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EL TIEMPO EN LA CRUZ

NACIONALES

12 de junio de 2020

Según la revista Time, Argentina está entre los países que mejor responden a la pandemia del coronavirus

La publicación estadounidense la eligió entre las 11 naciones que, por diferentes razones, actuaron de manera más eficaz y responsable ante la crisis desatada por el brote mundial de COVID-19

La revista Time y el Eurasia Group, la consultora de riesgo político fundada por Ian Bremmer en 1998, destacaron a 11 países de distintas regiones del planeta por su respuesta ante la pandemia del nuevo coronavirus. Argentina es el único representante latinoamericano entre los elegidos.

En un artículo publicado este viernes, Bremmer —que es también editor en la prestigiosa publicación estadounidense— explica que la selección de los casos testigo se basó en su capacidad para administrar con éxito tres frentes: la gestión sanitaria de la crisis, la conducción política y la respuesta económica. Para cada categoría, los investigadores del Eurasia Group confeccionaron una escala de eficacia basada en criterios cualitativos y cuantitativos.

A continuación, la lista completa de los países elegidos por Time:

Argentina

Es la única nación de América Latina que ingresó al selecto grupo y una de las dos de todo el continente americano. Con 27.373 casos confirmados, 772 muertos y 8.743 recuperados el 12 de junio, está entre los que tiene menor mortalidad por habitante en la región.

“La entrada más sorprendente de esta lista, dado que el país ha desencadenado su noveno default financiero. Argentina registró su primera muerte por coronavirus el 7 de marzo; para cuando el Gobierno impuso una cuarentena, el 20 de marzo, el mundo se había puesto al día con la amenaza de la crisis y Argentina introdujo estrictas medidas de distanciamiento social, y los ciudadanos las acataron. Como resultado, sus números se ven mucho mejor que los de la mayoría de sus vecinos. Con la cooperación bipartidista de los gobernadores y de las figuras del Congreso, la respuesta del flamante Gobierno de Alberto Fernández a la gestión del coronavirus (que obtuvo la aprobación del 83% de los argentinos) ha dado lugar a un aumento de los índices de popularidad. Esa aprobación interna es fundamental, mientras se defiende de los inversores internacionales y atraviesa el noveno default del país", sostiene Time.

Los Fernández (junto con su vicepresidenta y ex presidenta Cristina Kirchner) son peronistas que suscriben políticas económicas de izquierda y, fieles a sus raíces ideológicas, ofrecieron a los trabajadores de bajos salarios una suma global de 10.000 pesos para ayudarlos a capear la crisis. Pero aunque se note su voluntad de gastar en estímulos internos, la realidad de las finanzas de su Gobierno y los inminentes reembolsos de deuda a los acreedores extranjeros los limitan considerablemente (su paquete de estímulo asciende a solo el 4,9% del PIB), y su intento de imprimir más dinero puede empujarlos al infierno de la inflación. Mientras tanto, los nuevos casos en Buenos Aires están aumentando, y hay cada vez más críticas al estricto confinamiento (las restricciones se han suavizado en otros lugares). Sin embargo, su deseo de cuidar de la gente y la decisión de desviar recursos del pago de la deuda para hacerlo —aún a riesgo de un inminente colapso financiero— ha sido la mejor opción entre las malas alternativas”.

 

Taiwán

A pesar de la cercanía con China, el país insular de Asia Oriental tuvo una de las respuestas más efectivas contra la pandemia, que prácticamente no lo afectó. Tiene apenas 443 casos positivos y siete muertes, pero no necesitó paralizar completamente el país para lograr ese resultado.

“En lugar de cerrar su economía durante semanas en un intento de frenar el virus, Taiwán tomó otro camino: después de cerrar rápidamente sus fronteras y prohibir las exportaciones de máscaras quirúrgicas, el Gobierno utilizó el rastreo de contactos para identificar y garantizar que los que estaban en cuarentena cumplieran realmente las normas. Taiwán tiene un sistema de salud universal, los funcionarios sanitarios celebran diariamente reuniones informativas para el público, y los negocios se mantienen abiertos utilizando medidas de precaución agresivas, como la toma de temperatura y el suministro de sanitizante antes de que los clientes puedan entrar en los establecimientos comerciales. En todo momento, la respuesta centralizada del Gobierno se consideró convincente y creíble, y ciertamente no perjudicó el hecho de que el vicepresidente de Taiwán sea un epidemiólogo", describe Bremmer en el artículo.

 

Singapur

Desde el comienzo fue unánimemente considerado uno de los modelos más destacados de respuesta, especialmente en contraposición con China. Al igual que Taiwán, pudo lidiar con la pandemia sin imponer medidas draconianas y, aunque registró 38.965 contagios, solo 25 personas murieron de COVID-19. Es cierto que, tras contener con mucho éxito el primer brote, enfrentó otro, concentrado en las residencias de trabajadores migrantes, cuyas condiciones de vida están muy por debajo de la media de la población. De todos modos, las autoridades lograron contenerlo y no se generalizó a toda la ciudad Estado.

