Viernes 19 de Abril de 2024

Hoy es Viernes 19 de Abril de 2024 y son las 13:12 -

25.5°

EL TIEMPO EN LA CRUZ

12 de enero de 2014

La clave del éxito

Acuerdo de precios,cómo hacer para que, esta vez, funcione un mecanismo que ha fracasado tantas veces. La opinión de los especialistas. Trampas empresarias, posiciones dominantes y exageración de los márgenes de ganancia. Qué agenda plantean AEA y la Sociedad Rural.

Bajo el lema “Precios Cuidados”, el Gobierno puso en marcha el acuerdo de precios al que arribó con las principales cámaras empresarias de producción y comercialización de alimentos y con el que busca bajar los índices de inflación. Más allá de las discusiones que se dieron en estos primeros días, como la cantidad de productos que integran la lista o los problemas de stock en las góndolas, el mayor interrogante pasa por dilucidar si esta metodología que se utilizó en anteriores ocasiones y con escasos resultados, en esta oportunidad puede llegar a ser efectiva. A diferencia de lo que sucedió en las anteriores iniciativas encaradas por Guillermo Moreno, la nueva gestión encabezada por el secretario de Comercio Interior, Augusto Costa, se plantea llevar adelante un seguimiento tanto de la cadena de producción como de comercialización de los alimentos, con el objetivo de detectar cuáles son los eslabones que se apropian de los mayores beneficios y que por lo tanto terminan transfiriendo esos márgenes extraordinarios al precio final del producto. “Estamos apuntando a limitar la capacidad de los formadores de precios de apropiarse de lo que no les toca”, aseguró Costa en entrevistas que brindó el fin de semana pasado. Se trata, entonces, de afectar intereses y, por lo tanto, de una puja política con un sector poderoso con el que se tiene que acordar y controlar a la vez. 
 
Martín Schorr, investigador del Conicet y autor junto a Pablo Manzanelli de una serie de investigaciones sobre el proceso de formación de precios en la posconvertibilidad, destaca tres aspectos de la nueva gestión: “Por primera vez en este gobierno se reconoce que la inflación es un problema, lo cual es bueno, porque desde el 2007 a esta parte es uno de los factores que está detrás del estancamiento en la distribución del ingreso y de la caída del salario real”, afirma. El segundo elemento que pondera Schorr es que “lejos de plantear el problema desde la idea de una puja distributiva, que eso conduciría a plantear un cierto enfriamiento de las presiones sindicales en pos de más salarios, se plantea la inflación atada al tema de la concentración”. Por último, rescata “que se ponga la lupa en el rol oligopólico que juegan tanto las grandes cadenas de comercialización como los productores de alimentos que tienen una incidencia directa en el precio final de los productos”. 
 
Con todo, a Schorr le surgen dudas acerca de la efectividad que pueda lograr el Gobierno a la hora de marcarles la cancha a los empresarios. “Hay que ver la capacidad real de control que puede tener el Estado sobre los productos en boca de fábrica y los canales de distribución y comercialización. Con militantes de La Cámpora no se puede controlar el tema”, advierte. También entiende que es fundamental que el Estado acceda a cierta información de la que hoy carece. “No puede ser que la forma en la que el Estado tenga acceso a la estructura de costo de Techint sea enviándole un mail a la empresa solicitándole esa información”, grafica. El tercer elemento que Schorr entiende que el Estado no debe soslayar es regular las cadenas productivas para que los grandes productores no terminen transfiriendo el ajuste para abajo. Cita el siguiente ejemplo: “Se puede negociar con Mastellone para que aumente la leche un determinado porcentaje y que a partir de ahí no la aumente más. Pero si no se regula la relación de la gran empresa con sus pequeños proveedores, se corre el riesgo de que la gran empresa les transfiera el ajuste a los pequeños. Lo que termina pasando es que muchas veces la gran empresa se termina comprando al proveedor y por lo tanto se profundiza la concentración”. 
 
Roberto Dvoskin se desempeñó como secretario de Comercio Interior durante el gobierno de Raúl Alfonsín y coincide con el diagnóstico de quien hoy ocupa ese cargo. “Lo que está diciendo Costas es lo mismo que decía yo hace 25 años”, arranca. Pero si bien se define a favor de un acuerdo sectorial como herramienta para atacar la inflación, en el actual encuentra algunas limitaciones que lo llevan a ser escéptico en cuanto a las expectativas del resultado. “Me parece que un acuerdo de precios es siempre bueno en la medida en que se tenga el resto de las variables macro también metidas adentro. Pero si el Gobierno lo deja al pobre Costas peleándose solo con las grandes empresas, le va a pasar lo mismo que a nosotros: el acuerdo dura tres meses y cuando venga la estampida salarial no hay manera de sostenerlo”, aventura. 
 
