OPINIÓN
14 de julio de 2013
A horas del cierre de alianzas
Mañana a la medianoche vence el plazo para la inscripción. Hay dos frentes para la pelea de fondo, con un escenario polarizado que asegura la definición en primera vuelta. Otro de los interrogantes es quiénes serán los respectivos vicegobernadores. Y quizás lo más importante es quién logrará imponerse en la disputa por la re-re de los intendentes. Como telón de fondo, la situación de la Justicia correntina, con un previsible avance del poder central para sacar la media sanción en el Senado.
En las próximas horas se terminará por definir el escenario electoral de cara a las elecciones del 15-S, con el cierre de las alianzas previsto para mañana a las 24.
Massa, que había partido adelante -con claras ventajas- ha comenzado a bajar, y el candidato del Gobierno, a subir en un proceso lógico que muestra que la disputa se planteará entre ambos, con claro perjuicio tanto para De Narváez como para Stolbizer, resignados a pelear el tercer lugar. Massa viene encabezando hoy la intención de voto respecto del conjunto del oficialismo. Esto es, respecto del denominado «kirchnerismo duro» y de versiones adaptadas o socias, como el sciolismo; y expresiones locales, por ejemplo, el bruerismo en la Capital bonaerense. La primera impresión que se registra tiene que ver con una hipótesis de transferencia desde el capital acumulado por Massa hacia el kirchnerismo. En la Capital bonaerense, esto lo presumen a partir de que el jefe comunal de Tigre, con una intención de voto del 37 al 39 por ciento, está muy por debajo del 50 de imagen positiva que mostraba en mayo y junio. Simultáneamente a ese proceso, el candidato oficial, Martín Insaurralde, quien tenía un conocimiento de apenas un dígito, ya cosecha un nada despreciable 29 a 30 por ciento de intención de voto. Los kirchneristas explican esa acumulación, no por la reconciliación de Cristina con Scioli, sino porque la primera decidió nacionalizar la campaña y plebiscitar la gestión de la Casa Rosada. La idea fuerza sería, así, «votar a Insaurralde es votar a Cristina». Ahora, el tema quedó en la posibilidad de avanzar hacia el espacio menos militante y más independiente, donde cobra especial importancia la figura de Daniel Scioli. Aquí sí parece que el acompañamiento a Insaurralde, que el Gobernador hace cotidianamente, adicionaría ese porcentaje que permitiría superar el techo del 30 por ciento. En todo este proceso de transferencia, los que más están perdiendo como se dijo antes son Francisco De Narváez y Margarita Stolbizer. El primero ostenta una intención de voto que viene en baja; de aquel 25 por ciento de hace dos meses, al 15 por ciento de hoy. Mientras tanto, la Diputada del GEN y del Frente Progresista Cívico y Social no pasaría, hoy, de un 12 por ciento. Si algo peor les podía ocurrir a estos dos candidatos es el desplazamiento de Massa hacia una oposición más evidente, con menos dudas, como la que está realizando el propio Intendente de Tigre. En ese terreno se inscribe la negativa de Massa a la reforma constitucional y a la nueva reelección presidencial. En realidad, dirigentes bonaerenses del massismo, como el ex ministro de Economía provincial, Jorge Sarghini dijeron públicamente que Massa ya lo había señalado cuando comunicó su lanzamiento. Pero tal vez ningún medio lo había tomado en serio. Lo cierto es que no sólo hay referencias verbales de Massa, sino que va, de a poco, coordinando acciones de su tropa. En este contexto, no fue casual que se haya confirmado en los hechos algo que se venía sugiriendo desde hace unos meses: se trata de la formación de un bloque propio del tigrense en el Senado provincial. Allí, el hombre fuerte y de «la primera hora» como Jorge D’Onofrio dio el primer paso y sumó una nada despreciable cifra de diez legisladores, quitándole el quórum al kirchnerismo y al sciolismo juntos. ¿HABRÁ REVANCHA DENARVAISTA? En el bunker del «Colo» Francisco De Narváez se ilusionan con una pronta recuperación, a partir de lo que consideran es una «simulación opositora» de Sergio Massa. Interpretan que fue un error de Massa el prometer que firmará ante escribano público un cambio de postura con respecto al rechazo de la reelección. «Cuando alguien dice que se tiene que ir al escribano es porque se acepta que cayó su credibilidad», rezan en ese entorno. Pero además suponen que aparecerá, en el imaginario colectivo, la idea de seguir al «opositor de primera hora». De Narváez mostrará sus credenciales