Ningún equipo, en el fútbol actual de cualquier país donde el rodar de la pelota cautive, atrae tanto como Barcelona o Real Madrid. Ningún futbolista, en la actualidad, está más alto en el pedestal internacional que Lionel Messi, indiscutido número 1, o Cristiano Ronaldo, su perseguidor más inmediato. Por eso, estando frente a frente, Barcelona-Real Madrid y Messi-Cristiano Ronaldo, el espectáculo está garantizado.

Un duelo imposible de perderse. Y no defraudaron.

Ni los equipos ni sus megaestrellas.

Cada uno respetó su estilo táctico: con mayor vuelo Barcelona, más rígido Real Madrid. Reflotando sus virtudes, siempre a su manera uno y otro.

Arrancó mejor parado Real Madrid en el Camp Nou.

Y un espléndido centro de Cristiano Ronaldo encontró a Benzema solo, pero su remate fue defectuoso. Con Adriano como improsivado segundo marcador central, formando dupla con Javier Mascheron, le costaba afirmarse a la defensa catalana. Mantuvo su presión el conjunto madrileño. Y estrenó el grito de gol con una excelente combinación entre Khedira y Benzema, y la habilitación para Ronaldo, quien puso el 1 a 0 con un fuerte zurdazo al primer palo de Valdés.

Se sintió tocado Barcelona y reaccionó.

Empezó a brillar Messi y con su talento contagió a sus compañeros.

Creció mucho Barcelona. Hasta que un centro de Pedro ocasionó unblooper de Pepe en el área chica; Messi, atento para aprovecharlo, colocó su zurda para emparejar el resultado. Después de tres partidos sin anotar goles, el rosarino se reencontraba con la red. Y con una conquista fundamental.

Esa mejoría con que cerró la primera etapa el Barça , se extendió de arranque en el segundo tiempo. Tocaba Barcelona, imponía su ritmo y su movilidad, disparaba momentos de lucidez. Real Madrid no era menos: apretaba la marcas y apostaba al tacticismo pragmático, que es copyright de Mourinho. Y reavivaba el duelo personal: magia de Messi por un lado; magia de Ronaldo por el otro.

Del botín único de Messi nació el segundo gol local. Partió desde una infracción, no castigada con amonestación -como correspondía- por el permisivo árbitro Delgado Ferreiro. Leo se hizo cargo del tiro libre y con una comba estupenda puso el 2-1. Otra muestra de su calidad. Y para quedar a un paso del récord histórico en el clásico: fue su gol número 17 al Madrid, contra 18 de Alfredo Di Stéfano -el máximo anotador- alBarça .

La ventaja no le aseguraba nada al Barcelona, más allá del fuerte impulso por ese golazo de Messi. Pero Ronaldo, más alla que viene varios peldaños detrás del argentino en la pelea por ser el mejor jugador del mundo, ratificó que también pretendía parte del rol protagónico de este superclásico. Khedira, ¿con infracción a Iniesta?, tocó para Özil , quien asistió al portugués y éste definió en un mano a mano con Valdés. Con suficiencia y clase. Y no se apagó la intensidad: Valdés se lo negó a Higuaín y el travesaño, a Montoya. Sin duda: nada mejor puede ofrecer hoy el fútbol mundial.

Fuente:www.clarin.com