La presidenta Cristina Fernández decidió ayer el primer cambio de Gabinete de su segundo mandato. Con todo el ritual kirchnerista del caso –hermetismo absoluto en la previa, luego el suspenso de que se venía un anuncio de Alfredo Scoccimarro–, la novedad sacudió al oficialismo y hasta sorprendió a los funcionarios involucrados en los cambios. El hasta ahora jefe del bloque del FPV en Diputados, Agustín Rossi, pasará al Ministerio de Defensa. El peronista santacruceño Arturo Puricelli, que dejará su lugar a Rossi, fue nombrado al frente del Ministerio de Seguridad. Puricelli remplazará a Nilda Garré, como ya lo hiciera en la cartera de Defensa. Garré, que en los últimos meses había bajado muchísimo su perfil, será la nueva embajadora argentina ante la Organización de Estados Americanos (OEA), con sede en Washington. La conducción de la bancada del oficialismo en la Cámara Baja quedará a cargo de la vicepresidenta del bloque, la bonaerense Juliana Di Tullio (ver aparte).  
Los funcionarios implicados en el anuncio se enteraron de sus nuevas responsabilidades pocas horas antes de que Scoccimarro apareciera en la sala de conferencias de la Casa Rosada. Rossi estuvo en Lomas de Zamora, donde la mandataria encabezó un acto que alimentó varias interpretaciones electorales (ver pág. 4). El diputado rosarino luego fue citado a la Casa Rosada. Allí lo recibió la jefa de Estado, quien le ofreció la cartera de Defensa. Rossi forma parte de La Corriente Nacional de la Militancia, una de las agrupaciones del oficialismo, y su mandato como diputado vence en diciembre próximo. 
La renovación de su banca se había complicado luego de que la legisladora santafesina María Eugenia Bielsa –enfrentada con Rossi por la conducción del peronismo provincial– hiciera pública su decisión de no compartir listas con el jefe del bloque saliente. Tras escuchar la propuesta, el "Chivo" aceptó enseguida, agradeció la confianza y, según sus voceros, "prometió cumplir con la tarea". La designación como ministro implica, como contrapartida, desistir de cualquier intención de ser candidato por la provincia de Santa Fe.
El cambio en el Ministerio de Seguridad también se decidió en el día. Aunque el nombre de Garré estaba desde hace meses en el centro de las versiones, sus colaboradores más directos no pudieron disimular la sorpresa. El equipo que la acompañaba en su apuesta por una seguridad democrática –un nuevo paradigma para tratar la inseguridad, que privilegia las garantías constitucionales y no descuida la corrupción interna de las fuerzas de seguridad-– se enteró ayer mismo de los cambios. La propia ministra citó a su equipo en su despacho del 8º piso del edificio de Gelly y Obes al 2200. Faltaban diez minutos para que Scoccimarro diera la novedad desde la Casa Rosada. Garré informó que el nuevo destino que le asignaba la presidenta era representar al país ante la OEA y los organismos del sistema interamericano. Al ofrecerle el nuevo cargo, la presidenta le planteó que necesitaba "alguien con liderazgo" para impulsar cambios en la OEA, sobre todo tras la muerte de Néstor Kirchner y de Hugo Chávez. "Va a ser una misión con mucha repercusión internacional", advirtió la jefa de Estado.
Mientras Garré y su equipo comenzaban a despedirse de los programas que caracterizaron la gestión en estos años (prevención de la violencia institucional, protocolo especial para el delito de femicidio, uso racional de las armas de fuego, capacitación para mejorar el vínculo con jueces y fiscales), el segundo de la cartera, el secretario de Seguridad, Sergio Berni, se encontraba en Neuquén, dirigiendo desde el terreno el operativo interministerial que se desplegó en esa provincia ante la posible erupción del volcán Copahue. 
Berni tiene una excelente relación con el futuro ministro de Seguridad. Conoce a Puricelli desde hace años. De hecho, ambos trabajaron coordinadamente en las tareas de distribución de ayuda para los inundados en La Plata y colaboraron con el establecimiento de un centro logístico en la Facultad de Periodismo. Berni seguirá en su puesto, como un virtual viceministro, una vez que Puricelli asuma la titularidad de la cartera. El saliente ministro de Defensa, por su parte, cambiará de función tras varias polémicas y discusiones sobre la eficacia de su tarea: en su momento se le atribuyó falta de previsión con el embargo de la Fragata Libertad. También hubo controversias en torno a la campaña antártica, que este año tuvo dificultades para reaprovisionar las bases. 
Los cambios resueltos por la presidenta modificarán el paisaje cotidiano del Congreso. Rossi ya no estará al frente del bloque del FPV, función que venía cumpliendo ininterrumpidamente desde el año 2005, cuando Kirchner lo eligió para esa tarea. "Con Rossi se va el que ha sido el mejor presidente del bloque del peronismo en Diputados desde 1983 a esta parte", lo elogió anoche el diputado mendocino Guillermo Carmona, titular de la Comisión de Relaciones Exteriores, en diálogo con Tiempo Argentino. El remplazante será una mujer, la diputada que lo secundaba en la línea de autoridades del bloque: Di Tullio, hasta ahora vicepresidenta de la bancada, de 42 años, es vecina de Castelar, tiene dos hijos, formada inicialmente psicóloga social. Su acercamiento a Néstor y Cristina es anterior al lanzamiento de la campaña electoral de 2003: los conoció mientras dirigía la ONG Manos creativas.  
Una de las últimas misiones de Di Tullio, tarea compleja de por sí, fue presentarse como querellante –con el patrocinio legal del abogado constitucionalista Eduardo Barcesat– en la causa por lavado de activos que involucra al Grupo Clarín. Di Tullio presentó una denuncia por evasión ante la Procuraduría Adjunta de Criminalidad Económica y Lavado de Activos (Procelac) contra once sociedades no declaradas del Grupo Clarín que tienen domicilio en Panamá. En su presentación, la diputada no descartó que las once sociedades del multimedios estén cometiendo el delito de lavado de activos. Di Tullio también exigió que la justicia federal argentina investigue las denuncias, que fueron motorizadas por el especialista en finanzas y ex bróker del JP Morgan, el arrepentido Hernán Arbizu. «