de opositor desde 2007 y tiene pensado para los próximos días una arenga emotiva a su tropa. La idea es que el kirchnerismo vuelva a polarizar con él. Espera que el tigrense baje algunos puntos, a partir de la fuga de cierto voto «kirchnerista liviano» hacia Martín Insaurralde y que ciertos votantes independientes hagan lo propio con De Narváez. De esta manera, piensan, se reacomodaría un espacio de tres tercios definidos, donde habría poco lugar para expresiones no peronistas como el Frente Progresista y la izquierda. La campaña de Sergio Massa se caracteriza por su profesionalidad. La consigna «corazón peronista, cerebro modernista» no es un slogan electoral, sino un criterio rector que guía toda la acción proselitista. La muy cuidada estética del acto de lanzamiento realizado en Tigre sintetiza ese objetivo. El equipo político de Massa entiende que la línea de acción será una hasta el 11 de agosto y otra después de las elecciones Primarias. En la primera etapa, la idea es más bien minimalista. Se trata, en lo posible, de no hacer olas cuando las encuestas todavía le sonríen al Intendente de Tigre. Al mismo tiempo, la prioridad es el voto que está en disputa entre Massa y el Frente para la Victoria. «Cada uno de esos votos vale dos: es uno para nosotros y uno menos para ellos», graficó un asesor de Massa. Para fundamentar este análisis, en el campamento massista se reconoce que sus encuestas señalan que Cristina Kirchner conserva una imagen positiva del 37 por ciento, muy por encima del 26 que le adjudican a Martín Insaurralde. Estiman que la primera mandataria, y más con la activa colaboración del gobernador bonaerense, Daniel Scioli, todavía pueden elevar sensiblemente los guarismos del Intendente de Lomas de Zamora. La pelea por un porcentaje de ese electorado podría resultar decisiva. Según esta interpretación, las cosas cambiarán a partir del lunes 12 de agosto. Para entonces, ya quedará definitivamente consolidada en las urnas la «división de bienes» con el oficialismo y lo que se tratará de atraer es al voto opositor. En esa segunda fase, la prioridad será vaciar electoralmente a Francisco De Narváez y seducir, con la tesis del «voto útil», a una pequeña franja de los independientes que hayan votado por Margarita Stolbizer. Como antecedente está lo ocurrido en las últimas Primarias de 2011. En esa oportunidad Eduardo Duhalde perdió entre una elección y otra cerca de un millón de votos, cuando se advirtió que el potencial del ex hombre fuerte de la Provincia de Buenos Aires distaba en mucho a lo por muchos esperado. Fue la tesis de voto útil la que determinó una fenomenal sangría que hirió de muerte las aspiraciones de «Chiche» Duhalde, de lograr su reelección por la minoría en el Senado. En las especulaciones del massismo, esa estrategia electoral en dos tiempos le permitiría triunfar por una diferencia de alrededor de cinco puntos porcentuales en la compulsa del 11 de agosto y de un poco más de diez puntos en la elección del 27 de octubre. Curiosamente, la visión predominante en la Casa Rosada coincide bastante con el diagnóstico del massismo, aunque difiera en sus pronósticos. Lo que allí se considera es que la activa presencia presidencial y el firme compromiso de Scioli alcanzarán para compensar el elevado índice de desconocimiento público que tiene Insaurralde y «fidelizar» el voto kirchnerista, lo que le restaría a Massa unos cinco puntos porcentuales, cifra que podría volcar el resultado de agosto a favor del Frente para la Victoria. En los próximos días, hay que esperar una intensificación del activismo político presidencial y un aún mayor protagonismo de Scioli, cuyos allegados sostienen que está convencido de que esta vez está obligado a sobreactuar su lealtad con Cristina Kirchner para ganarse el derecho de postularse como delfín para 2015, ya que ninguna de las otras figuras relevantes del oficialismo parecería en condiciones de candidatearse con posibilidades de éxito. ¿Y LA CAPITAL? Preocupación es lo que hay como denominador común de la campaña kirchnerista en el territorio porteño. La carencia de una estrategia definida y un discurso uniforme para encarar la batalla electoral en el distrito ya comenzó a generar cortocircuitos entre los propios candidatos del Frente para la Victoria, donde abundan las chicanas y los pases de factura ante la ausencia de una voz de mando firme y una línea de acción clara que los articule, minimizando sus inocultables diferencias. La declaración de Juan