PROVINCIALES
15 de mayo de 2022
Radiografía de la desigualdad en la niñez: el NEA con cifras que duelen
De siete ítems analizados, la región lidera con tres. Los derechos más vulnerados de los niños son vivienda, educación y saneamiento sanitario.
Un estudio realizado por la UCA ofrece una radiografía de la desigualdad de la niñez en el país. De los siete rubros que aborda acceso a la información limitado, condiciones de saneamiento inadecuadas, inseguridad alimentaria, precariedad en la vivienda, nivel de educación insuficiente, privación de la salud y pobreza muldimensional, la zona del NEA encabeza tres de ellos. La insuficiencia en la educación es uno de ellos con un 46,5%, aunque el índica más alto y doloroso para esta región -con un 57,5%- es sobre las condiciones de saneamiento inadecuadas. También en precariedad de la vivienda sobresale el NEA con respecto a las otras regiones, con un 53,4%.
Mucho antes de la pandemia, la pobreza infantil en el país ya era una tragedia. Los números gritaban que más de la mitad de los chicos tenían sus derechos básicos vulnerados, pero nadie parecía escucharlos. Muchos de los chicos visitados desde el 2018 durante las recorridas de Hambre de Futuro por las distintas provincias, iban a clases en forma esporádica, no tenían baño o estaban acostumbrados a no cenar.
"Pero en 2020 llegó el tsunami del Covid que arrasó con aquellos hogares que ya venían sufriendo hambre, frío y falta de acceso al agua, entre otras privaciones. Una vez pasadas las grandes olas, debajo quedaron los cimientos destruidos de una Argentina que duele. Lo que sostiene Ianina Tuñón, investigadora responsable del Barómetro de la Deuda Social de la Infancia de la UCA, es que hubo un retroceso en muchas áreas y que el 2020 muestra un nuevo pico en la medición de la pobreza multidimensional infantil", explica en el informe publicado por el diario La Nación, Micaela Urdinez.
Según datos del Barómetro de la UCA, el panorama actual es dramático: el 64% de niños menores de 18 años son pobres, esto quiere decir que experimentan al menos una privación en el ejercicio de derechos en el espacio de la alimentación, el saneamiento, la vivienda, la salud, la información o la educación. La recorrida por algunas de las zonas más vulnerables de Formosa, Jujuy y Córdoba permitió visibilizar chicos a los que la urgencia los golpea por todos lados. La Nación insistió en comunicarse en reiteradas ocasiones con Juan Zabaleta, ministro de Desarrollo Social de la Nación, para discutir estas cifras, pero no obtuvo respuesta.
Para Gabriel Lerner, secretario nacional de Niñez, Adolescencia y Familia, los millones de niños en la pobreza y la indigencia son el principal desafío en materia de niñez y adolescencia en el país. "Probablemente en la Argentina sean pocos los niños o niñas que no acceden al plato de comida, pero está claro que la calidad alimentaria es baja. En los sectores de pobreza más extrema el acceso al agua potable y a las cloacas es un tema de singular trascendencia y con alto impacto en la salud de los niños y niñas", reconoce el funcionario.
"En 2021 algunos de los indicadores que venimos evaluando mejoran, pero otros tantos no, como por ejemplo en aspectos vinculados con la inseguridad alimentaria y la estimulación de niños pequeños. También se incrementaron mucho los indicadores de maltrato infantil", señala Tuñón.
Pero, ¿qué pasa cuando miramos estos datos en clave de desigualdad? Los datos recientes indican que en términos de brechas en el acceso a derechos entre los niños que más y menos tienen, las áreas más críticas en el país son en el espacio de la información (26 veces), la alimentación (10 veces), el saneamiento (6 veces) y la vivienda (4 veces). Esto quiere decir que los chicos de los hogares más pobres, tienen mucho menos posibilidades de tener Internet, de cubrir todas las comidas y de vivir en una casa que cuente con inodoro, que aquellos de hogares con mejores ingresos.
A la hora de interpretar estos números, Tuñón aporta tres datos claves. El primero es que las brechas de desigualdad social suelen ser estables en la mayoría de los indicadores. El segundo, que en aquellos indicadores en los que hay una disminución de las brechas, se debe a una mayor privación en los estratos más altos y no a una mejora en los más pobres. "Esto se observa mucho en indicadores de educación y estimulación, y en estas áreas podemos decir que todas las infancias son más pobres", señala la especialista.
Y tercero, que en los casos en los que las brechas son muy grandes es porque en los estratos más altos no existe déficit. Este fenómeno se manifiesta en el área de la información, por ejemplo, porque la gran mayoría de los niños de las familias más ricas tienen cubierto el acceso a Internet, a un celular y a una computadora.
"El principal perjuicio que nos deja la pandemia y que nos va a llevar un buen tiempo resolver, es el impacto en la materia educativa. Por un lado, la enorme desigualdad que ha habido entre los sectores populares que no han podido tener acceso a contenidos, a una relación con sus docentes de la misma calidad que en los sectores medios y altos y que seguramente va a impactar en su desarrollo educativo", agrega Lerner.
Fuente:www.nortecorrientes.com