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EL TIEMPO EN LA CRUZ

9 de mayo de 2017

Doble crimen en Saladas: mató a su novia y al bebé en su vientre

La víctima fue una adolescente, de 16 años, y el femicida, su pareja y padre del niño del que estaba embarazada. Encontraron su cuerpo quemado y envuelto en una toalla en el patio de la casa del acusado. Estiman que la habría sometido a una golpiza antes de apuñalarla.

Durante la madrugada del viernes 21 de noviembre de 2008, un joven llegó hasta la Comisaría de Saladas y alertó a todos los oficiales sobre lo que luego sería uno de los crímenes más aberrantes de esa localidad. El sujeto dijo que su primo, de entonces 19 años, le había confesado con lujo de detalles cómo había asesinado a su novia, de 16, para luego enterrarla en el patio de su casa. La víctima era Julia Soledad Rivero, una entrerriana madre de un bebé de cinco meses y embarazada de otro de dos. El femicida, Juan Ramón Meza está detenido desde entonces en la Capital.

Esa mañana, los policías saladeños escucharon con atención el estremecedor relato del hombre que se presentó para denunciar a Meza. Atendieron todos los detalles del sangriento hecho que había tenido lugar la noche anterior en el domicilio del responsable, ubicado en la esquina de las calles San Martín y Juan Esteban Martínez, detrás del hospital local. Sin perder el tiempo, los oficiales fueron hasta el lugar, donde encontraron a Meza, quien no opuso resistencia ante la orden de demora. Inmediatamente comenzaron a registrar el lugar, y siguiendo las declaraciones del primo del acusado, fueron hasta el patio de la casa, observaron que un tramo del terreno, tenía la tierra removida hacía poco tiempo. Luego comenzaron a cavar y no tardaron mucho tiempo en dar con lo que buscaban. A casi metro y medio de profundidad, estaba el cuerpo de la adolescente. El estado era irreconocible, según se supo después, aunque la muerte parecía ser reciente. Estaba envuelta en una toalla, tenía ataduras en los pies y las manos, con partes que tenían claros signos de quemaduras y varios cortes realizados con un arma blanca. Los hechos correspondían con el relato que horas antes escucharon en la Comisaría.    RELACIÓN ENFERMIZA   La repercusión fue inmediata y llegó hasta la localidad entrerriana de Concordia, donde la víctima tenía a su familia. La reacción de sus allegados fue inmediata. Culparon directamente a Meza por el crimen y contaron detalles de la relación enfermiza que tenían y que llevaron a la joven a dejar a sus padres y hermanos, para mudarse a Corrientes a la casa de quien finalmente, le quitó la vida. Con el correr de las horas y el avance de la investigación, se determinó que entre los dos jóvenes se habría producido una fuerte discusión.  "Según la primera reconstrucción del caso, el asesino la ató de pies y manos, la golpeó y le aplicó un par de puntazos en la zona de la yugular. Luego la envolvió con una toalla y algunas prendas de vestir e intentó prenderle fuego. Finalmente decidió deshacerse del cadáver enterrándolo en el fondo de la vivienda", publicó entonces, un medio de esa ciudad ubicada a 100 kilómetros de la Capital provincial.  Meza quedó detenido desde ese momento. No se resistió según la versión de fuentes periodísticas, pero tampoco habría admitido ser el autor del crimen. Aunque, como no había otra persona sospechosa, pasó a ser el único imputado en la causa. Todavía es un misterio el que envuelve a lo que fueron los últimos momentos de vida de la adolescente. Sus familiares pidieron pena máxima en reiteradas oportunidades después del hecho. Pero con el paso de los años, el caso fue quedando en los archivos de la historia judicial de la Provincia. Esa vez, tras el hallazgo, el cuerpo había sido llevado a la morgue judicial de Corrientes, donde constataron el embarazo de la víctima. Después, lo devolvieron a sus familiares en la Concordia, para que dieran cristiana sepultura. Tuvieron que velarlo a cajón cerrado por el estado en que se encontraba y a pesar del dolor de sus padres.
El testigo clave del femicidio De este caso, hubiera sido otra la historia, sin la figura principal de la única persona que se acercó y denunció al presunto femicida. Incluso para los investigadores fue un misterio entender por qué Meza decidió desahogarse con su primo, horas después de haber asesinado a Julia, intentado quemar el cuerpo y enterrarlo en su patio.  Lo cierto es que el joven no dudó, en ir hasta la seccional y pedir hablar con quien estaba a cargo esa madrugada para contarle lo que le había dicho su familiar. Uno de los oficiales a cargo de la investigación, contó después a los medios locales, que sin el aporte de este joven, cuya identidad no trascendió por cuestiones legales, hubiera pasado mucho tiempo sin que se tuvieran novedades del paradero de la víctima. "Por remordimiento o por algo que pudo ver un pariente de Meza, este habría terminado por confesarle en la noche del jueves que mató a Julia. Horas después el caso fue informado a la Policía y a partir de allí salió a la luz conmocionando la localidad y con trascendencia provincial", relató luego el comisario Carlos Víctor Isnardo, a cargo de la seccional policial de esa localidad.  Él mismo mencionó que el acusado no habría esperado la reacción de su primo después de escuchar su confesión.   Fuente:www.diarioellibertador.com.ar


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