“Singapur fue uno de los primeros países aclamados como ‘ganador’ por su respuesta a la pandemia, una reputación bien merecida gracias a su enfoque agresivo de la localización de contactos (que incluía el escaneo de las identificaciones de las personas en los supermercados) y los testeos generalizados. En retrospectiva, Singapur estaba bien situado para superar a otros en su respuesta a la pandemia, dadas las lecciones aprendidas anteriormente de la epidemia de SARS, su pequeño tamaño (5,7 millones de personas en total) y el enfoque centralizado de ‘estado niñera’ no solo para las crisis sanitarias, sino también en otras facetas de la política. El Gobierno construyó camas temporales a velocidades vertiginosas para albergar a los pacientes de COVID19, manteniendo baja la tasa de letalidad (inferior al 0,1% de los casos confirmados)”.

 

Corea del Sur

Es el otro país de Asia Oriental que dio algunas lecciones clave al resto del mundo respecto de cómo enfrentar la pandemia. Tuvo un brote muy fuerte, originado en una secta religiosa, pero logró superarlo rápidamente sin necesidad de una cuarentena generalizada y respetando la libertad de movimiento de sus ciudadanos. Suma un total de 11.902 casos confirmados y 276 muertes. Al igual que Singapur, aprendió de una epidemia reciente: en su caso fue el MERS, que lo tomó desprevenido en 2015.

“La agresiva respuesta temprana de Corea del Sur ha ayudado al país a mantener no solo un bajo número de víctimas mortales sino un bajo número de casos en general (poco menos de 12.000, alrededor del 0,02% de la población) que sigue siendo la envidia de las principales democracias industriales. Y lo ha hecho no solo en su propio beneficio; Corea del Sur comenzó a desarrollar testeos de COVID-19 y a aumentar la producción a miles por día, cuando su propio número de víctimas todavía estaba por debajo del centenar, y luego ayudó a exportar pruebas y suministros médicos al extranjero en los críticos primeros días de la pandemia mundial. Su continua vigilancia, sus extensas pruebas y el rastreo de contactos, el aislamiento y el tratamiento de los casos confirmados, siguen siendo un modelo al que la mayoría de los demás países sólo pueden aspirar... sobre todo porque logró hacerlo sin que su economía se detuviera”.

 

Nueva Zelanda

Es uno de los pocos países que logró erradicar el virus por completo, algo que resulta inimaginable en la mayor parte del mundo. Bajo el liderazgo firme y cálido al mismo tiempo de la primera ministra Jacinda Ardern, consiguió esta semana que no quedaran casos activos de COVID-19 en todo su territorio. Terminó así esta etapa de la pandemia con 1.504 personas infectadas y 22 muertes.

“Cuando se trata de una pandemia global, ayuda el hecho de ser una nación insular escondida en un rincón lejano del planeta. Pero el ascenso de Nueva Zelanda en la clasificación es mucho más que buena suerte geográfica. El primer caso de Nueva Zelanda fue detectado el 28 de febrero, y en relación con otros Gobiernos, se movió rápidamente para cerrar el país —menos de tres semanas después—. Una semana más tarde no sólo había cerrado los negocios no esenciales, sino que fue aún más lejos, instituyendo un ‘cierre de nivel 4’, que significaba que las personas solo podían interactuar con otros dentro de su casa, en un intento de ‘eliminar’ el virus en su totalidad (acompañado de mensajes de texto de emergencia que explicaban claramente lo que se esperaba de los individuos). Hay que estar en una posición afortunada para poder intentarlo, pero la forma ordenada en que Nueva Zelanda lo hizo fue admirable, acompañada de videos en vivo en Facebook por la primera ministra Jacinda Adern. Ahora el país está libre de COVID-19”.

 

Australia

Su caso no tuvo tanta difusión como el de su pequeño vecino del Pacífico, en gran medida porque el primer ministro Scott Morrison no tiene el carisma de Adern. Pero sus resultados fueron igualmente buenos. Con una población de 25 millones de habitantes —cinco veces más que Nueva Zelanda—, acumula 7.276 infectados y 102 muertos.

Morrison ha sido uno de los líderes mundiales más amigables con Trump hasta ahora, pero la respuesta entre los dos líderes no podría ser más diferente. La respuesta coordinada de los funcionarios del Gobierno australiano en todo el espectro político, y sobre todo su deferencia a los científicos, ha dado como resultado algunas de las mejores cifras del mundo. El estímulo económico de más del 10% del PIB, destinado a subsidios salariales, la duplicación de las prestaciones de desempleo y el cuidado gratuito de los niños para todos también ha contribuido de forma espectacular".

 

Canadá

Es el otro país del continente americano elegido por TimeA diferencia de todos los demás, tuvo altas tasas de contagio y de mortalidad: registra 98.645 casos positivos y 8.035 muertes para una población de 37 millones. Pero la publicación estadounidense destaca especialmente el alcance de su sistema de salud universal, en contraposición con el de su vecino del sur.

