No hay amor más grande que el de un padre a un hijo. Y qué no daría éste por evitar dolores, sufrimiento o la muerte de su pequeño. Hay muchos casos de papás que sufren por la enfermedad de sus niños y deambulan con esperanza por los pasillos de hospitales ansiando un milagro. Esa es también la historia de Haroldo Antonelli, el papá de Renzo Salvatore, el pequeño que conmueve a todo el país y que lucha con su nuevo corazón para vivir.

Hoy, tendrá un Día del Padre muy especial. “Me van a tener que despegar con pala del hospital porque voy a pasar acá con mis dos hijos, nadie me mueve”, dijo el flamante papá en diálogo telefónico con época, desde Buenos Aires, donde vive desde febrero cuando decidieron mudarse del barrio Industrial de la capital correntina para emprender una nueva vida, más cerca de Renzo.

Fue difícil para él explicar lo que significa ser papá, ya que repitió una y otra vez que no quería llorar. “Ya lloré muchísimo porque esos días en que Renzo decayó sentíamos que el mundo se nos venía encima, sólo puedo decir que no hay mejor regalo para mi que tenerlos a Renzo y a Valentino a mi lado, su recuperación y ver su carita que me mira es lo más grande que puedo tener”, exclamó.

Conocido como el “leoncito correntino”, el pequeño nació con un problema congénito. A las ocho semanas de gestación dentro de la panza no se alcanzó a formar la pared interior del miocardio (tejido muscular del corazón), por lo cual éste no tenía la fuerza necesaria para contraerse normalmente y por dicha razón tenía mala oxigenación.

Ahora tiene un poco más de dos años y en octubre del año pasado había sido conectado a un corazón artificial mientras por más de seis meses esperaron la llegada de un órgano que lo reemplace, hasta que se cumplió el milagro el pasado sábado 1 de junio.

Haroldo tiene 26 años y junto a Belén Ramos (24), su mujer, tuvieron primero a Valentino Alexandro, quien hoy tiene 6 años. Relató que sus tres amores nacieron en el mismo mes, Valentino es del 6 de septiembre de 2006; Renzo del 7 de septiembre de 2010 y Belén del 2 de septiembre. “En ese mes mi billetera quiebra”, dijo entre risas mientras contó sobre las fechas de cumpleaños de sus tres tesoros.

Narró por otra parte que el año pasado, el Día del Padre la pasó en Corrientes “pero al otro día recuerdo que tuvimos que venir a Buenos Aires urgente así que fue a las corridas”.

Es que en esa fecha la salud de Renzo volvió a complicarse y debió ser internado en el Hospital Garrahan, donde conocieron gran cantidad de historias similares a la de ellos, cuyos padres también le dieron fuerzas para no decaer.

“Cuando me enteré que Renzo necesitaba un trasplante de corazón yo ofrecí inmediatamente el mío, porque no quería que mi hijo pase por eso, pero obviamente no le servía, no me aceptaron, porque mi corazón es un corazón adulto y él necesitaba un corazón de un nene hasta de cuatro años”, explicó Haroldo.

Un festejo diferente

Haroldo contó que su papá está en Buenos Aires y que hoy también estará con él en el Garrahan. “Lo tengo a mi papá acá a mi lado, justamente se quedó para pasar conmigo el día y seguramente estaremos todos juntos”, contó.

Así como también su suegro, Jorge Ramos, quien nunca dejó de acompañarlos en la difícil lucha. Valentino quiere verlo a su hermanito, pero todavía no puede. Los únicos que tienen permitido el ingreso a la sala de cuidados intensivos donde se encuentra Renzo son su mamá Belén y Haroldo.

“No tenemos horarios para entrar, lo hacemos cuando los médicos nos dejan y rotamos con Belén. Me muero por tenerlo en mis brazos, quisiera poder tenerlo upa a más no poder y él llora porque quiere que lo alcemos, pero todavía no podemos”, lamentó el papá.

En cuanto a la evolución del pequeño, Haroldo mencionó que “se mueve mucho al ritmo de la música, nos mira, nos sigue con la mirada y llora para que le hagamos upa”.

La felicidad por el milagro de que Renzo haya logrado salir de la lista de espera del Instituto Nacional Centro Único Coordinador de Ablación e Implante -Argentina (INCUCAI), donde la semana pasada había vuelto debido a que el corazón no funcionaba como se esperaba, es el mayor de los regalos que recibió el joven para festejar hoy su día.

Su vida ya cambió. Ahora trabaja en Buenos Aires y divide sus horas entre el trabajo, la asistencia de Valentino a la escuela, ya que él se encarga de llevarlo y traerlo, más su visita diaria al “leoncito” en el hospital. “Renzo quiere seguir viviendo y lucha día a día por ello. Por eso, si tu hijo no deja de pelear, cómo vos vas a bajar los brazos. La estamos peleando y la seguiremos hasta lo último”, concluyó.

El corazón del niño funciona muy bien 

La evolución del pequeño correntino, Renzo Salvatore Antonelli, sigue siendo buena y su nuevo corazón continúa funcionando al 100 por ciento al cumplirse hoy dos semanas de su trasplante.

Ayer, al cierre de esta edición, se esperaba que los médicos resolvieran quitarle la asistencia respiratoria en base a que “ya tiene buena oxigenación, el funcionamiento orgánico general es bueno, el renal también y su evolución es muy buena”, contó su abuelo Jorge Ramos.

La familia y todo el país acompañan con cadenas de oración la recuperación del niño que lucha día a día por vivir.

Según agregó además su abuelo, Renzo está cada vez más activo, tiene muchas ganas de jugar, se quiere mover y estar en brazos.

Cabe recordar que según dijo su mamá, Belén, días atrás en una entrevista televisiva, la recuperación del pequeño llevará alrededor de seis meses.