un diputado militante

Antes que diputados, nosotros somos militantes políticos que sentimos que estamos protagonizando y llevando adelante un proyecto político que cambió el país. En este recinto, en nuestra militancia y en cada lugar nosotros venimos a defender convicciones, valores e ideas." Con esta frase Agustín Rossi comenzó, quizá sin saberlo, lo que sería su último discurso como presidente del bloque de los diputados del Frente para la Victoria. A partir del lunes deberá "defender", valga la redundancia, el modelo kirchnerista en el Ministerio de Defensa.
Cerca de las 18 de ayer, Rossi fue convocado a la Casa Rosada. Suspendió la reunión que tenía planeada con la diputada y secretaria parlamentaria del bloque, Teresa García, con quien iba a preparar la semana parlamentaria que se avecinaba. Cuando llegó a gobierno no sabía que la presidenta le iba a proponer encabezar la cartera militar. De alguna manera sintió que esta situación ya la había vivido, un déjà vu. Como cuando en julio de 2005 recibió un llamado desde la misma Rosada donde le avisaban que iba a ser candidato a diputado nacional. Al entonces presidente Néstor Kirchner le había gustado el perfil y el discurso de este ingeniero civil que ocupaba por segunda vez una banca de concejal en Rosario. En una entrevista de esa época le preguntaron cuál iba a ser el eje de su gestión como diputado nacional: "Defender irrestrictamente la política del gobierno nacional", respondió. Poco después de haber sido electo, el ex presidente lo sorprendió una vez más al anunciarle que iba a ser el jefe del bloque oficialista que comenzaba a tener ya un perfil estrictamente kirchnerista. Si su designación como presidente del bloque fue una apuesta fuerte e inusual a las tradiciones parlamentarias también lo será su remplazante, Juliana Di Tullio, quien se convertirá en la primera mujer en conducir una bancada oficialista.
A esta altura su carrera política cobraba una velocidad inusitada. Rossi había comenzado su militancia en la JP en 1980 y con el retorno de la democracia participó en lo que se conoció como la Renovación Peronista. En 1987 fue electo por primera vez concejal del PJ en Rosario. Luego de 1991 vino una temporada de militancia sin ocupar cargos políticos hasta que en 2002 volvió a ser electo concejal. Dos años después se haría cargo de la presidencia del Concejo hasta que apareció Kirchner en su vida política. Fueron ocho años intensos al frente del bloque que tuvo diferentes etapas. Le tocó ser oficialista con mayoría en la Cámara pero también remar contra la corriente luego de la derrota en las parlamentarias de 2009. Enfrentó al Grupo A y demostró la suficiente cintura para evitar que la oposición pudiera imponer una agenda parlamentaria con la que pretendían terminar con el proyecto kirchnerista. Tanto conoce la dinámica de la Cámara que, como reconocen algunos legisladores del FPV, Rossi suele anticiparles las frases de los diputados de la oposición.
Sus colaboradores aseguran que ya puso su cabeza en la nueva función que comenzará a desarrollar la próxima semana. Varios amigos le recordaron anoche la frase con que había comenzado su último discurso, y terminó por convertirse en un presagio del cambio. No piensa abandonar la construcción política en su provincia que lo vio nacer en 1959 y se entusiasma con regresar el 20 de junio ya como ministro en funciones.

Por: »    Felipe Yapur