OPINIÓN
22 de agosto de 2025
La corrupción de Milei

El gobierno libertario se hundió en el único pozo que debía sortear: la endémica corrupción de la política argentina.
Por Ignacio Fidanza
Los audios de Diego Spagnuolo estallaron con la furia de un pit bull desatado porque tienen el irresistible aroma de la verdad. Que Karina Milei es la jefa del Gobierno y Martín y Lule Menem son sus ejecutores interesados es una realidad. Que los Menem arrastran en su breve paso por el Gobierno una extensa estela de casos de corrupción, también. En el Pami, en la Anses, en el Banco Nación y en todo organismo público en el que logran entrar, siempre bajo la bandera de liquidar a la casta. La casta es el otro.
Spagnuolo, con un lenguaje llano, unió las líneas de un esquema de enriquecimiento ilegal a expensas del Estado y de paso abrió una ventana maravillosa al mundo Milei: las coimas que se cobraban a los laboratorios coordinados por Jonathan Kovalivker de la Suizo, subieron con el gobierno libertario al 8% del 5% que pagaban en el albertismo.
El amigo y abogado personal de Milei incluso detalló cómo se reparten los porcentajes: 3% para Karina, 1% para los que hacen la "operatoria", se supone los Menem, y un misterioso 5% que queda flotando. No es poco dinero, estamos hablando de un negocio que Spagnuolo estimó en torno al millón de dólares mensual. Sólo en su dependencia. Saquen sus cuentas sumando el resto del Estado.
Pero más interesante aún es la descripción de Spagnuolo sobre cómo funciona el corazón del poder. El amigo de Milei explica: "Milei no está metido, pero es toda la gente de él. Van a pedirle guita a los prestadores. Yo hablé con el Presidente. Le dije no te podés hacer el boludo conmigo".
De manera que, según el relato de Spagnuolo, tenemos un Presidente que no pide coimas directamente, pero permite que su gente de mayor confianza lo haga. Y tenemos también a un Presidente que cuando un funcionario, además amigo y abogado personal, le advierte que en su gobierno están pidiendo coimas, empezando por su hermana, no hace nada.
Excepto que sí hizo. Cuando la denuncia de Spagnuolo tomó estado público, Milei decidió echar a... ¡Spagnuolo! No hubo ninguna explicación oficial sobre lo dicho, no se mostró ninguna documentación sobre la compra de medicamentos. Lo que se decidió es echar al hombre que se atrevió a cuestionar el sistema de coimas, confirmando de paso la veracidad de los audios, que difundió el periodista Mauro Federico y publicó LPO. Sistema de coimas que LPO ya había revelado en agosto del año pasado, cuando la ministra Sandra Pettovello le tiró un tiro a los Menem, para que Karina deje de acosarla. Esa pelea sigue abierta.
Tenemos entonces a un gobierno libertario, anti casta, que aplica la motosierra a los beneficios para discapacitados en el mismo momento que pide coimas en la compra de medicamentos para los discapacitados. Es una contradicción ideológica ajustar el gasto y al mismo tiempo pedir coimas que lo incrementan?. Debate para Chicago boys.
Pero vayamos a lo importante, Milei está en una situación delicadísima. El ajuste doloroso, por momentos cruel, sólo puede encontrar algún sentido si es parte de un ineludible proceso de saneamiento de las cuentas públicas, como base de una economía más ordenada donde la gente honesta y trabajadora pueda prosperar. Un sacrificio útil para abrir un futuro mejor.
Ahora, si todo ese esfuerzo y el caos que genera, son apenas la coartada para que un nuevo grupo de inescrupulosos se enriquezcan a costa del Estado, tenemos lo peor de los dos mundos: recorte de beneficios sociales y corrupción.
Por eso, a Milei le está pasando lo único que no le podía pasar. Y le pasa después de la estafa del caso Libra, que también tiene en el centro a su hermana Karina. Y le pasa después del escándalo del contrato del Banco Nación por 4.000 millones de pesos con los Menem. Y le pasa después de los 24 viajes al exterior en vuelos oficiales o privados, en hoteles de super lujo y en muchos casos sin misión oficial conocida.
Con un agravante: le ocurre en el preciso momento que su programa económico empieza a destartalarse, cuando la actividad cae a niveles de diciembre del año pasado y la inflación, aún maquillada, vuelve a corcovear. Ajuste y corrupción es un set de punk rock que cualquier gobierno sensato trata de evitar.
La interna. de Karina Milei y Santiago Caputo es el combustible que está alimentando el motor de estos escándalos. Y como siempre ocurre en la política argentina, se operan con la verdad. Hasta aquí nada nuevo. Pero hay una diferencia con escándalos pasados que lo cambia todo: tenemos un Presidente que no conduce, que se jacta de despreciar la política, que en los momentos claves se encierra a escuchar opera. Entonces, no hay freno de mano.
Milei hiperconcentró el gobierno y la política del gobierno en su hermana, que hiperconcentró en los Menem. Creían haber descubierto el agujero del mate, pero no se dieron cuenta que lo tenían boca abajo.
Fuente: www.lapoliticaonline.com