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PROVINCIALES

14 de enero de 2024

La Provincia otra vez corre detrás de la emergencia, ¿la Nación está informada?

El alerta temprano de Bella Vista que nadie advirtió. La Casa Rosada está en otra sintonía. ¿Es necesaria la presencia de Valdés?

Prevención. Dice el diccionario: Preparación y disposición que se hace anticipadamente para evitar un riesgo o ejecutar algo. 

En el manual de misión y funciones de la mayoría de los gobiernos ese capítulo aparece envuelto en la anomia. Casi nunca tiene un responsable, lo que le ofrece un salvoconducto a la gestión para esconder cualquier negligencia.

En el breviario de servicios del Estado de la Provincia de Corrientes, si es que existe alguno, el articulado referido a la prevención de catástrofes está borrado, ha desaparecido o fue anulado. Quizás ese texto nunca fue escrito y eso por fin explica por qué la gente -los correntinos de a pie- sufren estoicamente en ciclo continuo los avatares de la naturaleza, cuyos desequilibrios los especialistas pronostican con mayor precisión y cada vez con mayor antelación. Así y todo, aquí nadie se da por enterado y los cataclismo desfilan por el Taraguí.

Con apenas dos años de intervalo, el territorio fue arrasado por las llamas y luego tapado por el agua sin ninguna reacción oficial que anticipara alguna acción defensiva. Sucedió y punto. La Provincia -es decir el Estado- corre siempre detrás de la emergencia. Y puede que el operativo asistencial sea efectivo y lo suficientemente ágil, algo que ciertamente es discutible, pero no se trata de eso; no: el asunto es la prevención. Anticipación. Preparar lo necesario para evitar, proteger, mitigar todo lo que se pueda, empezando por los vecinos, sus bienes, y siguiendo por los bienes del mismo Estado. 

Cinco días hábiles después de que se desataran las lluvias salió a la ruta el Vicegobernador, el funcionario de más alto rango presente en el distrito. El gobernador Valdés debe estar de vacaciones, este diario no lo pudo confirmar. Como sea, más allá del rango, llegaron tarde. Ayer desde la Dirección de Defensa Civil informaron que la emergencia hídrica que desató el aguacero corrido afectó a 15.000 correntinos. Representa poco más del 10% de la población de la provincia. Estuvieron, y están, a la intemperie porque la gestión del Estado, falló. 

El problema no es ni la calidad ni el tiempo de ejecución de la asistencia -que en verdad sí tiene importancia-, sino la preparación de las áreas del Gobierno de Corrientes para adelantarse a lo que está por suceder. Hace dos años fue el fuego, después la interminable sequía, ahora es la inundación por lluvia y desborde de ríos interiores, en unos meses tal vez se produzca la crecida de los ríos más caudalosos de la Mesopotamia, la secuencia de El Niño y La Niña que la ciencia ha informado con mucha anticipación. 

Es extraño, la administración tropieza con la misma piedra. Imprevisión. ¿O es indolencia?

Hace seis meses, apenas se comenzó a extinguir la brutal sequía, se sabía que el verano estaría caracterizado por eventos climáticos extraordinarios. Mucha lluvia, superior a la normal, y con posibles fenómenos meteorológicos como el que sucedió el 29 de diciembre en la localidad de Bella Vista.

En las últimas semanas del olvidable año 2023 se encadenaron una serie de temporales en distintos puntos del país, algunos muy cercanos a Corrientes; nadie se espabiló. Pero, ni siquiera el alerta temprano que significó Bella Vista fue tenido en cuenta; hasta hoy la intendenta Bazzi sigue chapaleando barro en el interior de su departamento tratando de recuperar algo de todo lo perdido. ¿Cómo es posible que no se activaran mecanismo de prevención?

Fuego y agua consecutivamente en dos años. En el mismo período de gestión, siempre en verano y con el staff de funcionarios en período de descanso.

Sucedió lo mismo en el 2022, los incendios arrasaban el territorio provincial y el plan de combate al fuego comenzó con demoras, eso motivó una agria discusión con el Gobierno central a cargo del kirchnerismo. Un debate sin sentido que no redundó en ningún beneficio. Corrientes salió adelante con la ayuda solidaria de todo el país.

En esta ocasión, otra vez el apuro en plena vacaciones. ¿La Provincia acudió a la Nación? ¿Hizo algún llamado de auxilio? Está claro que en la Casa Rosada miran para otro lado, tal vez ni siquiera tienen muy bien identificado dónde queda el Taragüí, pero es un hecho que si no hay gestión no hay ayuda. Por eso es clave la presencia del Gobernador.

No se lo necesita a Gustavo Valdés con las patas en el agua -o tal vez sí, porque la empatía es una fuerza poderosa-, pero es indispensable que esté al frente de la gestión, tocando timbre, golpeando puertas, visibilizando la situación. 
Ya que es inevitable correr detrás de la emergencia, al menos que sea con todo el equipo en la primera línea.
(L.A.S) 

Fuente: www.nortecorrientes.com


 



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