Después de la grave crisis cambiaria que sacudió al país, se conocieron ayer los números oficiales del Indice de Precios al Consumidor (IPC) de agosto. De acuerdo con el informe del Indec, la inflación en el NEA alcanzó un 4,5%, superando la media nacional, que fue del 4%.
En definitiva, el Indice de Precios al Consumidor (IPC) subió 4% en agosto respecto de julio y 54,5% interanual. Así fue en el país, mientras que en la región se superaron ampliamente estas dos marcas. 
Pese a la instrumentación de la quita del IVA, en las provincias del NEA, los principales incrementos se dieron en el rubro de equipamiento y mantenimiento del hogar (7%); seguido por el de alimentos y bebidas no alcohólicas (5,3%), y en tercer lugar se ubicó el de bienes y servicios varios (5,1%). 
También fueron fuertes las subas en salud (5%) y en bebidas alcohólicas y tabaco (4,7%).
El acumulado anual en el NEA marcó 32,4%, y en este caso los mayores aumentos se dieron en el ítem de educación (45,4%); en segundo lugar se ubicó la variación en los servicios básicos (agua, electricidad, gas y otros combustibles) que marcó 40,1%; y, finalmente, en tercer lugar quedó salud con el 38,3%.
Asimismo, la inflación interanual -de agosto a agosto- en la región trepó al 57,3%, ubicándose como la más alta del país, seguida de cerca por Cuyo (57,1%) y la Patagonia (56,9%). En este caso, el rubro con mayor escalada fue el de salud (71,8%), seguido por el de equipamiento y mantenimiento del hogar (65,5%) y en tercer lugar quedó el de bienes y servicios varios (65,2%).
También se puede señalar que los números de agosto duplican ampliamente a los registrados en julio, representando un quiebre negativo en una tendencia que venía generando expectativas de un mejor escenario económico del país. Prueba de ello es que, a nivel NEA, la variación fue entonces  en julio del 1,9%, y había sido una buena noticia porque había descendido del 2,9% registrado en junio, y del 3,5% de abril. 
El escenario cambió drásticamente después de las elecciones primarias y la repentina revaluación de la moneda nacional, que derivó en fuertes incrementos en los precios de los productos de la canasta básica de las familias argentinas y aún peor en esta parte del país.