Martes 16 de Abril de 2024

Hoy es Martes 16 de Abril de 2024 y son las 02:13 -

19.1°

EL TIEMPO EN LA CRUZ

10 de noviembre de 2013

Colombi juega su partido en Corrientes

El Gobernador prepara lo que será su tercer mandato con cambios que creen condiciones para retener el poder dentro de cuatro años. Impedido de una nueva reelección, Ricardo buscará convertirse en el gran elector de la alianza que comanda. La ampliación del Gabinete, así como en su momento el aumento de legisladores apuntaría a consolidar los acuerdos electorales.

En el justicialismo hay entusiasmo por el tiempo que se viene. Los resultados lo dejaron en la puerta, aunque el logro de importantes comunas lo proyectan como un adversario temible, tanto más cuanto en 2017 no será Colombi el candidato oficial. Con las comunas de Capital, Goya y Santo Tomé como puntas de lanza, el Frente para la Victoria tiene por delante ajustes que hacen a la revalorización del partido como herramienta electoral y ámbito de definición de decisiones estratégicas. Por estos días, todas las miradas apuntaron a la conformación del Gabinete del electo Intendente de Capital, aun minimizando similar proceso que se da en las esferas del Gobierno provincial. La situación de la Justicia de Corrientes sigue en el candelero. Ahora es el propio Gobierno quien ha caído en la cuenta de la necesidad de encontrar en el ámbito de la Provincia las soluciones que posibiliten la normalización de un Poder que, con la salida de Carlos Rubín, comenzó un proceso de distensión en sí no suficiente para revertir el grado de descrédito que alcanzó.

Tanto las declaraciones del gobernador del Chaco, Jorge Capitanich, sobre que el peronismo "no tiene un candidato natural", como la actitud del intendente de La Matanza, Fernando Espinoza, de postularse para la Presidencia del Partido Justicialista bonaerense, son ejemplos paradigmáticos de las incógnitas abiertas luego de los resultados electorales del domingo 27 de octubre, cuyo único saldo incontrastable fue la alternativa de la reelección presidencial, conclusión que abre empero muchos más enigmas de los que efectivamente cierra.

