Por Luciano Bugner
@lucianobugner

Él extrajo un arma y disparó tres veces. Ella lloraba sin saber lo que estaba pasando. "No era un hombre violento pero lo quiero ver preso", le dijo a Crónica la víctima, quien sabe que vive de milagro.

Todo empieza por treinta pesos. Luren, nacida hace 21 años en Lima, Perú, trabaja cosiendo remeras. Uno de esos trabajos fue para Alan Bonini, con quien tuvo una relación de un año y medio. "Para ese entonces ya estábamos distanciados", dice.

Es que el miércoles de la semana pasada ella lo llamó para decirle que le debía ese monto. Era de noche, hora de la cena. El joven (25 años) se dirigió hacia la casa de Zacarías con su auto. "Me dijo que me suba. Íbamos a comprar cigarrillos, pero desvió el recorrido y me llevó a la plaza de San Martín. Yo le pedí que vuelva porque me estaban esperando con la comida", contó la joven.

Desesperación

De urgencia, la familia llevó a la víctima al hospital Eva Perón (ex Castex). Era de madrugada. La falta de médicos hizo que se demore su atención, aunque todo salió de la mejor manera. "No puedo creer que estoy con vida. Tengo un tiro en la cabeza", reitera. Si bien "físicamente estoy bien, el mayor problema que tengo es psicológico. Me agarran pesadillas y algunos dolores".

Es por eso que "no lo quiero ni ver. Tiene que pagar por lo que hizo. Como ahora, que está preso". En cuanto a las curaciones, Luren Zacarías deberá esperar al menos dos semanas para ser intervenida quirúrgicamente ya que los especialistas aguardan que la zona desinflame. "Para fortuna la bala no afecta ningún nervio", añadió. La denuncia, radicada en la Comisaría de la Mujer de San Martín, está caratulada como "Intento de homicidio agravado".