Cabandié acerca de los peces que ve en el Riachuelo fue mucho más que un motivo para la broma de sus adversarios del resto de las fuerzas políticas de la ciudad. En realidad se trata de un buen ejemplo que grafica la sensación de desorientación que sobrevuela todo el armado K del distrito. La oleada de críticas que la polémica frase del legislador desató entre las propias huestes kirchneristas porteñas apenas sí tuvo algún eco en los principales despachos de la Casa Rosada, donde todos los esfuerzos están concentrados en la gran batalla en el territorio bonaerense. Para la dirigencia partidaria local, el desapego que muestra Cristina Fernández con la construcción proselitista en la Ciudad es la causa que alienta los mayores desajustes y la falta de un horizonte definido para la campaña. Los reproches crecen y se multiplican a medida que los datos de las encuestas evidencian cada vez más problemas para la performance del kirchnerismo capitalino en octubre. La preocupación mayor es palpable entre los equipos que asesoran a Daniel Filmus, quien aspira a renovar su banca en el Senado. Su apuesta se concentra en fidelizar el núcleo duro del voto kirchnerista porteño, que se ubica en torno al 20 por ciento, y en tratar de sumar la adhesión de sectores independientes del electorado disconformes con la gestión de Mauricio Macri, lo que en sus cálculos le reportaría un envión adicional para trepar más allá de los 25 puntos. Sin embargo, en ese objetivo Filmus debe lidiar con el desafío que representa la alianza de Unen, el espacio en el que Fernando «Pino» Solanas, Rodolfo Terragno y Alfonso Prat-Gay compiten por encabezar la lista para la Cámara alta. El resultado de las Primarias en la centroizquierda será clave para sus aspiraciones. Todas las encuestas advierten que el mejor escenario electoral para la lista que encabeza el ex ministro de Educación tendría lugar ante un triunfo de Terragno o Prat Gay en la interna de Unen. Una victoria de Solanas, en cambio, impondría límites concretos a la pretensión del kirchnerismo porteño de capturar en octubre el respaldo de los votantes decepcionados con el macrismo, y hasta amenazaría las chances de la Casa Rosada de retener la banca por la minoría en el distrito. Desde esa ecuación, ¿podría el kirchnerismo mandar a su militancia a votar en la interna de la centroizquierda contra la postulación de Solanas? Esa posibilidad se ha vuelto atractiva para aquellos sectores del peronismo capitalino que interpretan que, a excepción de la pulseada dentro de Unen y a diferencia de las Primarias previas a las presidenciales de 2013, las Paso no constituirán esta vez una foto anticipada de lo que ocurrirá en octubre. Esa opinión, sin embargo, encuentra reparos entre aquellas voces partidarias que advierten del impacto electoral de una acotada performance de las listas propias en las primarias. En esos sectores creen que se trata de una jugada demasiado peligrosa, que podría terminar desalentando la adhesión de votantes independientes a los candidatos de la Casa Rosada. En cualquier caso, la última decisión estará en manos de Cristina. La otra discusión importante dentro las corrientes del kirchnerismo porteño están más enfocadas por estas horas en la línea de discurso que privilegiará el partido durante la campaña. Los sectores de La Cámpora que dominan la integración de la lista de candidatos a diputados, con Cabandié a la cabeza, sostienen la necesidad de profundizar la estrategia de nacionalizar el discurso, convencidos de que la pulseada electoral en el distrito estará surcada por los comicios en el territorio bonaerense y la disputa dialéctica entre el Gobierno nacional y las distintas fuerzas de oposición. En el comando de Filmus, en tanto, sopesan la necesidad de fortalecer también la temática vinculada estrechamente con el debate local, en especial para aprovechar el malestar de algunos sectores del electorado de la ciudad con cuestiones puntuales de la administración macrista. El caos de tránsito, los inconvenientes derivados de las inundaciones en el distrito, se mezclan en esa agenda con la oposición del PRO a la sanción de algunas leyes vinculadas a la ampliación de derechos, como el aborto no punible o la gratuidad de los tratamientos de fertilización asistida. La clave, en el esquema de Filmus, es reforzar la adhesión de los sectores más progresistas del electorado capitalino, para evitar que emigren hacia la alianza de centroizquierda. Fuente:www.diarioellibertador.com.ar