En este mismo clima, cabe inscribir la aparición del diputado peronista chaqueño, José Mongeló, quien planteó la conveniencia de que la presidencia del bloque de diputados nacionales del Frente para la Victoria, hasta ahora desempeñada por la bonaerense Juliana Di Tulio, quien sucedió en ese lugar al santafecino Agustín Rossi, volviese a un legislador del interior. En el análisis de Capitanich, llamó la atención la admisión de que el escenario electoral de 2015 podría conformarse con cuatro o cinco candidaturas presidenciales competitivas, lo que supondría una instancia de segunda vuelta. Desde esa óptica, el panorama electoral de 2015 guardaría ciertos puntos de semejanza con el de 2003, cuando competían con cierta chance de éxito Carlos Menem, Néstor Kirchner, Adolfo Rodríguez Saá, Ricardo López Murphy y Elisa Carrió. En uno y otro caso, las palabras de Capitanich y de Espinoza son un tiro por elevación contra el gobernador bonaerense, Daniel Scioli, considerado por muchos dirigentes peronistas el "candidato natural" del oficialismo para 2015, y también para la titularidad del peronismo bonaerense en las elecciones internas convocadas para el próximo 15 de diciembre.  En ambos casos, los amagos no significan una ruptura. El Gobernador chaqueño no descartaría ser el compañero de fórmula de Scioli. Y Espinoza pretende que el mandatario bonaerense lo consagre como sucesor. Conviene tener muy en cuenta que la candidatura del oficialismo en la provincia de Buenos Aires aparece aún más complicada que la nominación de su futura candidatura presidencial. Porque no sólo no existe ningún "candidato natural", sino que tampoco asoma una figura sobresaliente.  De allí que el ministro del Interior, Florencio Randazzo, un hombre de Chivilcoy y el presidente de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez, oriundo de Chacabuco, se hayan anotado en la grilla de precandidatos.  Hay que ver qué piensan los intendentes del Conurbano, algunos de los cuales están prestos a escuchar las posibles ofertas de Sergio Massa. De todos modos, ese problema no lo tiene solamente el oficialismo, sino también Massa. El Intendente de Tigre cobija por lo menos a cuatro aspirantes a la Gobernación: los intendentes de Almirante Brown, Darío Giustozzi; de Malvinas Argentinas, Jesús Cariglino, y de San Isidro, Gustavo Posse; y el ex gobernador, Felipe Solá. La ratificación de la convocatoria a elecciones internas en el Partido Justicialista bonaerense para el 15 de diciembre próximo generó dos posturas opuestas en el massismo. Cariglino insistió en postularse para la presidencia del Consejo Provincial, pero en el entorno de Massa prevaleció la tesis de no participar de la compulsa, para no ofrecerle a Scioli la posibilidad de una revancha. La impugnación judicial a la convocatoria, con la obvia intención de judicializar el tema, fue el camino intermedio finalmente escogido.   EL CASO CLARÍN   Después de la euforia del oficialismo y las furibundas diatribas de la oposición, el fallo de la Corte Suprema de Justicia sobre el "Caso Clarín" parece haber comenzado una nueva etapa en esa dura contienda que signó gran parte del proceso político argentino durante los últimos cinco años.  De entrada, el Grupo Clarín insistió en su decisión de continuar la batalla judicial, a través de las pequeñas rendijas que sus abogados creyeron encontrar en ciertos considerandos de la sentencia de la Corte; y el Gobierno, a través del titular de la Afsca, Martín Sabbatella ratificó su intención de proceder de oficio a aplicar la controvertida cláusula de desinversión, que dio origen al litigio. Pero ese panorama inicial, signado por la beligerancia recíproca, varió sustancialmente en pocas horas. Así fue que, a primera hora del lunes, el Grupo Clarín presentó en la Afsca su propuesta de adecuación a la ley vigente, que en principio supondría la división del conglomerado mediático en seis empresas independientes entre sí, aclarando sí su firme determinación de seguir adelante con las acciones legales en defensa de sus intereses. No obstante, esta aclaración parece más bien una expresión de deseos, ya que constituye una intención imposible de materializar en cuanto al contenido de la Ley luego del fallo de la Corte y, salvo algunos fuegos de artificio, casi imposible de cumplimentar en relación a la implementación hasta tanto no exista una decisión de la autoridad de aplicación. Por su parte, los voceros de la Afsca manifestaron su beneplácito por el hecho de que el Grupo Clarín se hubiera "puesto a Derecho". Y hasta insinuaron que, en líneas generales, el contenido de la propuesta estaba en línea con los requisitos establecidos por la legislación vigente.  