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EL TIEMPO EN LA CRUZ

16 de mayo de 2017

Santo Tomé y el caso del doble homicida que corrió hasta Brasil

Fue Ramón Alberto Muñoz, quien en marzo de 2008 asesinó a puñaladas a su concubina, María Isabel Ferreyra y a su nietito, de apenas siete meses. El criminal intentó suicidarse, pero se arrepintió y cruzó corriendo el puente internacional. Los policías brasileños lo entregaron.

La mañana del 4 de marzo del 2008, el descubrimiento del salvaje asesinato de una mujer y un bebé, de apenas siete meses, sacudió a la ciudad de Santo Tomé. Las víctimas fueron María Isabel Ferreyra, de 36 años, y su nietito, Luis Gabriel. El asesino fue Ramón Alberto Muñoz, concubino de la mujer, quien los atacó con absoluta violenta y los mató de varias puñaladas, porque según se divulgó después, estaba celoso y temía que ella lo dejara. 

La noticia del crimen causó estupor, por el salvajismo con que actuó el homicida, que no perdonó siquiera al pequeño niño que estaba al cuidado de su pareja. Y tal cual los trascendidos, el ataque se habría producido tras una fuerte discusión en la planta alta de la vivienda que alquilaban, sobre la calle Juan Savall, entre Uruguay e Independencia de esa ciudad. El escenario fue una habitación en la que dormían Ferreira y el pequeño, que esa noche quedó a su cargo, por pedido de la hija de la mujer. Y según publicaron los medios locales al día siguiente, se presume que Muñoz y Ferreyra comenzaron a discutir por la decisión de la mujer de separarse y el consiguiente pedido de que abandonara el lugar.  Fueron los vecinos del lugar, y la gente que habitaba en la planta baja, los que llamaron a la Policía y pidieron ayuda. Pasadas las 2.50 de esa madrugada, los oficiales de la Comisaría 2ª recibieron el pedido de ayuda por una "aparente pelea de pareja que se habría tornado violenta", según indicaron los colegas del diario misionero, El Territorio. Los policías no tardaron más de unos minutos y llegaron al lugar, pero cuando ingresaron al dormitorio, el escenario que encontraron fue dantesco. María Isabel y el bebé estaban muertos, acostados en la cama y cubiertos de sangre que manaba todavía de las profundas heridas que tenían en el torso y la cabeza. Muñoz había escapado por una ventana, y fueron los mismos vecinos quienes lo acusaron. La búsqueda del doble homicida se inició de inmediato, pero recién un día después tuvieron novedades.   SUICIDA  ARREPENTIDO   "Las pesquisas determinaron que Muñoz, luego de cometer el delito, se dio a la fuga en una bicicleta hacia la costa del río Uruguay, donde la policía halló sangre, lo que indicaría que el sujeto intentó suicidarse", completaron los colegas misioneros.  Lo que se supo después es que lejos de arrepentirse el criminal no se animó a completar el suicidio, y pese a haberse infringido un profundo corte con el mismo cuchillo con el que mató a la mujer y el pequeñito, siguió su caminata por la costa.  "Llegó hasta el puente internacional y cruzó corriendo los 1.400 metros que separan la costa argentina de la brasileña", indicaron las fuentes policiales. Después, se conocieron detalles tales como el hecho de que al encontrase sangrando, producto de la herida que él mismo se provocó, Muñoz se presentó en un hospital del vecino país. Sin embargo, los oficiales de la Policía Civil brasileña fueron notificados del ingreso de un desconocido herido al centro de salud, y decidieron investigar los pormenores del hecho en que terminó lesionado.  Luego de indagarlo, supieron que no era brasileño. Lo detuvieron y fue entregado a la Policía Federal de Brasil, desde donde constataron que el individuo no había realizado el trámite de migraciones como corresponde. Siguiendo el protocolo, se informó a la Policía Argentina y las autoridades brasileñas lo expulsaron por el mismo puente Santo Tomé-San Borja, por el que había ingresado. De este lado, una comitiva de oficiales lo capturó y lo llevó detenido hasta la Comisaría 2ª, donde continuó detenido varios años. Hoy, a nueve años del doble homicidio, no hubo más novedades sobre la causa.
Una más para la larga lista Durante los primeros días de enero del 2009, la asociación civil La casa del encuentro publicó un informe con cifras alarmante de mujeres muertas en el país, durante todo el año anterior. Los números y los casos fueron detallados en forma precisa y concreta y sorprendía a las autoridades por el elevado índice y la distribución geográfica de los hechos.  En esa denominada lista negra, figuraban precisamente, los nombres de María Isabel Ferreyra y su pequeño nietito, asesinados nueve meses antes de la publicación. "María Isabel Ferreyra, 36 años, Santo Tomé, Corrientes. La asesinaron apuñalándola junto a su nieto Luis Gabriel Ferreyra Escobar, de siete meses. El culpable habría sido su concubino Ramón Alberto Muñoz, de 33 años. Está detenido", publicaron. El caso de María ocupaba el puesto 58, de una lista de 207 hechos ocurridos en casi todas las provincias del país. Ella fue una de las siete correntinas asesinadas solamente durante el 2008. Lamentablemente, al igual que como ocurrió tras la noticia de este y todos los demás casos de femicidio que tomaron repercusión pública, el impacto en las autoridades duró poco. Hasta hoy, el protocolo de actuación para casos de violencia de género, continúa siendo una deuda pendiente.  
Final abrupto para una relación tormentosa El caso fue investigado por los oficiales de la Comisaría 2ª de Santo Tomé, y la causa quedó en manos del juez de Instrucción y Correccional de Primera instancia, Rodrigo López Lecube. Todos los peritajes apuntaron a que las causas del sanguinario crimen fue la presunta decisión de la mujer en terminar la relación con el homicida.  "No se descarta que el hecho haya tenido ribetes de índole pasional, porque según los datos obtenidos, la Policía secuestró cartas manuscritas varias, donde la víctima le recriminaba a Muñoz la existencia de otra mujer y que ella, que aparentemente conocía a la tercera persona en discordia, iba y le dejaba esas cartas por debajo de la puerta. Enterado el homicida, fue enojado a recriminarle a su pareja en la casa, pero todo terminó en tragedia", describieron en el misionero, El Territorio. Lo cierto es que más allá de las posibles aproximaciones al por qué de la tragedia, el único responsable hasta el día de hoy, es Muñoz, quien desde un primer momento se encontró incomunicado en la sede policial en la que permaneció por varios años.  Y mientras este hombre continuaba detenido, la causa que tanta conmoción había causado en la comunidad correntina, quedó prácticamente esclarecida y fue pasando paulatinamente al olvido.   Fuente:www.diarioellibertador.com.ar


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