«Macabro, lamentable y triste» fueron las palabras con las que el fiscal describió este hecho en una radio local, agravado por el contexto de extrema vulnerabilidad del niño. «Es difícil determinar la causal de muerte por el avanzado estado de descomposición, la muerte data de entre entre 20 y 30 días», comentó.

Las primeras indagaciones revelaron que el niño estuvo internado en el hospital local y en Capital por su estado de desnutrición. Tal como se informó en la edición de hoy de EL LIBERTADOR, los primeros datos de la autopsia arrojaron que el menor no tenía golpes ni heridas visibles que podrían haber provocado su muerte. Sin embargo, sí notaron indicios de que estaba en un alarmante estado de desnutrición.

RECONSTRUCCIÓN DEL HECHO

Según informaron medios libreños, el cuerpo se encontraba en un avanzado estado de descomposición y habría sido desenterrado por un perro del lugar. Personal policial llevó el cuerpo a la morgue del hospital local donde se realizó la autopsia para determinar las causas de la muerte, identidad y la edad del menor, que llevaría más de 30 días sin vida.

Hasta el momento, se sabe que el niño tenía 3 años cuando falleció y hubiera cumplido 4 años el pasado jueves 9 de febrero. Tenía una discapacidad motriz y vivía con su madre y su abuela en el asentamiento conocido como barrio Las Flores, quien lo tuvo a los 15 años. La joven de 19 años es madre también de una beba de 3 meses, que quedó a resguardo de su abuela al ser detenida como la principal sospechosa.

A partir de los testimonios, se tomó conocimiento de que el pasado viernes 20 de enero, la joven identificada como B M regresó a su casa sin su hijo. La abuela del niño le preguntó dónde estaba y ella le dijo que se había encontrado en el hospital local con una asistente social de Capital, a quién se lo había entregado porque no estaba en condiciones de darle una buena calidad de vida, principalmente por la discapacidad del niño.

Según expresó el fiscal a otra radio capitalina, la madre había dicho respecto de la asistente social que dio al niño que no recordaba su nombre, ni número de contacto. «Hay que tener en cuenta el contexto sociocultural de estas personas, por ahí su desconocimiento sobre un trámite de adopción. No había muchos interrogantes de la familia, más allá que preguntaban por el bienestar del pequeño», explicó, y la madre sosteniendo que «no tenía las condiciones necesarias para solventar al chico por su estado de vulnerabilidad».

Fuente:www.diarioellibertador.com.ar