga”.

Tras la masiva celebración de la eucaristía, los jóvenes dieron a conocer un nuevo manifiesto.

Devoción y asistencia

El templo estuvo colmado de feligreses durante toda la tarde de ayer y la noche, con misas a cada hora, por el incesante arribo de peregrinos ávidos de la palabra de Dios, tras el largo y extenuente recorrido.  

El dispositivo sanitario, atento a las condiciones climáticas, debió adaptarse. Para proteger a los cansados caminantes del viento fresco, se decidió que el Hospital de Itatí prestara asistencia directamente en el interior del Santuario, una medida que resguardó a los peregrinos. Mientras tanto, en el exterior, la agrupación Acción Católica brindó un gesto de calidez y hospitalidad, repartiendo gratuitamente mate cocido, agua caliente, y torta frita a todos los recién llegados.

La noche transcurrió en un clima de alivio tras la tormenta, preparando la escena para la jornada principal de fe en honor a la Patrona del Nordeste Argentino, un testimonio vivo de que la fe, cuando es profunda, no teme al temporal.

Fotos: gentileza Noticias Itateñas

 

 

     

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