“Incluso en cosas que son potencialmente comparables entre los Estados Unidos y el Canadá —digamos, la coordinación de los mensajes públicos en torno al virus entre los organismos de salud y los Gobiernos nacionales y locales, o el apoyo monetario a los esfuerzos internacionales para cooperar en las respuestas a la pandemia— a Canadá le va mucho mejor. Y un componente crítico de esto tiene que ver con no dejar que la respuesta a la pandemia sea aprovechada por la política partidista, confiando en la ciencia para guiar las respuestas de la atención médica (queda por ver si lo mismo se aplica a las medidas de estímulo económico subsiguientes)”.

 

Alemania

La gran potencia económica europea es uno de los tres países del continente que ingresaron en la lista de destacados. Si bien tuvo muchos contagios (186.522), es el que obtuvo mejores resultados entre los grandes países europeos, sobre todo en términos de mortalidad: 8.752 para una nación de 83 millones de habitantes.

La respuesta de Alemania al virus se mantiene como un modelo dentro de Europa, reflejando una medida de buena suerte así como su fuerte posición de partida. El país se salvó de la primera oleada de casos que vieron sus vecinos Italia y España, y sus rápidos esfuerzos de contención (incluyendo pruebas generalizadas, amplia comunicación pública y transparencia) recibieron un amplio apoyo público. Con muchos hospitales y camas de cuidados intensivos, fue capaz de doblar la curva. Y también ha ayudado el hecho de que, en su mayor parte, las pautas de distanciamiento social parecen haberse respetado”.

 

Islandia

Es un país modelo en el mundo por sus elevados estándares de vida y sus altos niveles de igualdad social. Así que no sorprende que se haya convertido en un ejemplo a seguir para lidiar con el coronavirus. Acumula 1.807 personas infectadas, de las cuales murieron diez, y el brote está contenido desde hace más de un mes.

“Cuando la gente habla de la importancia crítica de los testeos, Islandia es el ejemplo más claro. Tras los primeros casos detectados a principios de marzo, Islandia instituyó rápidamente un amplio (y gratuito) régimen de pruebas y localización de contactos para identificar y aislar a los pacientes con COVID-19, con tan buenos resultados que pudo evitar un cierre total y logró que las escuelas, los museos y algunas empresas comenzaran a reabrir a mediados de abril, una vez que el número de casos disminuyó firmemente. Ayuda ser un país de solo 364.000 habitantes, pero Islandia superó su propio peso, con la tasa de testeos per cápita más alta del mundo”.

 

Emiratos Árabes Unidos

Es el único país de Medio Oriente que entró a la lista de los más destacados. A pesar de que la crisis sanitaria se combinó con los dramáticos efectos de la guerra por el precio del petróleo protagonizada por Arabia Saudita y Rusia, los Emiratos Árabes tuvieron bastante éxito para contener el brote, con un total de 40.507 casos y 284 muertes.

“Adoptaron estrictas medidas de distanciamiento social (cierres y toques de queda, incluso prohibiendo las oraciones y celebraciones públicas de Eid al-Fitr) y agresivas campañas de limpieza y desinfección, ayudando a limitar el total de muertes por coronavirus a menos de 300, a pesar de tener su primer caso confirmado el 29 de enero. Es útil que todos los costos de la COVID sean cubiertos por el Gobierno, independientemente de la situación del seguro (médico); más cuestionable es su decisión de imponer multas de 5.500 dólares a cualquiera que comparta cualquier información médica en redes sociales que no se adhiera a la narrativa del Gobierno, una herramienta útil para limitar tanto las teorías conspirativas... junto con otros tipos de discurso”.

 

Grecia

Es el tercer país europeo de la lista. Tiene el mérito de haber conseguido excelentes resultados sanitarios a pesar de su compleja situación política y económica, tras años de una crisis de la que nunca termina de salir. Acumula un total de 3.068 casos confirmados y 183 decesos.

“Para un país que finalmente estaba mostrando signos de recuperación económica de su crisis financiera de una década, la pandemia no podía haber golpeado en peor momento. Pero hay un aspecto positivo: diez años de recortes dejaron a Grecia con una infraestructura sanitaria incapaz de soportar el peso de cualquier brote importante de coronavirus. El primer ministro Kyriakos Mitsotakis vio lo que estaba escrito en la pared y no dudó: tres semanas después de que Grecia registrara su primer caso de coronavirus a finales de febrero, el país entero estaba en un estricto bloqueo. Los pocos recursos que tenía el Estado griego se destinaron a conseguir más camas de cuidados intensivos y trabajadores sanitarios. ¿El resultado? Menos de 200 muertes relacionadas con COVID-19. Recientes encuestas muestran que la Nueva Democracia de Mitsotakis tiene 20 puntos de ventaja sobre su rival político más cercano, un resultado impresionante (...) El país ha comenzado a levantar el bloqueo, permitiendo a los griegos (en su mayoría) reanudar la vida cotidiana”.

Fuente:www.infobae.com



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