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8 de octubre de 2018

Bolsonaro sacó una abrumadora ventaja, pero habrá balotaje en Brasil

El líder del Partido Social Liberal se impuso con casi el 47% de los votos y superó por 18 puntos a Fernando Haddad, del Partido de los Trabajadores (PT), con quien se medirá en la segunda vuelta el 28 de octubre.

El candidato de la ultraderecha Jair Bolsonaro quedó muy cerca anoche de convertirse en el próximo presidente de Brasil, al obtener casi el 48% de los votos,  mientras que Fernando Haddad, delfín de Lula, llegó al 28%. La disputa se definirá el 28 de octubre, cuando se celebre una segunda vuelta, ya que ninguno de los aspirantes obtuvo el 50% más uno de los votos.
Con el 95,04% de los votos contados, Bolsonaro obtenía el 46,79%, mientras que Haddad llegaba al 28,26%. 
Fuera del balotaje quedaron Ciro Gomes, con el 12,52% de los votos, Geraldo Alckmin (4,84%) y João Amoêdo (2,72%).
Los resultados mostraron que Bolsonaro obtuvo más votos de los que decían las encuestas en semanas recientes.
Bolsonaro es un ex capitán del ejército y legislador con 27 años en el Congreso que se hizo popular presentándose como un “salvador de la patria” frente a los políticos “corruptos” que llevaron a una debacle a la mayor economía del continente.
Aunque la jornada se llevó a cabo con tranquilidad, el proceso electoral estuvo marcado por un intenso descontento hacia la clase gobernante tras años de turbulencia política y económica.
Dos grandes hechos marcaron el camino hasta estos comicios: el político más popular del país, Luiz Inácio Lula da Silva, vio rechazada su candidatura, mientras que Bolsonaro, líder en las encuestas, del Partido Social Liberal, sufrió un ataque a cuchilladas a un mes de los comicios.
A minutos del cierre de casillas en todo el país, el clima era festivo frente al departamento donde vive Bolsonaro en Barra de Tijuca, zona oeste de Río. “Nuestra bandera jamás será roja”, gritaban unos 500 seguidores que esperaban la salida del diputado derechista hacia el hotel donde dio una conferencia de prensa. 
Bolsonaro es conocido por su nostalgia por la última dictadura, sus insultos a las mujeres y a los gays y sus llamados a reprimir la delincuencia, dándole más garantías a las fuerzas de seguridad.
Al votar en Río de Janeiro, Bolsonaro pronosticó que obtendría más del 50% de los votos, suficiente para evitar una segunda ronda el 28 de octubre. “La gente cae en la cuenta de que Brasil no puede seguir con el camino del socialismo. No queremos ser mañana lo que Venezuela es hoy”, dijo.
“Si Dios quiere, nosotros liquidamos hoy esta elección”. Añadió que el domingo 28, cuando debiera disputarse el segundo turno, “voy a estar disfrutando en la playa”, dijo Bolsonaro.
En cuanto a las perspectivas que se le presentarían en caso de llegar al gobierno de Brasil, el candidato derechista expresó: “No haré ninguna negociación partidaria. A mí ya me apoyan más de 260 diputados del bloque ruralista, gran parte del bloque evangélico y de la bancada de la seguridad (policías y militares). En mis cuentas, tenemos aproximadamente 350 diputados que van a estar con nosotros y, en su mayor parte, ellos son honestos (sic). Ellos no quieren ver al juez Sergio Moro en Curitiba”, dijo el líder de la ultraderecha brasileña.
Después de votar, el antiguo ex alcalde de San Pablo, Fernando Haddad, habló con la prensa, pero su voz quedó eclipsada cuando opositores golpearon ollas en edificios cercanos.
El ex ministro de Educación, en los gobiernos del ex presidente Lula da Silva, admitió que en caso de ser derrotado se apresurará a “saludar a quien salga triunfador”. Para la segunda vuelta, dijo que “vamos a buscar ampliar nuestras alianzas para todos los brasileños y brasileñas que, en forma independiente, puedan elegir por la democracia”.
En el tramo final de la campaña, el PT subió el tono contra Bolsonaro al advertir al electorado que, con su elección, la democracia estaría en peligro. Incluso, mediante un video, el partido de Haddad lo comparó con Adolf Hitler.
Quien resulte electo dirigirá un país sumido en una crisis económica y política, aún conmovido por el enorme escándalo de corrupción de Lava Jato, el mayor esquema de corrupción en la historia de país develado a partir de 2014. Como síntoma de una nación en crisis, más de 13 millones de brasileños no encuentran trabajo en el mercado.
“Hay un fuerte deseo de cambio”, opinó Andre Portela, profesor de Economía de la Fundación Getulio Vargas, un importante centro de estudios e investigación. “Bolsonaro se ha aprovechado de eso y se ha presentado como agente del cambio, pero no queda claro si realmente lo será”.
Mientras tanto, Haddad ha prometido dar marcha atrás a las reformas económicas del presidente Michel Temer que dice que han deteriorado los derechos de los trabajadores, para aumentar la inversión en programas sociales y recuperar los años de auge que Brasil tuvo bajo su mentor, Lula.
El liderazgo del ex capitán del Ejército era previsible; sin embargo, lo que no lograron anticipar las encuestas es que los candidatos al Senado y a Diputados que lo secundan iban a pasar al frente como ocurrió.
Esto fue muy claro en el caso de San Pablo, donde el mayor Olimpio, del Partido Social Liberal bolsonarista, conseguía también en boca de urna el 24% de los votos, mientras que Eduardo Suplicy, del PT, un político muy apreciado por el electorado paulista y con votos propios, estaba en segundo lugar con una candidata, la socialdemócrata, Mara Gabrilli, del Psdb, con escasa expresión política.

  Fuente:www.ellitoral.com.ar

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