El programa de Gestión Integral de Residuos Sólidos Urbanos (GIRSU) comenzó a mediados del año pasado, promovida por la ONG Manos Verdes, que impulsó la puesta en marcha de una iniciativa dividida en cuatro etapas, y que abarcaron desde el diagnóstico de la situación hasta la erradicación de un basural a cielo abierto.
Para poner en funcionamiento el programa, se contó con el apoyo económico de las embajadas de Alemania y Suiza que respaldaron la propuesta en distintos tramos del proyecto. El Municipio, y un grupo de voluntarios, articularon desde entonces un sistema de recolección de residuos diferenciados, reciclaje de materiales plásticos, el tratamiento de los residuos orgánicos con un sistema de vertedero y la erradicación del basural que comprometía la calidad de vida de la comunidad.
Aunque Carlos Pellegrini es un pequeño pueblo con unos mil habitantes estables, recibe cada año la visita de unos 30 mil turistas, que acrecientan la problemática del manejo de residuos urbanos en un territorio asentado dentro de la reserva provincial Iberá.
A siete meses del inicio de la implementación, la evaluación de los resultados obtenidos hasta ahora parece ser muy positiva.
“Los objetivos eran reducir la generación de residuos, reutilizar lo que tenga vida útil y reciclar”, recordó a época Gastón Boccalandro, un emprendedor dedicado a la actividad turística que también trabaja dentro del Municipio.
Su tarea específica consiste en contactar posibles compradores del material reciclado de botellas PET que deriva del proceso.

“Tomamos conciencia de ser un pueblo ecológico, que vive en una reserva natural y debe cuidarla”, destacaron.

“Todavía evaluamos potenciales compradores, ya que el traslado desde Carlos Pellegrini tendrá un costo importante. Así, deberá llenarse al menos un camión con acoplado al momento del envío. Pero todo marcha muy bien, y ya hay dos potenciales compradores”, apuntó.
Hasta ahora, ya se han cumplido en gran parte las etapas del proyecto, que si bien impulsó Manos Verdes, ahora quedó casi complementamente bajo la gestión municipal.
El proyecto se lanzó formalmente el 28 de noviembre de 2013 con la acción “mi pueblo limpio”, día en el que más de 50 personas de distintas edades y condiciones se unieron para recorrer cada una de las calles del pueblo, juntando más de 300 kg de residuos de las cunetas, pastizales y demás zonas de la localidad.
Pero en julio de 2015 comenzó a implementarse el reciclaje. “Tenemos tachos de residuos diferenciados en las esquinas de las calles y en la plaza. Y una recolección también diferenciada. Toda la comunidad tomó mucha conciencia de la responsabilidad de ser un pueblo limpio, y también de habitar en una zona de reserva donde la conducta debe ser ecológica”, evaluó Boccalandro.
Además, la Embajada Suiza en Argentina cofinancia, junto con el Municipio y la Fundación, la erradicación del basural existente.
“Ahora apuntamos a sumar un horno en el cual se puedan quemar residuos patológicos. Y elaboramos proyectos para reciclar pilas y residuos similares”, explicó. Mientras, aquellos materiales son depositados en bolsas especiales, a las cuales se ponen precintos y son enterradas. “Se deja el cuello de la bolsa en la superficie, para que puedan liberar los gases, y luego de un tiempo se vierte el contenido”, indicó. Ese proceso se llama “vertedero”.
Asimismo, Boccalandro destacó el avance en la erradicación del basural, que era el principal objetivo del proyecto.
Este año, el Municipio planea organizar junto a los establecimientos escolares la visita de los alumnos a la planta de reciclado. “De ese modo, se profundiza la conciencia sobre la importancia de la conducta ecológica”, sostuvo el referente.

Fuente:diarioepoca.com