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EL TIEMPO EN LA CRUZ

OPINIÓN

7 de abril de 2013

No es lo mismo estar que no estar

por Reynaldo Sietecase
No es lo mismo estar que no estar. Parece un verso previsible de una de las previsibles canciones de Arjona pero no, remite a la esencia misma del sistema de representación. En democracia, las autoridades son elegidas por los ciudadanos, entre otras cuestiones, para garantizar el bienestar general. Es obvio que los dirigentes deben estar presentes en el día a día de una gestión, más aun los que ocupan cargos ejecutivos y lideran estructuras administrativas destinadas a solucionar los problemas de la gente. Pero cuando ocurre una tragedia, esa presencia se torna imprescindible.

 

Es cierto que cuando un funcionario se acerca al dolor popular, las consecuencias pueden serimprevisibles. Nadie sabe cómo puede reaccionar alguien que perdió a un familiar o todos sus bienes. También es sabido que la decisión, cualquiera sea, cosechará críticas. Que se presente será entendido por algunos como “mero cálculo político”, y que no lo haga hablará, según otros, de “insensibilidad”. Con todo, se trata de un riesgo imposible de rechazar. Existe un imperativo ético que desdibuja cualquier cálculo político.

 

El miércoles pasado Cristina Kichner decidió viajar a Tolosa, el barrio más castigado de La Plata y donde la inundación terminó con la vida de medio centenar de personas. La presidenta volvió a embarrarse como lo hizo en su momento en Tartagal ante un alud que arrasó con un pueblo. Los Kirchner no estuvieron demasiado cerca cuando el humo de Cromañón sesgó la vida de doscientos jóvenes ni cuando un tren se estrelló en Once matando a 51 personas. Los que le cuestionan hasta sus aciertos políticos dicen que esta vez pesó en el ánimo de la presidenta la presencia de su madre y su hermana en esa zona inundada. Los que celebran hasta sus errores más groseros aplauden “el gesto de coraje”.

 

Lo importante es que la presidenta estuvo donde tenía que estar. Y que habló pero también escuchó. Y, en muchos casos, reclamos a los que no podía responder. Y también tuvo que soportar la bronca, el enojo y latristeza de los vecinos. Se reunió con el gobernador de Buenos Aires y expresó el apoyo del gobierno nacional. No se entiende por qué no repitió el procedimiento con el Jefe de Gobierno porteño.

 

Horas después la ministra de Desarrollo Social, Alicia Kirchner, recién llegada de una reunión de la Unesco en París, fue abucheada en un club social dónde se distribuía mercadería para los evacuados. El gobernadorDaniel Scioli no la pasó mejor cuando algunos vecinos le zamarrearon el auto que lo transportaba gritando sus reclamos.

 

A mi cabeza volvió la imagen de Carlos Reutemann cuando era gobernador de Santa Fe y se inundó la capital de su provincia (allí hubo una veintena de muertos) en abril de 2003. En las horas posteriores a la tragedia, el Lole se acercó a un hospital y lo recibió una lluvia de insultos. Reutemann, una de las figuras más populares del país por su historia deportiva, nunca antes había recibido una puteada así. Hizo silencio y siguió con su recorrida. Más allá de las opiniones que cada lector pueda tener sobre el ex piloto de Fórmula Uno, algo es irrefutable: después de aquella catástrofe –por la que enfrentó varias denuncias judiciales por la imprevisión de su gobierno– sigue teniendo una alta imagen positiva y fue electo senador nacional con un gran porcentaje de votos. 

 

Párrafo aparte merecen las ausencias de Mauricio Macri y Pablo Bruera. Los dos estaban en Brasil en unas mini vacaciones por el larguísimo feriado de Semana Santa. El Jefe de Gobierno Porteño llegó el día después del temporal que se cobró ocho vidas en la CABA. Argumentó que es un funcionario público y merecía descansar como cualquiera. Nadie podría discutir ese derecho. Sí sus excesivas licencias –sus opositores en la ciudad las estiman en 193 días en cinco años– y un tema para el debate: ¿no es mejor que los funcionarios importantes de cada administración tomen sus vacaciones dentro del país mientras dure su mandato? ¿No es mejor que estén siempre cerca?

 

Lo de Bruera tiene un agravante que va más allá de la ausencia temporaria. En medio de la tragedia se difundió una foto en su cuenta de Twitter dónde se lo veía con dos colaboradoras y la leyenda: “Desde ayer a la noche recorriendo los centro de evacuados”. Horas después lo atribuyó a un error de sus colaboradores ya que había llegado al país a las 9 de la mañana. No faltó quien le pidió la renuncia. El intendente lo rechazó de plano: “Imagínese lo que sería en este momento que yo renuncie. Dentro de poquito hay elecciones, los ciudadanos podrán elegir”, dijo a La Red. Y tiene razón. En democracia se opina con el voto.

 

Mientras baja el agua y la tragedia sigue mostrando su rostro más impiadoso, algo queda claro: no es lo mismo estar que no estar.      

 



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