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Mientras un pueblo rabioso y dolorido sigue encontrando cadáveres, el gobierno iraquí ya habló de una "respuesta dura" al atentado más mortífero del Estado Islámico (EI) en lo que va del año, que ya causó al menos 213 muertos y 230 heridos en el centro de Bagdad.

"El número de muertos por el atentado suicida del sábado en Bagdad se ha elevado a 213", dijo el jefe adjunto del comité de seguridad del Consejo Provincial de Bagdad, Mohamed al- Rubaye a la cadena CNN.

En tanto, el ultimo domingo cerca de la medianoche iraquí en el barrio de Al Karrada, de mayoría chiita, estalló un camión repleto de explosivos y metralla frente a una popular heladería, cuando la gente se encontraban de compras en plena celebración del Ramadán.

Entre las víctimas, había al menos 25 niños y 20 mujeres, que estaban realizando sus compras para la festividad musulmana del Aid al Fitr, con la que culmina el mes sagrado de Ramadán y que se celebrará dentro de pocos días.

Producto del atentando, Varios negocios y vehículos quedaron destruidos y calcinados en esta zona comercial, según las fuentes policiales, que solo durante la jornada del ultimo domingo habian cifraron en 125 los fallecidos y en 135 los heridos.

Al mismo tiempo, este lunes los habitantes de Al Karrada, en el centro de Bagdad, se vistieron de luto y expresaron su rabia contra la negligencia de las autoridades tras el atentado suicida.

"La tristeza impera y hay funerales en cada lugar. Las procesiones de los entierros prosiguen desde ayer y todavía se desconoce la suerte corrida por muchas personas", explicó un vecino identificado como Abu Ali al Ameri a la agencia de noticias EFE.

"El olor a muerte y la destrucción inundan la zona", contó Al Ameri, quien sostuvo que muchos de los cadáveres recuperados de entre los escombros están calcinados.

Entre la destrucción y el dolor, familiares y vecinos marcharon en esta jornada en medio de estrictas medidas de seguridad desde la plaza Kahramana hasta el lugar del atentado, donde encendieron velas en recuerdo de las víctimas.

Los manifestantes exigieron que los altos cargos de seguridad -a los que tildaron de "corruptos"- rindan cuentas por su ineficacia y pidieron que se intensifique la búsqueda de las personas que continúan bajo los escombros de los edificios destruidos por el estallido.

De esta manera, el día del atentado el primer ministro de Irak, Haidar al Abadi, pidió a la Comandancia de Operaciones de Bagdad que aplique "el cinturón de seguridad" alrededor de la capital y urgió a los servicios de seguridad a retirar los aparatos portátiles de detección de explosivos falsos ADE, por cuya venta el empresario británico, James McCormick fue condenado en 2013 a diez años de cárcel.

También ordenó reabrir una investigación sobre "los contratos corruptos de adquisición de esos equipos y perseguir a los órganos implicados", así como acelerar la instalación de aparatos para inspeccionar los vehículos eficaces.
Pero la ira de la gente se hizo notar. Apenas se acercó al lugar, el mandatario fue increpado y, su vehículo, apedreado.

El Estado Islamico se adjuticó los ataques
El pasado domingo, cuando la policía recién empezaba a recolectar los cuerpos de las víctimas que habían quedado calcinados y desparramados en el suelo, el EI reivindicó la autoría del ataque en un comunicado difundiendo por las redes sociales y por páginas web vinculados a milicias extremistas donde aseguró que el objetivo eran los chiitas.

A poco más de una semana de que las fuerzas de seguridad iraquíes declararan la liberación de Faluya, tras expulsar de la ciudad a la milicia yihadista, el EI tiñó de sangre la capital.

"En el marco de las permanentes operaciones de seguridad de los soldados del califato en la ciudad de Bagdad, el hermano muyahidín (guerrero santo) Abu Maha al Iraqui logró hacer estallar su coche bomba en una concentración de renegados (chiitas)", expresó la nota en la que se adjudicaron el ataque.

Tras este sangriento ataque, en la jornada de este lunes desde el Ministerio de Justicia de Irak anunciaron que los condenados a muerte "por terrorismo" serán ejecutados pronto y presentaron sus condolencias a los familiares "de los mártires en esta enorme tragedia", que consideró "una traidora acción terrorista que coincide con las victorias de las fuerzas iraquíes que liberan el país del yugo terrorista".

Este anuncio llega tras la amenaza concreta del primer ministro iraquí al EI: "Los terroristas intentan desviar nuestra marcha, pero nuestra respuesta será dura y en sus propios feudos de Al Anbar y Mosul (...) Proseguirá la lucha contra ellos".

Pero pese a los avances de las fuerzas iraquíes ante el grupo yihadista, al que han arrebatado localidades como Ramadi y Hit, el EI continúa ejecutando numerosos atentados lejos de las líneas de frente.

En esta línea, el pasado domingo se registró un segundo atentado en un mercado del barrio chiita de Al Shaab, en el norte de la capital iraquí, que causó al menos dos muertos, según informó a la agencia de noticias Europa Press el vicepresidente de la Comisión de Seguridad del Consejo Provincial de Bagdad, Mohamed al Robaie.

Los servicios de rescate advirtieron que la cifra de muertos va a aumentar ya que todavía quedan cuerpos por extraer bajo los escombros del edificio, completamente devastado.

Irak libra una cruenta lucha contra el EI desde junio de 2014, cuando el grupo se hizo con amplias zonas del norte y centro del país y proclamó un califato.

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