Precisamente, Andrés Asiaín, director del Instituto Scalabrini Ortiz, cree que el modo en que se cerró el acuerdo no ayuda para morigerar la expectativa salarial, la otra pata necesaria para disminuir los índices inflacionarios. Observa que “en el corto plazo, el acuerdo validó los aumentos de precios de los últimos meses y no una disminución, como hubiera sido lo más conveniente”. En consecuencia, entiende que sin una disminución de precios “a la hora de discutir salarios, los sindicatos van a pedir aumentos por lo menos similares a los de años pasados, y por lo tanto, el acuerdo dura poco tiempo porque se traduce en aumentos de costos”. Asiaín suma otro elemento necesario que puede ayudar fehacientemente a un acuerdo sectorial y que recién se podría dar en el 2014. “El tema inflacionario en Argentina tiene que converger el año que viene cuando se instale un índice de precios que sea aceptado por empresarios y sindicatos. Esto fomentaría un acuerdo de precios y salarios en conjunto para bajar la nominalidad y evitar que un día aumenten los precios y otro los salarios, y así indefinidamente. Ésa tendría que ser la política a la que se apunte, al menos para la paritaria del año próximo, y lograr un acuerdo de precios y salarios con un índice de precios que sirva de termómetro para su cumplimiento”, completa.
 
Los movimientos estivales de los popes sindicales tampoco parecen estar apostando a que una disminución en los precios de los alimentos sea acompañada por menor exigencia salarial. El alza que se dio en el último trimestre del año pasado y las subas salariales otorgadas a las policías provinciales durante el mes de diciembre llevaron a los dirigentes gremiales a anunciar que reclamarán un piso del 30 por ciento a la hora de discutir paritarias. Los que están más alejados del Gobierno lo plantean explícitamente. En tanto que los gremios que aún mantienen lazos fluidos con la Casa Rosada ponen como condición para atenuar los reclamos que los precios de los alimentos de la canasta básica vuelvan a valores anteriores a octubre, cuando se produjo la última estampida. Se trata de una instancia que hoy aparece difícil de que se concrete.
 
En el diagnóstico que hacen de la inflación tanto Axel Kicillof como Costa, el proceso de concentración que se dio en el país en los últimos treinta años juega un rol central. Entienden que a partir de esa posición dominante que las grandes empresas detentan en el mercado cuentan con la capacidad para formar precios y apropiarse de una rentabilidad extraordinaria. 
 
Un estudio elaborado en 2011 por el Centro de de Estudios Económicos y Monitoreo de las Políticas Públicas (Cemop) les da la razón a los funcionarios. Por ejemplo, en el sector supermercadista se indica que el 81 por ciento del mercado está en poder de tres empresas: Coto, Cencosud y Carrefour. En el mercado del pan, a partir de la compra de Fargo por parte de Bimbo, una sola empresa pasó a concentrar el 80 por ciento de la producción. En el rubro de las cervezas, dos empresas (Quilmes y Brahma) poseen el 82 por ciento del mercado, y en el caso de las galletitas, Kraft, Arcor y Danone ostentan el 78 por ciento de la torta. Esa posición dominante que obtuvieron las grandes corporaciones lleva a que resulte desigual la pelea que pretende plantear el Gobierno. “El mundo empresarial tiene demasiadas posibilidades para evadir este acuerdo cuando se lo proponga”, señala Dvoskin. “Tienen capacidad para producir problemas de desabastecimiento, y si no se controlan con eficacia de parte del Estado estos movimientos, aparece una enorme cantidad de productos sustitutos mucho más caros que resulta mucho más atractivo para el empresario ponerlos a la venta. Por lo tanto, la capacidad que tiene el mundo empresario de torcer la voluntad y no cumplir con estas normas es muy alta”, concluye. 
 
Para Schorr, esta inflación oligopólca pone al desnudo uno de los dilemas que el actual modelo económico no pudo resolver. “Surge una contradicción entre la política redistributiva que el Gobierno quiere llevar adelante para mejorar las condiciones de vida de los sectores populares y una estructura productiva que se especializa en producciones que requieren funcionalmente de salarios bajos porque no apuestan al mercado interno sino que miran al mercado mundial”, completa.
 
De hecho, con la Sociedad Rural como anfitriona, cámaras empresariales ligadas al sector exportador llevaron adelante esta semana un segundo encuentro –el primero había sido el 9 de diciembre pasado en la Universidad Católica Argentina– “para trabajar en ideas comunes sobre cómo mejorar el país”. Clichés como “seguridad jurídica”, “respeto por las instituciones” y “experiencias exitosas de otros países” formaron parte del menú del establishment económico. Una agenda muy diferente a la que busca plantear el Gobierno para pelearle a la inflación. 

------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
  “Precios cuidados”   - 10  cadenas de supermercados firmaron el  acuerdo de “Precios Cuidados”.
 
- 100 productos y 194 precios son los que integran la lista.
 
- 65 proveedores se comprometieron a abastecer las góndolas del área metropolitana.
 
- Las bebidas tuvieron una baja del 8 por ciento respecto del precio anterior al acuerdo, la carne un 11 por ciento y la perfumería un 5 por ciento.
 
- En el azúcar se estableció un aumento del 9 por ciento y en el aceite del 30 por ciento.
 
- En promedio, la lista presenta una caída del 7 por ciento del precio con anterioridad al acuerdo. 
 
La lista total de precios acordados se puede consultar en www.precioscuidados.com   Fuente:veintitres.infonews.com


COMPARTIR:

Comentarios