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EL TIEMPO EN LA CRUZ

17 de octubre de 2015

Insólito caso de correntino: “Ahora comeré sólo picadas que tengan escarbadientes con banderitas”

Tras seis meses de sentirse mal y de tantos estudios médicos, a Horacio, oriundo de Mercedes, le detectaron algo en el corazón. Fue a cirugía y le sacaron un escarbadientes.

Horacio Rodríguez Videla es un mercedeño que en Buenos Aires fue ayer noticia nacional por un insólito caso médico: en una reciente intervención quirúrgica le sacaron un escarbadientes del corazón que se había tragado hace seis meses al comer una picada. 
Desde la puerta del Hospital Fernández, en el barrio porteño de Palermo, donde lo operaron, el correntino Horacio explicó su caso (difundido también en la edición de ayer de El Litoral) y medio en broma y un poco en serio por la experiencia que le tocó vivir resaltó: “Ahora voy a comer sólo picadas que tengan escarbadientes con banderitas”.
“Desde fines de marzo empecé con una fiebre que volaba, entraba y salía de los consultorios porque no daban un diagnóstico. Me hicieron 20 mil análisis y hasta fui al Fleni en Escobar donde me hicieron un análisis en el que te estudian todas las células”, contó Rodríguez Videla a los medios nacionales.
“Bajé al menos 7 kilos y empecé al principio a toser con sangre y siempre se pensó que era una neumonía y ahí fueron avanzando pero siempre salía todo bien; ya queríamos con mi familia que saliera mal para aferrarse a algo”, añadió el hombre de 42 años.
Videla explicó que al visitar la Ciudad de Buenos Aires por trabajo le recomendaron ir al Fernández porque “están los mejores infectólogos” y ahí fue que le encontraron, mediante una ecografía, el objeto en el corazón que al principio pensaron que era un catéter y al extirparlo, en una operación que duró 7 horas, resultó ser un escarbadientes.
“Me levanté después de la cirugía y empecé a reírme”, manifestó y recordó que “sentía algo que me pinchaba el corazón”. El paciente recibirá el alta el próximo miércoles al mediodía y los médicos le aconsejaron “nada de moto por lo menos durante dos meses y dormir boca arriba”, tras lo cual bromeó: “Ah, nada de picada tampoco”.
“Se pueden comer picadas pero hay que ponerle una banderita al escarbadientes y masticar bien”, concluyó Videla a modo de recomendación para que nadie tenga que pasar por su situación.

Cirugía y sorpresa
“En el quirófano hubo un silencio de misa. Nadie hablaba. El paciente en la camilla tenía el pecho abierto y los médicos no podían creer lo que veían. Todos en la sala se quedaron mudos, hasta que el cirujano rompió el mutismo mientras sacaba el objeto del medio del corazón: ‘¡Es un escarbadientes!’
Hubo risas, incredulidad y hasta una acusación de mentira, pero por más increíble que pareciese, era real”, señala un artículo del diario Clarín en el que describe el caso del correntino Horacio Rodriguez Videla.
La historia comenzó en un hospital de Corrientes porque tenía fiebre y no podía bajarla con nada. Allí le recetaron un medicamento porque creían que tenía un principio de neumonía.
“Pasaron los días, pero Horacio no mejoraba. De hecho empeoraba: seguía con fiebre, empezó a bajar de peso y hasta tosía con sangre. Los médicos, confundidos, creyeron que podría tener tuberculosis o sida y le cambiaron los antibióticos. Nada. Todo seguía igual”, indicó el artículo de Clarín.
En junio, el paciente decidió viajar para Capital Federal, donde se atendió en el Hospital Fernández. “Ya pesaba entre 6 y 8 kilos menos y estaba asustado. Nadie podía dar con lo que venía sufriendo desde hacía seis meses. Le hicieron un cultivo de sangre y encontraron que había una infección que venía desde el corazón. Durante dos meses le cambiaron los medicamentos, pero el problema seguía”, agregó.
“Le hacían radiografías y tomografías, aunque no se veía nada. Como un virus fantasma que no podían atrapar. Fue entonces que a principios de este mes, después de que los remedios limpiaran la infección del corazón, los médicos pudieron ver que había un objeto extraño clavado allí y entonces decidieron operar”, describieron.
“Cuando lo vi en la radiografía pensé que se trataba de un catéter que se había quedado ahí desde alguna otra intervención. Lo increíble fue cuando lo operamos. Primero sacamos toda la sangre del corazón y entonces se vio claro. Era un escarbadientes”, relató el jefe de cirugía cardiovascular del Hospital Fernández, Fernando Cichero.

 

Fuente:www.ellitoral.com.ar



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