Especificaron que la autoridad de aplicación tiene un plazo de 120 días para aprobar o desestimar la propuesta y que luego el Grupo tendría otro plazo de 180 días para informar quiénes serían los titulares de estas seis nuevas empresas, lo que también requeriría la aprobación del organismo de control. En definitiva, ninguna de las dos partes hizo lo que había amagado en una primera instancia. En el caso de Clarín, se tomó plena conciencia de que no realizar una propuesta de adecuación hubiera significado un virtual desacato al fallo de la Corte, con el consiguiente agravamiento de su situación judicial. En relación al Gobierno, quedó bien en claro que la opinión vertida, apenas conocida la sentencia de la Corte, por el vicegobernador bonaerense, Gabriel Mariotto, anterior titular de la Afsca, que desaconsejó actuar de oficio, era más apropiada para estas nuevas circunstancias que la iniciativa llevada adelante por Sabbatella, su sucesor en el cargo, que arriesgaba servirle en bandeja al Grupo Clarín una oportunidad para continuar la judicialización de la cuestión.  Una cuestión aparte son las interpretaciones acerca de la actitud de la Corte. Quienes se precian de conocer a Ricardo Lorenzetti señalan que el titular del cuerpo evaluó que el contexto político de la disputa entre el Gobierno nacional y el Grupo Clarín había cambiado cualitativamente con los resultados de las elecciones Primarias del 11 de agosto.  Según esta interpretación, el origen del conflicto era la necesidad del kirchnerismo de doblegar la resistencia del Grupo Clarín, a fin de avanzar en la implementación del plan de reforma constitucional y reelección presidencial, que constituía el objetivo no declarado, pero inequívoco de la estrategia de la Casa Rosada. Descartada esa alternativa, el hecho de fallar contra los intereses del Grupo no significaba ya avalar la reelección de Cristina Kirchner, aunque implicara sí fortalecer la gobernabilidad en un escenario de eventual debilitamiento de la autoridad presidencial en los dos últimos años de su mandato. Lo que sí resulta obvio en los medios judiciales es que el Poder Ejecutivo agotó su crédito con la Corte Suprema. A partir de ahora, no puede esperar sentencias favorables en temas políticamente sensibles. La primera víctima de esta situación puede ser el vicepresidente, Amado Boudou, cuyo llamado a prestar declaración indagatoria en el Caso Ciccone sería una decisión que el juez, Ariel Lijo demoraría no mucho más allá de la reasunción del mando por Cristina Kirchner. No se trata por supuesto de una cuestión secundaria, sobre todo si se toman debidamente en cuenta las insistentes versiones de que la primera mandataria volvería a ejercer sus funciones de una manera progresiva, sin viajes en avión, sin demasiados discursos ni tampoco actos públicos.  La necesidad de que alguien asuma ciertas tareas protocolares, propias del ejercicio de la Presidencia obligan seriamente a pensar, por las dudas, en la confirmación, o no, en la titularidad de la Cámara alta nacional de la senadora, Beatriz Rojkés de Alperovich. En caso de ausencia de Boudou, ella o quien la suceda en dicho cargo podría asumir las tareas hasta ahora asignadas a Boudou.    ¿QUE PASA EN LOS GREMIOS?   El ataque de "sincericidio" en el que incurrió a comienzos de la semana Antonio Caló, y que tantos dolores de cabeza le deparó puertas adentro de su CGT, fue casi un vaticinio perfecto de los movimientos que un par de días después daría su adversario de la otra central, Hugo Moyano. El camionero se constituyó en el exponente más fiel del esa actitud pendular que Caló atribuyó a los dirigentes sindicales, y que explica por qué un día están con un gobierno, con un sector político en particular, y al día siguiente están con otro. Postal perfecta del pragmatismo gremial más puro. La parábola de Moyano es singular para ejemplificarla. Guardó silencio apenas una semana tras el duro cachetazo electoral del domingo 27, que marcó severos límites a su aspiración de consolidar una fuerza política propia desde la cual abanderarse como una especie de "Lula" local, con sueño presidencial incluido.  