Ll presidente de la Cámara de Senadores de la Provincia, Pedro Braillard Poccard, dejó en claro ayer que no está en su pensamiento la posibilidad de acompañar la moción del titular de Diputados, Pedro Cassani, quien exhortó a los legisladores a tratar en extraordinarias cuestiones que hacen al buen funcionamiento institucional de la Provincia, como los pedidos de juicio político estancados en Secretaría legislativa, más aún cuando pesan sobre sus espaldas las miradas del arco nacional, que tiene en carpeta una intervención al Poder Judicial. Y justamente es con un tema que involucra al funcionamiento judicial correntino con el que Cassani y compañía intentan demostrar que en Corrientes las cosas pueden mejorar, y que no es necesario un remedio federal.
Pese a ello, el Nº 2 de la Provincia supo mantener una postura sólida a la hora de conversar con radio Sudamericana sobre la posibilidad de las extraordinarias:
Toledo: ¿pero llegó al Senado? Braillard Poccard (BP): ya le dije que no llegó. Pero en principio le anticipo que no hay causal. Cuando llegue el pedido veremos. Pero en principio no existe en mí el ánimo de convocar. Natalio Aides: ¿hay dos observaciones diferentes sobre el tema? BP: leo lo que dice la Constitución. Puede ser llamada extraordinariamente por el Poder Ejecutivo, por el Presidente de la Asamblea. Pueden. Pueden. Pueden, a petición escrita por las quintas partes de ambas cámaras. Pueden dice. No debe. Toledo: si bien no quiso adelantar posición dijo claramente que no hay motivos para una extraordinaria. Aides: "no hay motivos", dijo.
Así las cosas, el ánimo de Braillard Poccard instaló ayer un nuevo round entre Diputados y Senadores, dejando en la interpretación de la Constitución una coyuntura en llamas por la crisis instalada en el Poder Judicial.
Señales de que esto podía ocurrir se vieron antes de finalizar el período de sesiones ordinarias, ya que el Senado había rechazado la prórroga aprobada desde Diputados.
En el poder nacional se advierte que hay decisión de dar protección a los ministros cuestionados, quedando la Legislatura como un espacio propicio para hacer la vista gorda.
Los remedios locales escasean ante la falta de consenso político, abonando a la posibilidad de que un paliativo federal, como una intervención, sea la única salida.