Muhammed Wisam Sankari dejó su casa en el barrio de Aksaray y su cadáver fue encontrado días después decapitado y mutilado hasta tal punto que sólo pudo ser identificado por los pantalones que portaba.

La ONG turca Kaos GL, que trabaja en favor de los derechos de la comunidad LGTB, asegura que la policía turca no hizo nada después de que la víctima y sus amigos denunciaran que recibía amenazas de grupos homófobos que le mostraban cuchillos para atemorizarlo y que, en una ocasión, lo secuestraron, violaron y le dieron una paliza.

Rayan, un compañero de vivienda, relató a esa ONG que la víctima se sentía amenazada, que apenas podía moverse en su propio barrio y que iba a intentar irse a otro país para solicitar asilo.

Su amigo contó que después de haber sido secuestrado, violado y golpeado por un grupo de hombres por primer vez hace cinco meses acudieron a una comisaría de policía y que los agentes no hicieron nada.

Gorkem, otro amigo del fallecido, confió que la noche en la que Wisam Sankari salió de casa tenían miedo por las insistentes amenazas.