Rodeado sólo por su entorno más directo, el camionero evaluó las consecuencias de su fracasada sociedad política con Francisco de Narváez en el territorio bonaerense y decidió pegar un rápido golpe de timón, para intentar neutralizar daños mayores y contener ciertos gestos de desautorización, que comenzaron a multiplicarse entre las segundas filas de su propia tropa. Así, en un mismo movimiento, sepultó esa alianza y comenzó a negociar una nueva con el gran triunfador de la elección, el tigrense Sergio Massa.  (Viene de página 5)   La jugada se completó horas después con otro paso que dinamitó el complejo y siempre tambaleante entendimiento con el líder de la CTA opositora, Pablo Micheli, para unir fuerzas en la ofensiva sindical contra la administración kirchnerista.  No hubo reparos entre los moyanistas para admitir que la ruptura con Micheli fue una ofrenda a Massa, un gesto para comenzar con el pié derecho la nueva sociedad. El camionero contó a sus pares de la conducción cegetista que durante su charla del lunes, el líder del Frente Renovador planteó ciertas discrepancias con una estrategia de confrontación con la Casa Rosada, en momentos en que la presidenta, Cristina Fernández sigue alejada de sus funciones y cumpliendo reposo por enfermedad.  "No hay que darle argumentos para que después nos tiren por la cabeza acusaciones de desestabilización", lanzaron desde el moyanismo para justificar la ruptura estratégica con Micheli. La idea del camionero es garantizar cierto escenario de paz social por lo menos hasta fin de año, para evitar cortocircuitos que puedan hacer naufragar la negociación en marcha con el Intendente de Tigre. Pese a que muchos lo daban como un hecho, aún antes de las elecciones, el acercamiento del camionero generó ruidos entre los sectores sindicales aliados al massismo desde hace meses (se escucharon fuertes críticas en los últimos días entre la dirigencia de los "gordos" y las corrientes gremiales alineadas con Luis Barrionuevo), que condenan el arribismo de Moyano, exigen mantener la voz de mando y vetan cualquier movimiento del camionero para intentar hegemonizar el ala sindical del Frente Renovador. Desde el moyanismo buscaron despejar esos temores con un mensaje concreto en el sentido de que el objetivo de su jefe político sigue recostado sobre el terreno político más que en el gremial. Ese argumento fue el que desgranó Facundo Moyano en su gestión de emisario privilegiado ante Massa, para convencerlo de la necesidad de un entendimiento con su padre. En la opinión del camionero, el tigrense tiene dificultades para consolidar su propio espacio de poder dentro del peronismo, condición indispensable para estructurar cualquier pretensión presidencial de cara a 2015, y Moyano se propone como un gestor incondicional de ese objetivo. A cambio, el jefe cegetista espera reposicionar su propia figura en el territorio partidario bonaerense, donde desde hace tiempo fatiga contra el encono de los intendentes históricos del PJ, que nunca terminaron de digerir al sindicalista. Los gremialistas que rodean a Massa no sólo desconfían de los buenos oficios que ofrece Moyano: están convencidos que su jefe no necesita del camionero para abrir una cuña en el PJ (descuentan que ese objetivo se cumplirá más temprano que tarde por efecto de la propia dinámica política) y sostienen que el verdadero propósito que persigue el moyanismo con un acuerdo es rearmar su fortaleza en el mundo gremial, sacudida por las fracturas que motorizó el kirchnerismo en los últimos dos años. Parte de razón tienen a la luz del llamativo acercamiento de un grupo de dirigentes camioneros al sector de gremios del Transporte que aún milita en las filas de la CGT oficial de Antonio Caló, pero que parece decidido a escalar en su enfrentamiento contra el Gobierno. Omar Maturano, jefe de la Fraternidad y principal cabecilla de esa estrategia, levantó revuelo el miércoles durante su participación en la reunión del consejo directivo de la central más afín a la Casa Rosada, donde exigió pasar a la ofensiva y redoblar la presión para obtener respuestas concretas de Cristina. Públicamente muy pocos se hicieron eco de su planteo, pero por lo bajo la mayoría reconoció que los tiempos de alineamiento automático se acortan a medida que algunos síntomas de un ajuste comienzan a palparse en las bases de importantes gremios industriales.   