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Los investigadores del crimen de Gabriela Daiana Villarroel (18) aseguraron que la clave para esclarecer el homicidio fue una declaración espontánea que brindó el tío de la joven, quien se presentó en la comisaría, se autoincriminó en el asesinato y confesó que aún mantenía el cuerpo de la chica en la pensión en la que vivía, en el barrio porteño de Villa Lugano.

Fuentes de la investigación explicaron que el prefecto detenido por el crimen, el cabo segundo de la Prefectura Naval Argentina Néstor Fabián Quintana (29), le dijo a la policía "yo sé donde está Gabriela y está muerta", y luego confesó que mantenía una relación amorosa con la joven, que por ella se había separado de su mujer, la tía materna de la chica, y que la mató porque discutió.

Esta mañana el padrastro y una tía de Gabriela aseguraron a la prensa que el tío "confesó" ante los investigadores haber asesinado a su sobrina.

“Confesó él, se quebró en la comisaría”, afirmó esta mañana Lidia, la tía de Gabriela, quien agregó que la joven y su tío se llevaban “bien, tenían una relación de tío y sobrina” y que hasta el momento las autoridades no le informaron a la familia cómo había ocurrido el crimen: “La policía nos dijo que la mató, nada más”.

"Con Gabriela discutimos y la maté", aseguran que declaró el prefecto. Ahora para que eso tenga validez, deberá reafirmarlo ante el juzgado.

Fuentes de la investigación señalaron que, en principio, la chica murió por asfixia mecánica y que no presentaba lesiones cortantes ni golpes y que tampoco se visualizaban signos de haber sufrido algún tipo de ataque sexual.

El cadáver fue hallado el lunes pasadas las 18 en una casa de la calle Zelarrayán 5336, entre Fonrouge y Larraya, a cuatro cuadras de donde había sido vista por última vez. Hasta allí llegaron los investigadores de la comisaría 48a, y encontraron el cuerpo dentro de unas bolsas negras de consorcio.

Gabriela había sido vista con vida por última vez el viernes pasado alrededor de las 18, cuando salió con su hermana rumbo a un cyber, aunque dos cuadras antes, en la esquina de Somellera y avenida Larrazábal, dijo que iba a quedarse esperando a su novio de 20 años.

Sin embargo, el muchacho nunca se encontró con ella, llamó a la madre de Gabriela y, tras no lograr contactar con la joven, radicaron la denuncia en la comisaría 48va. y se inició la búsqueda.

Durante todo el fin de semana, los familiares de Gabriela realizaron varias marchas pidiendo a los vecinos que los ayudaran a encontrar a la chica. Los investigadores de la comisaría 48a. citaron en la comisaría a todos los familiares de la joven para conocer los movimientos de Gabriela.

Durante las entrevistas, a los investigadores les llamó la atención la declaración de uno de ellos, el tío prefecto de Gabriela, quien cambió en varias oportunidades su testimonio, y hasta dijo que le habían robado su teléfono celular el domingo en el barrio de La Boca.

Los policías constataron que el hombre había denunciado el robo de su aparato celular ese mismo domingo en la comisaría 24a, pero igual mantuvieron sus sospechas sobre él. Finalmente, una hora después el hombre se presentó en la comisaría y pidió hablar con el jefe de la seccional, ante quien confesó el crimen.

El prefecto quedó detenido y se espera que ratifique esta tarde su declaración ante la por la jueza de instrucción 20 de Capital Federal, Elizabeth Paisán.