Aunque el domingo amaneció con sol radiante y en Paso de la Patria el ritmo se parecía al de cualquier otro día de descanso, la amenaza de una nueva inundación no queda más lejos que un par de palmos.

Con los barrios céntricos costeros con el agua ya dentro de las casas de fin de semana y el nivel del Paraná en franco ascenso (ayer por la mañana la cota marcaba 7.36 metros), la preocupación por poder llegar a tiempo para resguardar la localidad se cierne sobre los pobladores estables del lugar.

Contrarreloj, la junta del comité de emergencia de Paso de la Patria, encabezada por el intendente Armando Bordón, visitó ayer el Barrio 440. Se trata de un asentamiento informal que surgió hace algunos años y que ya tiene aproximadamente un centenar de pobladores arraigados. Se ubica bordeando el arroyo Huajó, “a espaldas” del pueblo, y por fuera del terraplén que hace las veces de barrera.

EL COMITÉ DE EMERGENCIA ADVIRTIÓ A LOS VECINOS EL RIESGO DE LA INUNDACIÓN.

A unos 300 metros por fuera de la defensa y con el Huajó por detrás, la barriada es la que más peligro corre de quedar bajo agua.

Allí, para contener crecientes anteriores, consiguieron en 2014 completar una suerte de barrera provisoria, y aunque la fueron reforzando en otras ocasiones, la estructura presenta filtraciones en más de un punto de su base, lo que indicaría una consolidación dificultosa para soportar una cota demasiado alta.

Además de Bordón, representantes de la cámara de comercio, concejales, el interventor de la Comisión Vecinal de Agua Potable, policías, bomberos, oficiales de prefectura, el juez de falta y hasta el sacerdote de la comunidad se unieron ayer a la recorrida por la zona.

En primer lugar recorrieron la barrera, rodeada por el arroyo que prácticamente abraza al barrio de casitas precarias. Luego convocaron a los vecinos para una reunión muy cerca del lugar.

“Venimos a advertirles que la creciente se anuncia esta vez para un nivel de 9 metros. Sabemos que tienen sus casas con sus pertenencias, que les costó mucho sacrificio tener. Por eso queremos avisar de este riesgo. Es muy importante que en unos días las mujeres y los niños sean trasladados a casas de otros familiares o a centros de evacuación”, alertó a los vecinos el intendente Bordón.

Los vecinos no desean abandonar sus casas, sus escasas pertenencias, ni el barrio que es humilde pero es su hogar. Sin embargo las advertencias fueron contundentes.

“Hay algunos días de tiempo para poder sacar sus cosas de manera ordenada. El Municipio, en conjunto con todo el comité de emergencia, ayudará para hacer un traslado ordenado. Con su buena voluntad y la nuestra lograremos sacar todo a tiempo”, afirmó el jefe comunal.

“Si se les manda aviso, por favor, salgan sin demora. Si la barrera cede, en pocos minutos se inundará todo el lugar”, advirtió el Intendente.

Los jardines con plantas en plena floración de las casitas ni parecían enterarse de la amenaza. Pero los rostros de la veintena de vecinos que se acercó a escuchar los pronósticos reflejaron una mezcla de preocupación y cansancio. Otra creciente, otra mudanza.

No obstante, el intendente anunció una medida que, aunque riesgosa, pareció devolver en parte la esperanza. “Con recursos propios del Municipio y mucho esfuerzo se traerán camiones con tierra para elevar un poco el nivel de la barrera. Aunque si el río crece tanto como se pronostica, no es aconsejable que se queden las mujeres y los niños aquí”, reiteró.

Si las obras comienzan hoy y no aparecen lluvias durante la semana, en algunos días la barrera podría elevarse a una cota de 8 metros 20. “Agregar nivel a la defensa no suma más que un 10% de presión a la base, que es donde están las filtraciones. Ya aguantó varias crecientes y podría aguantar, aunque el riesgo siempre existe”, explicó a época el ingeniero Carlos Martínez, asesor del Municipio.

“Vamos a hacer todo lo posible por salvar el barrio y sus casas. Pero si les llega la advertencia de evacuar, por favor, salgan. No queremos un ahogado ni herido por negligencia. Siempre será mejor perder algo material que la propia vida”, insistieron en diálogo con los vecinos.

También el padre Camino, sacerdote de Paso de la Patria, instó a los vecinos a “no desesperar”. “Estamos todos en la misma, hay que tener ánimo, estar unidos y ser solidarios”, instó.

Mientras tanto, esperan que mañana puedan concluir los estudios técnicos para elevar la otra defensa – que resguarda a la mayor parte del pueblo – a una cota de 9.50 metros. Con esos datos se podrá enviar un presupuesto al Gobierno provincial, a la espera de la contratación de una empresa que pueda realizar la obra lo antes posible.

“Las crecientes de este año son nunca vistas”

Alberto salió de compras el domingo y de regreso se subió al bote y llevó la provisión al hogar.

Desde hace más de 50 años, Alberto y su familia viven en Paso de la Patria. Recuerda haber pasado una creciente muy grande en el año 1966 y la inundación de 1982. “El agua llegó hasta más de un metro esa vez. Tuvimos que trasladarnos a la zona de los médanos, que era más alta. Y aguantar fuera de la casa muchos meses. Casi un año duró”, rememoró en diálogo con época mientras señalaba el nivel del Paraná hace 34 años.

Sin embargo, con esos recuerdos tan presentes, Alberto asegura que “últimamente las inundaciones son mucho más frecuentes. Tuvimos crecida en 2013, 2014, 2015 y ahora de nuevo”, señaló. Su contacto con el río y con la naturaleza le hace intuir que el efecto de la vida moderna sobre el ambiente tiene mucho que ver.

Pero, de algún modo, vive la emergencia con cierta naturalidad. “Alzamos los muebles que pudimos a la planta alta. Y otros los dejamos nomás. Ya compraremos otros muebles si hace falta después”, dice entre risas.  Trabaja de guía de pesca, aunque hace tiempo que los turistas no lo buscan para salir de pesca. “Si acá no hay playas, no hay turismo, ni trabajo para los guías”, explicó.

Casas de fin de semana

Aunque el pico de la creciente se espera para las próximas semanas y las proyecciones indican que durarán por lo menos dos meses, las casas de descanso ubicadas en las cercanías a las playas, así como las viviendas y comercios ubicadas por la calle 25 de Mayo son las primeras que reciben la creciente del Paraná.

En la zona conocida como “Barrio de los chaqueños”, muchas son las edificaciones que desde este fin de semana ya tienen agua por dentro. Quienes pudieron, retiraron las principales pertenencias que se pueden dañar con el agua, bajaron las llaves de la luz o elevaron muebles lo más posible. Otros, más rezagados, pueden hacerlo todavía pero ya con botas y más precaución.

Por la desocupación de las casas, un fenómeno inevitable cada vez que hay creciente, desde el comité de emergencia pidió a la Provincia un refuerzo especial en materia de seguridad para los próximos meses. De ese modo pretenden evitar que “los dueños de lo ajeno” se aprovechen de la soledad de las viviendas para ingresar y apropiarse de objetos y bienes.

Pero no todas son viviendas de descanso o quintas de fin de semana. Hay también pobladores paseños que ya levantaron sus muebles pero continúan habitando sus hogares “mientras se pueda”. Algunos, para desplazarse, utilizan canoas.

 Fuente:diarioepoca.com