PANORAMA PROVINCIAL   En el marco provincial se entra en la recta final de los últimos treinta días en los que el mandatario provincial y el electo Intendente de la Capital tienen por delante la compleja tarea de armonizar los cuadros que lo secundarán en la gestión por los próximos cuatro años. En el caso de Colombi, se da la inédita experiencia de un Gobernador que asumirá por tercera vez, lo cual le brinda la inmejorable oportunidad de corregir rumbos, adecuar políticas y, fundamentalmente, recomponer su propio equipo en función a las necesidades operativas demostradas. Todo conforme a los objetivos redefinidos para el tiempo que se viene, donde lo más destacable es que al cabo de los cuatro años deberá crear las condiciones para que el radicalismo siga gobernando, cumplido para entonces un ciclo interrumpido de 18 años en el poder de una provincia conservadora. En el caso de Fabián Ríos, el desafío no es menor. Es consciente que en el éxito de su gestión depende no sólo su propio futuro político, sino las posibilidades de contribuir de manera decisiva a que el justicialismo finalmente llegue en 2017 al Sillón de Ferré por el voto popular. El Intendente electo se las ha ingeniado para mantenerse en el centro de la escena actuando ya como el virtual Intendente, favorecido ello por el bajo perfil del actual, que con inteligencia dio lugar al protagonismo casi excluyente de quien a partir del 10 de diciembre comandará los destinos del principal bastión electoral de la Provincia. Las especulaciones y expectativas en torno a la conformación del Gabinete municipal de Ríos llegaron incluso a desplazar en el eje de la información al recambio, también esperado, que se dará en el orden provincial, prueba ello de la importancia que se le atribuye a la Capital en el tiempo que se viene. Graficando, y yendo muchos años para atrás, el Municipio de Capital bien administrado supone para la esquina de 25 de Mayo y Salta lo que antes era Campo de Mayo, un emplazamiento clave en términos de poder e hipótesis de conflicto con la Casa Rosada. Es que -para el peronismo- el triunfo logrado en los tres principales departamentos de la Provincia; esto es Capital, Goya y Santo Tomé, lo coloca en inmejorables posibilidades de dar la batalla por la sucesión de Colombi, teniendo en claro que los ajustes deben darse respecto a las localidades de menor cuantía electoral en los que el Gobierno provincial hizo la diferencia que le dio el triunfo. Gobernar otras dos comunas de primera, como Curuzú Cuatiá y Mercedes, también contribuye en el objetivo de ir por los votos que faltan afianzando un piso electoral que no es menor como base a partir del cual puede construirse el triunfo de 2017. En este sentido, hay un tema que no es menor. Para entonces, Colombi ya no será el candidato del espacio de ECO, con todo lo que ello significa en términos del peso propio que el mandatario tiene en la política provincial. La definición del sucesor de Ricardo no es poca cosa. Y aunque parece una decisión que con lógica debe demorarse hasta pasadas las elecciones de medio tiempo de 2015, está claro que tampoco puede ir mucho más lejos de entonces, en la necesidad de instalar una opción fuerte frente a un PJ que por inercia se proyectará como el favorito para quedarse con el Gobierno. Incidirá, claro está, quién resulte electo Presidente en  2015. Salvo un imponderable, el sucesor de Cristina debiera ser otro peronista, sea Massa u otro, pero siempre justicialista. Salvo que la profundización de las disputas intestinas termine colocando a Cobos o a Binner en una segunda vuelta que conllevaría a un final abierto. Colombi tendrá además que acertar en acciones que apunten a evitar la licuación de su propio poder, frente a la certeza de que no puede seguir más allá de 2017.    EL PJ SE ATRINCHERA EN SUS MUNICIPIOS, EL PARTIDO Y LOS BLOQUES PARLAMENTARIOS   Con 25 intendencias, el Frente para la Victoria trabajará en el fortalecimiento de una acción consociada que, bajo el paraguas de la orgánica partidaria, permita articular acciones comunes con los bloques de senadores y diputados de forma de que se vea al justicialismo como un polo de poder con aptitud en el discurso y en la acción como para ser artífice del recambio en 2017. Las elecciones de medio tiempo serán, en este contexto, más que importantes porque supondrá un test a esta nueva gestión de Colombi y servirá para medir las posibilidades de los dos principales frentes de cara a la pelea por el premio mayor. De ahí precisamente la necesidad del justicialismo de construir desde ya una realidad que sea vista como una opción clara para el millón de correntinos, con especial detenimiento en las razones que motivaron que una vez más termine faltando cinco para el peso en las pasadas elecciones del 15-S. La autocrítica, en sí necesaria para no volver a cometer los mismos errores, quizás deba darse como la búsqueda de instancias superadoras en las que se revalorice el piso obtenido y las razones por las cuales no se pudo perforar esa base. Todo ello más allá de que cada elección es una película con guión distinto, en escenarios, tiempos y realidades también diferentes.   