De esta forma resulta un insumo clave para determinar la evolución de la denominada tasa de explotación o de plusvalía que determina la productividad del trabajo con relación a la inversión en mano de obra.
El dato ratifica una senda de deterioro que acumula siete trimestre consecutivos y que se había interrumpido levemente en el cuarto trimestre de 2022 que había mostrado un rebote con relación al piso reciente del 42,1% del tercer trimestre de ese mismo año.
Con todo el deterioro es franco en tanto, apenas ocho años atrás, en 2016 cuando se retomaron las mediciones, la participación de los salarios d ellos trabajadores sobre el producto representaban el 51,2% en el tercer trimestre y un 51,8% en el promedio anual. El pico fue en los primeros tres meses del año siguiente cuando los salarios llegaron a representar el 54,3% del valor agregado total. Un año antes se ubicaban en apenas una décima por detrás en 54,2%.
En el mismo período el excedente de explotación bruto que mide las ganancias empresarias pasó del 35,3% del total del producto al actual 44,5%. El ingreso mixto (autónomos y emprendimientos familiares) pasó de representar el 12,5% en 2016 a un 13,9% en la última medición.
El retroceso en la participación se ve agravado en tanto se produjo en un año en el cual la actividad económica sufrió una sensible contracción. Al tratarse de un indicador relativo, resulta que el deterioro de las condiciones de vida de la clase asalariada en términos absolutos resultó todavía más contundente.
Puestos de trabajo
La caída del poder adquisitivo en términos reales, estadísticamente, se ve relativamente compensada por la pérdida de puestos de trabajo que, según el mismo informe, acumuló 150 mil bajas entre el tercer trimestre de 2023 y el mismo período de 2024. Sin embargo, las bajas entre trabajadores registrados llegan a 231 mil que fueron compensadas por 75 mil altas netas entre los trabajadores informales.
En el mismo sentido, los puestos de trabajo no asalariados se incrementaron en 97 mil que representan una suba del 1,7%. En ambos casos se trata de un indicador contundente que da cuenta de un marcado deterioro en la calidad del empleo.
A la hora de observar los sectores surge que la industria manufacturera destruyó 30 mil empleos formales y 81 mil informales mientras que la Construcción destruyó 91 mil puestos registrados que fueron compensados por la creación de 15 mil puestos informales.
La agricultura y la ganadería, un sector que mostró un fuerte crecimiento durante el año, creó apenas 6 mil puestos de trabajo registrados y 12 mil no registrados. El Comercio, por su parte, destruyó 27 mil puestos con registración que fueron muy parcialmente reemplazados por 3 mil puestos no registrados.
Fuente: www.tiempoar.com.ar