LA JUSTICIA DESVELA A OPOSITORES Y AL GOBIERNO   Hasta el 15 de setiembre, el Gobierno mantuvo a rajatablas el esquema de poder en la Justicia de Corrientes, jaqueada por sucesivos pedidos de juicios político a la cúpula tribunalicia y por la posibilidad de un remedio federal que finalmente no llegó, en parte porque la salida de Carlos Rubín, el fallo contra la re-re y el desprocesamiento del jefe comunal capitalino crearon un escenario distinto en el que se avizoró el propósito de los actores institucionales de contribuir al encuentro de soluciones dentro del funcionamiento de las instituciones provinciales. La propia demora en el análisis del proyecto de reforma al Código Procesal Penal es parte del problema que genera la desconfianza que en los otros dos poderes del Estado; esto es el Legislativo y el Ejecutivo, existe sobre la situación de la Justicia. Acaso como si de momento no están dadas las condiciones para avanzar en leyes que seguramente sean necesarias, pero quizás no convenientes aún. La Cámara de Diputados tendrá, a partir del 10 de diciembre, una inédita composición con nada menos que doce parcialidades políticas con representación parlamentaria. Algo único en el país que por sí demuestra cómo se hace política en Corrientes. Los diputados son conscientes del poder que tienen, y de la influencia determinante que ejercen sobre la Justicia. De hecho, por ahora no parecen dispuestos a desvincular a los ministros sometidos a juicio político del efecto liberatorio que podría suponer el rechazo. La Espada de Damocles, en este sentido, apunta a una "capitis diminutio" que conlleva un claro mensaje político respecto a las prevenciones que existen en los otros dos poderes del Estado respecto al accionar de la cúpula tribunalicia.   PERUCHO Y FLINTA, NÚMEROS PUESTOS, LA DUDA RADICA EN QUIÉN QUEDA EN EL SUPERIOR   En el ámbito de la Cámara de Diputados está definida la nueva reelección de Perucho Cassani, quien esta vez lo será por dos períodos en función a la reforma del reglamento aprobada en los últimos días. En el Senado, la Vicepresidencia 1ª que deja Gustavo Canteros será para el timonel de la UCR, el senador Sergio Flinta. La duda pasa por la elección del Presidente del Superior Tribunal que sucederá al renunciante Carlos Rubín. A partir de su ida, el mercedeño Guillermo Semhan quedó interinamente a cargo del Tribunal.  Ahora se espera que el Superior designe un titular para el período 2014. El acuerdo en que se considerará el tema se hará el lunes 2 de diciembre. Las señales que llegan desde el Poder Legislativo y desde el propio Poder Ejecutivo parecen algo más que confusas, quizás porque el diálogo parece cortado al punto que importantes definiciones en materia presupuestaria para el cierre del año encuentran las dificultades propias de la falta de feeling.  En este contexto, lo más probable es que el Tribunal que, como todo Superior es un tribunal político en el buen sentido de la palabra, quizás concluya en la conveniencia de aplazar la decisión por unos meses con la intención de que quien quede a cargo del Poder tenga la legitimidad necesaria como para comandarlo en un tiempo difícil como el que viene por delante. Quemar  las naves con decisiones quizás traumáticas -producto de mayorías circunstanciales- podría profundizar las diferencias que se advierten con los otros dos poderes, y sería visto como un avance  -por la política del hecho consumado- algo que no parece lo más inteligente.  La demora del Poder Ejecutivo en elevar el nombre del reemplazante de Rubín no puede sino ser visto como un acto de prudencia propio de la cautela con que se debe actuar en el propósito de recomponer un Tribunal que, como cabeza de la Justicia, será el responsable del necesario e impostergable ordenamiento hacia abajo. Una asignatura pendiente que sólo podrá encararse desde la fuerza y legitimidad de un nuevo presidente con poder como para encarar este desafío mayúsculo.   Fuente:www.diarioellibertador.com.ar

 



COMPARTIR:

Notas Relacionadas

Comentarios